Junto al valle del Oza está el valle del Silencio. Por allí serpentea callado el arroyo Silencio. Quizá los cartujos podrían acercarse hasta aquí para continuar con su voto. Pero no, aquí no rige tan gran silencio. San Genadio tiene su cueva, pegada al fondo del valle. Cuenta la leyenda que el murmullo de las aguas del arroyo le molestaba en sus oraciones. Así que le ordenó callarse y el arroyo no tuvo más salida que hundirse bajo tierra y aflorar unas leguas más abajo. Hay que ver qué cosas conseguían los santos.
Peñalba de Santiago, con su iglesia mozárabe, está al final del valle del Silencio . Pero más sobrecogen las ruinas del monasterio de Montes de Valdueza. Quizá porque allí suben menos turistas.
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1 comentario
Así me gusta, que te me aficiones a la hagiografía. Un besito.