Taladrina: paradoja para el futuro

by Julen

Labe GaraiaSuelo poner de ejemplo a Orbea. Hace casi 15 años atrás visité su planta industrial en Mallabia. Olía a taladrina. Al comienzo de su proceso productivo, en la zona de los cuadros de las bicis, el olor era el normal, el que tenía que ser. Corte de tubo y soldadura. Así que la consecuencia era evidente: estabas en un taller, en una fábrica. Enfrente de ti todo un proceso productivo.

Cuando hace poco más de dos años entré de nuevo en la planta de Orbea ya no olía a taladrina. Aquella fábrica que yo conocí había evolucionado. Era, sobre todo, un negocio basado en la logística. Basado en una ingeniería capaz, con una gestión de compra de materiales supongo que muy potente, una visión internacional del negocio y una acertada segmentación del mercado. Ahí es nada. Eso sí, hay que seguir «fabricando» producto físicos de suficiente fiabilidad y hay que que distribuirlos llegando al mercado de la mejor manera posible.

Cuento lo anterior porque de vuelta al laboro, he recuperado una lectura pendiente: Defendamos nuestra industria. Es un pequeño artículo de Guillermo Dorronsoro donde comenzando por Gabriel Aresti acaba por compartir una conversación que mantuvo allá en Singapur. Y copio literalmente lo que le contaron a Guiller: «cuando decides dejar de hacer, y dedicarte solo a pensar cómo se hacen las cosas, pronto descubres que la mejor forma de pensar es haciendo y si olvidas cómo se hace, pronto olvidas cómo se piensa». Pensar y hacer. Hacer y pensar. Dos partes necesarias. Por si se nos había olvidado.

David y yo a menudo hablamos de si nos estamos alejando sin remedio de la empresa industrial «de toda la vida» teniendo en cuenta el tipo de proyectos que ponemos en marcha. La realidad es tozuda. Internet parecería haber volatilizado el ingente esfuerzo por diseñar y fabricar átomos en un mundo empeñado en ganar a base de bytes. Nicholas Negroponte lo profetizó en Un mundo digital en la década de los 90 del siglo pasado. Los átomos perdían terreno frente a los bytes, más rápidos, más ligeros, menos costosos.

Y ahora resulta que aquella carrera por abandonar los átomos, por centrarnos en «servicios de valor añadido», por el espeluznantemente inmenso mercado del alma, necesita una revisión. Guiller, claro, está condicionado porque tiene la ría de Bilbao ahí cerca. Las cartillas de Altos Hornos, la vía del tranvía y los astilleros forman parte de un pasado del que parece que hemos renegado. Aquel pasado dejó lindane, pero también espíritus contaminados. El futuro se escribiría con un conocimiento ingrávido para el que no harían falta puentes grúa. Levedad frente a industria pesada.

Por eso me ha encantado la reflexión de Guiller. No sé si en el taller artesano de Sennett buscan la misma esencia o incluso tratan de ir algo más atrás en el tiempo. Pero repensar el futuro en términos de «industria» plantea un reto vital. Porque será una nueva industria, que tenga en cuenta lo que aportan los bytes y cómo se complementan con el peso de los átomos. No será el Orbea de la taladrina, pero será una industria que necesitará bytes para construir su competitividad.

Echando una mirada atrás en este blog, encuentro, por cierto, líneas de pensamiento compartidas con Guiller. Solo que están escritas en 2006 y 2007. Tiempo ha pasado. Y parece que fue ayer:

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13 comentarios

Juanjo Brizuela 29/08/2011 - 11:47

Pedazo frase:

«cuando decides dejar de hacer, y dedicarte solo a pensar cómo se hacen las cosas, pronto descubres que la mejor forma de pensar es haciendo y si olvidas cómo se hace, pronto olvidas cómo se piensa”. Pensar y hacer. Hacer y pensar.»

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Julen 30/08/2011 - 07:57

Me dejas pensativo 😉

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guiller 29/08/2011 - 13:43

Muchas gracias joven,
El que se desprende de sus raíces corre el peligro de que se lo lleve el viento, pero como bien dices cada generación tiene el deber de aportar una nueva mirada, repensar las cosas, a ser posible para dejarlas mejor.
Y coincido mucho contigo en que tenemos que revisar muchas cosas, y el mercado del alma está en el primer lugar de la lista.
En los modelos de empresa abierta veo muchas soluciones, pero no es fácil juntar taladrina y empresa abierta, ni siquiera «servicios de valor añadido» y empresa abierta.
Mucho trabajo por delante, muchos viajes que compartir!

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Julen 30/08/2011 - 08:03

Desde luego que es complicado juntar taladrina y empresa abierta, pero a lo mejor es cuesti´n de no ir a modelos maximalistas en sus intenciones sino de buscar los resquicios a través de los cuales ir abriendo algo más las empresas. De hecho, es la táctica que estamos considerando a corto/medio plazo para las empresas que huelen (o han olido con intensidad) a taladrina 😉

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Amalio A. Rey 31/08/2011 - 10:51

Pues eso, la clave de la consultoría de transición es precisamente esta: «no ir a modelos maximalistas en sus intenciones» y «buscar resquicios para ir abriendo las empresas». Nosotros nos planteamos desde el Sur la misma táctica… 🙂

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Amalio A. Rey 29/08/2011 - 23:06

Julen, a mi vuelta de vacaciones me he encontrado este post tuyo, que me ha encantado. Las reflexiones de Dorronsoro, y ese peazo de frase que citas, se alinea perfectamente con una de mis grandes preocupaciones. Coincido en que hay que repensar y recuperar la industria. Esto me recuerda una réplica que hice hace tiempo a un artículo de Alfons Cornella que citaba a Prahalad, y que te pido permiso para enlazar aquí: http://www.amaliorey.com/wp-content/uploads/2008/07/2-deslocalizacion-e-innovacion.pdf
Soy de los que tienen claro que si perdemos la industria, vamos a estar muy jodidos. Tiempo al tiempo. Encima somos tan arrogantes que nos creemos que nos vamos a quedar con la bata blanca y el I+D, como si los asiáticos fueran tontos…
Gracias por el post 🙂

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Julen 30/08/2011 - 08:09

Complicado asunto el de «dónde» hacer/pensar. Pensar parece deslocalizado por naturaleza. Podemos pensar en cualquier lado. «Hacer», en cambio, está más atado a las necesidades físicas que conlleva. La lástima es que una carrera de ratas hacia los costes más baratos se acabe bajando por la cuesta de la desvergüenza y fabricando donde menos se pueda pagar a las personas.

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Juan Antonio 30/08/2011 - 11:36

Trabajo desde hace 6 años en RRHH dentro del sector internet pero he trabajado mas de 11 años en RRHH en sector del metal….. la taladrina tira mucho!!! Ir al taller hablar con la gente… es el ADN de los RRHH.
No perdamos nuestro tejido industrial o perderemos algo muy importante en este pais. Internet no lo es todo (aunque si muy importante hoy en día)
Gracias por tu reflexión!

Juan Antonio

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Julen 30/08/2011 - 21:13

Juan Antonio, ya también he pasado mis horas por esos talleres que huelen a taladrina, hablando con unos y otras. No hay que olvidar que forman parte de la realidad y que a veces con esto de Internet parece que se menospreciara su valor. Espero que sigamos considerando que son parte de nuestra esencia 😉

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Jaime 01/09/2011 - 14:50

Muy acertado Julen, me ha encantado la lectura de este post. Le veo mucha relación con lo que considero uno de los grandes problemas de nuestro tiempo: la pérdida de la percepción de «dimensión óptima». Igual que no es viable una hormiga de 4 m de largo, hay ciudades, fábricas, formas de habitar, producir y consumir que se me antojan dificilmente viables a largo plazo (tal vez me pasé de largo con lo de «largo»).
Un abrazo (hoy llueve como si anduvieras por aquí)

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J. G. del Sol 10/09/2011 - 08:16

Sin industria no hay estado del bienestar posible, porque todos esos inventos empresariales nuevos son demasiado «eficientes» como para generar empleos, y a la vez tan sumamente frágiles que no parecen poder mantener por décadas los pocos empleos creados. Ya para otro día me pongo a pensar en la forma del estado allá donde hemos deslocalizado nuestra industria 🙂

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Consultoría artesana en red » Henry Chesbrough y la trampa de la indiferenciación 02/11/2011 - 05:33

[…] no. Sé que me repito porque manejo parecidos argumentos a los que he empleado en posts anteriores: Taladrina, paradoja para el futuro y Reinventando la empresa industrial más allá de Internet. Aunque sé que no voy solo en la […]

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Cultura maker: ¿artesanos y/o fabricantes? | Consultoría artesana en red 24/03/2014 - 06:43

[…] es más que evidente. En este mismo blog hemos escrito en varias ocasiones sobre el asunto: Taladrina, paradoja para el futuro, Reivindicando la empresa industrial más allá de Internet o Cibercultura, demasiado lejos del […]

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