Hacerse a un lado. Me viene a la cabeza el GIF de Hommer Simpson desapareciendo dentro del seto. Él recula y sale de la escena. Solo queda el seto. Conste que no vemos más allá. Solo sabemos que él desaparece. Sin exagerar, pero sé que estoy en ese momento. Tengo que gestionar la desconexión. Será progresiva, por supuesto. Pero no hay vuelta atrás. Es ley de vida. Es la responsabilidad de facilitar que otras personas asuman protagonismo. Para eso, por supuesto, hay que desaparecer de determinadas escenas.
¿Cómo gestiona un supuesto «consultor artesano» la desconexión? Como un paso más. Como algo natural. Las dosis se redistribuyen de manera diferente. La actividad profesional continúa. No podemos dejar de ser lo que hemos sido durante tanto tiempo. Pero pierde peso frente a otros aspectos mucho más vinculados a los cuidados. Los propios y los de la gente que me importa. ¿Quizá deberíamos haberlo hecho antes? De lo productivo a lo reproductivo. Pero, claro, exige una gestión inteligente. Espero tener las luces suficientes. Me parece un buen reto.
La fiesta va por barrios. Hay trabajos y trabajos. Hay conexiones emocionales. También algún que otro disgusto. Intento sobrellevarlo de la mejor manera posible. Comienza una gestión intensiva para ir a menos. Pura contradicción. Me autoengaño lo suficiente: menos es más. No es tanto cantidad sino calidad. Es el momento y ha llegado. ¿Cuánto voy a tardar? Hommer lo hace en segundos. Yo necesitaré algún que otro año. Pero ahí estamos, haciéndonos a un lado.
Imagen de Arek Socha en Pixabay.
14 comentarios
Otro punto a favor del trabajo artesano: que se puede ir diluyendo en el tiempo. En el trabajo “industrializado”, muchas veces no hay más opción que la desaparición radical. Espero que seas capaz de regular bien los tiempos de dilución… y que ésta sea mayor en las manos que en la mirada…
A ver, a ver, aquí ando, de momento, con hojas de cálculo de ingresos y gastos. Ya ves que empiezo por lo más banal jejeje.
Nos vemos en la nada, Julen, yo también voy para allá 😉
A ver qué hay en ese sitio…
Así es, Mr., pero menudo reto. Las inercias son brutales. Yo todavía no me veo ahí. Creo que es un desafío de autoconocimiento. Además, «hacerse a un lado» es liberar un espacio pero, también, ocupar otro. Si ese otro sitio al que emigras está bien elegido (sin autoengañarse), todo se hace más fácil, pienso yo.
Lo bueno, Amalio, es que «siento» que el espacio por ocupar es de lo más apetecible y que trae muchas gratificaciones… que nada tienen que ver con las que han venido desde el lado laboral.
Tú lo dices: hay trabajos y trabajos. Yo di el paso en diciembre del año pasado. Me costó poco porque sentía que mi ciclo laboral / profesional había terminado. Lo que viene después hay que organizarlo. Estoy seguro de que sabrás gestionarlo. Además, poderlo hacer poco a poco es una ventaja. Ánimo, que hay vida más allá del trabajo
Me llevas ventaja, Iñaki 😉
Es el comienzo de un nuevo ciclo Julen. Como siempre seguiremos tu desconexión y aprendermos de ella .
Pues sí, pasamos página. Hay muchas vacas por ahí con las que conversar. Tú ya me entiendes
Vaya, parece que nuestros tiempos también van a coincidir en este proceso de dilución
Ley de vida. Eso sí, yo al menos estoy buscando la forma en que hacerlo de forma progresiva. A ver cómo sale… Cuídate mucho en este nuevo viaje jeje
Leo «los cuidados propios y los de la gente que me importa» y me viene a la cabeza lo que yo he hecho: centrarme en el cuidado «de los que importan» y luego en el mío propio… reduciendo al mínimo mi vida profesional, con lo que eso implica. Pero puedo afirmar que ¡NO me arrepiento! Ahora que me he vuelta a recorrer mi última etapa profesional, lo hago muy orgulloso del parón que hice.
Te animo a que te preocupes de los cuidados de la gente que importa y de los tuyos. Mucha suerte Julen en la nueva etapa.
Sí, hay prioridades que no debemos confundir. Espero «ganar» esta batalla 😉