Algunos datos:
- 196 personas ejecutadas en 2022 (el 12 de marzo hubo una ejecución colectiva de 81 personas)
- 500 latigazos para Mohamed al-Bokari y 10 meses de prisión por no ser heterosexual
- puesto 127 (de 142) en el índice de igualdad de género
- 233.000 personas muertas en la guerra de Yemen
- 34 años de cárcel para Salma al-Shebab, una mujer que defendió los derechos de la mujer
Tenemos lo que tenemos y supongo que nos lo hemos debido ganar a pulso. Si alguien quiere pensar que el fútbol de élite es ejemplo de algo sano y un buen referente para este (supuesto) primer mundo, perfecto. Eso sí, que se expliquen respecto a lo que sucede con Arabia Saudita a partir de los datos anteriores. Lo mismo nos dicen que para gustos, los colores. El sentimiento, algo que tradicionalmente, se ha asociado a los equipos deportivos, en la medida en que representa a un determinado lugar, ha caído por el desagüe del negocio. El fútbol de élite es puro mercadeo. Es capitalismo emocional. Es bazofia.
Ciudadanos futbolistas tan ejemplares como Ronaldo o Benzema lo tienen claro: se van a Arabia Saudita por sus valores. Nada, no pasa nada. Pero antes fue Pep Guardiola, un visionario cuando allá por 2003 pasó por Qatar. Luego lo fue Xavi Hernández, con una trayectoria más extensa en el fútbol de esa monarquía absoluta que ha sido gobernada por la familia Al Thani desde mediados del siglo XIX. Tonterías de un tiquismiquis como yo, que no sabe apreciar que el fútbol de élite es solo espectáculo y negocio.
Creo que a día de hoy es imposible hablar de valores y fútbol de élite. Es humo. Es un autoengaño. Los grandes clubes se disfrazan de ethicswashing porque para eso tienen la pasta. Nos cuentan cómo trabajan con los niños. Perdón, ahora incluyen ya a niñas y niños en su radar, con la consiguiente equiparación de sueldos en sus equipos femeninos y masculinos. Ja. ¿No deberíamos explicar a toda esa chavalería con una camiseta de, por ejemplo, Cristiano Ronaldo, lo que implica subirse al carro de países en los que los derechos humanos son pisoteados a diario?
¿Que Benzema se va a Arabia Saudita o Messi a Miami? Hagan juego, señoras y señores, hagan juego. La banca siempre gana. Es cuestión de dinero, en cantidades sonrojantes. Es cuestión de vehículos de alta gama, de jets privados. Todo disfrazado de filantrocapitalismo con ayudas a no sé cuántos clubs del tercer, cuarto o quinto mundo. Todo con la cosmética adecuada: ¿impacto en ODS? Tiempo al tiempo, que esta gente será la que nos salvará el planeta. Porque, claro, el marketing a veces exige un guion que ni te cuento.
Y me paro porque esto no hay por dónde cogerlo. Porque los medios de comunicación desempeñan a la perfección su rol subordinado al negocio. Para encontrar un mínimo discurso crítico hay que escarbar hasta profundidades descomunales. Vender periódicos Conseguir visitas exige un guion de retroalimentación continua. ¿La noticia? Eso no existe: ahora son «contenidos» que pueden (o no) generar retorno económico. Es la misma pauta. No hay que darle muchas vueltas.
Pues eso, valores y fútbol de élite. ¡Oxímoron de manual!
Imagen de CoxinhaFotos en Pixabay.