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Teletrabajo, fuego mediático y el buen vivir – Consultoría artesana en red

Teletrabajo, fuego mediático y el buen vivir

by Julen

Tras 12 días en la isla de El Hierro, de nuevo estoy en uno de mis lugares habituales de trabajo. Aquí, en AS Fabrik, sentado delante de la pantalla habitual. Luego, a las 9:45 tengo que dar clase de ética a las chicas y chicos de primero del grado de Business Data Analytics. Ya tengo preparada la dinámica desde hace unos días, aunque, como siempre, la he estado retocando esta misma mañana. Sí, continúo con la costumbre de levantarme pronto, muy pronto. No me cuesta y es un hábito con el que me llevo bien. Tras la clase, tengo un par de reuniones. Luego la tarde queda libre. Es viernes, 17 de marzo de 2023.

Nuestra costumbre de ir a la isla del meridiano comenzó en 1995. Mucho tiempo, ¿verdad? Desde entonces no han sido todos los años, pero casi casi. Conocimos una isla sin el túnel de Los Roquillos y con unas infraestructuras mínimas. Estábamos allí cuando ocurrió la erupción submarina. Y, eso sí, esta ha sido la primera vez que nuestra estancia pasaba de los diez días. Una tontería quizá. O no. Ha sido la primera vez que nos hemos alojado en Tigaday, en la mismísima Avenida Ignacio Padrón. Vamos, en la Quinta Avenida del pueblo de Frontera, para que os entendáis.

Tras unas pesquisas iniciales un tanto desconcertantes, nuestro apartamento dispuso de una estupenda conexión Wifi. La mesa de la cocina servía de oficina. Las vistas permitían descubrir los Roques del Salmor e incluso, si el día estaba despejado, se recortaba en el horizonte la silueta de la isla de La Palma.

En los doce días sabía que mi agenda incluía cuatro reuniones online a cuenta de un proyecto de reflexión estratégica en el que estoy trabajando. ¿Hubiera preferido que no estuvieran ahí? Bueno, llego hasta donde llego a la hora de distribuir compromisos en la agenda. No es fácil hacer un Guadiana de doce días. Al menos en mi caso. No se trata de la desconexión total, pero sí de ir experimentando otra forma de encarar las obligaciones laborales. El objetivo para el año que viene será ir para allá algo más de un mes. Claro que hay que organizarse. ¿En el trabajo? Sí, también, pero, sobre todo, hay que organizarse en casa. Mi madre es una pieza importante, por supuesto, y a sus 86 años, hay que organizar la forma en que la cuidamos.

En estos doce días no he escrito ningún post, apenas he twitteado o subido un par de fotos a Instagram. Ha habido quien me ha enviado un correo electrónico para preguntarme si había algún problema en la suscripción. Mi actividad en redes sociales se ha centrado en subir a Strava las rutas que he hecho en bici. He podido pedalear once días seguidos. No está mal. El buen tiempo ha acompañado. Y como era la primera segunda vez que nos alojábamos en esta parte de la isla he podido ciclar por lugares a los que les tenía ganas. He bajado hasta el Monumento al Meridiano Cero y el Faro de Orchilla, me he acercado al mirador de Bascos y al Sabinar o he subido en dos ocasiones hasta la Llanía desde Frontera por la carretera de la cumbre para volver luego por Lomo Negro, una pasando por la Hoya del Morcillo y la otra por un tramo del Camino de la Virgen y por Binto.

Sí, creo que puedo decir que he teletrabajado desde El Hierro. A lo mejor es simplemente que ahora tomo más conciencia de que, depende de los trabajos en curso, puedo hacerlo con más naturalidad. Pero más allá de teletrabajar, mis pensamientos se han ido para otro lado: dejar de lado el fuego mediático de twittear o de postear aquí en este blog y también pensar, de verdad, qué significa el buen vivir. O sea, el Sumak kawsay. A ver, que estamos en Europa (vale, en cuanto geografía política) y que las cosas tienen su límite, por supuesto. Pero estos doce días allí te sumergen, no hay duda, en qué quieres hacer con tu vida, la única que tienes.

Muchas veces mi pareja y yo pensamos en la isla de El Hierro y lo que supone nacer y vivir allí. Recuerdo una vez paseando por el cementerio de El Pinar: estaba enterrada gente que vivía muchos años. ¿Vivían bien? Seguro que la historia habla de penurias, de emigración a Venezuela, de escasez de agua, de recursos muy limitados. Nosotros venimos con todos los lujos del siglo XXI. Alquilamos un apartamento, un coche y una bici. Vamos a comer a los sitios que nos gustan. Trabajo… lo justo y necesario.

Entiendo que debería decir que soy un privilegiado, que vengo como godo a El Hierro. En la isla, en estas épocas tontas, no hay más que alemanes y algunos franceses. Vas al mercadillo y allí están los alemanes vendiendo su pan, sus hortalizas o sus cerámicas. Allí están con su oferta de alquiler de bicis. Nosotros mostramos un perfil mucho más bajo. Nos sentimos a gusto en la isla. Supongo que como ellos, que decidieron arraigar aquí.

En fin, estoy ahora en la universidad. Tengo que dar clase. En formato presencial. No puedo hacerlo desde El Hierro.

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8 comentarios

Jorge 17/03/2023 - 12:04

Qué bueno que lo hayas pasado bien Julen. Saludos cordiales desde el otro lado del gran charco

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Julen 18/03/2023 - 04:42

Gracias, Jorge. A ver cuándo es el día que puedo pedalear por Santiago del Estero 🙂

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Amalio Rey 17/03/2023 - 18:46

Yo tbn empecé a extrañarme contigo porque te veía demasiado silencioso, hasta la llamada equivocada del otro día. Veo que vives bien. Así se hace!

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Julen 18/03/2023 - 04:43

Ya te digo: andamos de transición, Amalio. Resituándonos en este mundo 🙂

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Iván 20/03/2023 - 03:28

A disfrutar de los caminos y etapas de la vida. Rodando Suave Suave 🙂 Abrazo, Julen.

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Julen 20/03/2023 - 08:07

Hacemos lo que podemos 😉

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La importancia del (aparente) conocimiento inútil – Consultoría artesana en red 20/03/2023 - 05:08

[…] me acerca a lo que soy. Como persona, como profesional. No es tanto que sea lo que leo, pero estoy en un momento vital en el que tengo que dejarme llevar por tantas y tantas inutilidades que me […]

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Juanjo Brizuela 22/03/2023 - 11:52

Demos importancia a la palabra VIVIR, que se nos olvida en ocasiones

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