El fútbol del colegio: ¡Fuera! (III)

by Julen

Nuestro entrenador se empeñaba en que practicáramos el fuera de juego. No es que fuéramos un equipo excelso en lo táctico, pero de vez en cuando nos entreteníamos con aquellas tretas. Como yo jugaba de hombre libre en la defensa, mi misión era, entre otras cosas, «ordenar» aquellos movimientos. Siempre fui de los que hablaba mucho en el campo. ¡Fuera! Lo gritaba alto y claro, hasta donde podía, y casi siempre engañábamos al equipo contrario.

El segundo de los dos años que jugué lo hacía como capitán del equipo. Creo sinceramente que el entrenador se fiaba más de mi capacidad para tratar aquellos pequeños líos y no tanto de mis habilidades con el balón. No es que fuera de los malos, pero tampoco era el típico jugador que destacara del resto. Eso sí, cumplía mi papel. Daba órdenes y organizaba la defensa. Allí detrás el campo se veía fácil.

Mi compañero de fatigas para organizar el fuera de juego era nuestro portero, Fernando. Ya nos reíamos. Muchas veces la jugada suponía dejar con cara de tontos a los delanteros del equipo rival, que no entendían que a aquellas edades anduviéramos con semejantes tretas. ¡Fuera! No solo era el grito para salir corriendo hacia delante, sino para esbozar una sonrisa ganadora. Rarísima vez nos salía mal.

Si lo pienso ahora, desde la distancia de todo este montón de años, creo que era algo con lo que disfrutaba. Me parecía una cuestión de inteligencia. Provocar el fuera de juego del equipo contrario no era cuestión de saber jugar con el balón; era, por el contrario, saber jugar sin el balón. Quizá, al saberme con evidentes limitaciones técnicas, aquella jugada me hacia destacar. Porque allí mandaba yo.

Imagen destacada creada con IA de Bing.

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