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La radio – Consultoría artesana en red

La radio

by Julen

La radio siempre tuvo en casa una presencia destacada. Estaba en la cocina. Todavía recuerdo aquel primer aparato en tonos beige y marrón, con un indicador vertical que se desplazaba haciendo girar el mando y que, sin saber yo nunca muy bien por qué, cruzaba nombres de ciudades europeas. Luego llegaron modelos más modernos de la mano del progreso de la tecnología. Sin embargo, todos ocuparon su hueco en el mismo lugar: sobre la mesa de mármol de la cocina.

Me vienen al recuerdo dos momentos estelares. El primero tiene que ver con las tardes de los días de labor. Elena Francis formaba parte de ellas. Mi madre, aprovechando que mi padre solía trabajar a aquellas horas, no perdía ocasión. Y nosotros, que veníamos de la escuela, nos enfrentábamos a los deberes con aquella sintonía de fondo. El segundo recuerdo es de los domingos por la mañana. Allá aparecía el doctor Usparitza para ponernos al día de los sucedidos en la carretera. No sé muy bien qué programa era; lo que sí sé es que en mi casa su voz formaba parte de las mañanas de los domingos.

La televisión llegó mucho más tarde y perdió la batalla de la cocina. Porque la cocina era para la radio. No se podía comparar su relevancia. La radio era la norma; la televisión era la excepción.

Todavía hoy es el día en que mi madre vive pegada a la radio. Sigue funcionando la frase lapidaria: lo ha dicho la radio. Pues se acabó la discusión. ¿Quién lo ha dicho? La radio.

Una segunda forma en que la radio fue ganando espacio tuvo que ver con el transistor. Aquella reducción de tamaño hizo que la radio ampliara su influencia. Porque no era ya que pudiera viajar a otras habitaciones de la casa. De repente comenzó a formar parte incluso de los paseos. Los partidos de fútbol. Os suena, ¿verdad?

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4 comentarios

Jorge 05/03/2023 - 09:59

En no pocos países la radio sigue siendo el medio de mayor llegada, tanto en ámbitos urbanos como en rurales. El smartphone se usa muchísimo para escuchar emisiones radiales.
Por éstos rumbos es el medio favorito de la política para difundir sus cuentitos

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Ane 05/03/2023 - 11:10

Madre mía Julen ¡qué rebobine en un tris…! Yo también hice los deberes con la melodía de Elena Francis y sus consejos a sus «querida amiga». Y, también viví los sucesos de la carretera con el doctor Usparitza, a quien luego conocí personalmente por ser el aitite de un compañero de ikastola de mi hermano…Y, también me has traído a la mente el transistor de mi abuelo, colgado de su muñeca con aquella cinta negra. Nos acompañaba a todos los paseos, al parque, en los viajes en coche…Vivía pegado a su transistor…Un mundo en blanco y negro. Sencillo de interpretar desde aquella visión de niña que vivía admirada cómo aquellxs sabixs sentenciaban con contundencia sobre temas ‘escabrosos’, mientras mi ama planchaba sobre la mesa de la cocina y atendía las cazuelas de mil comidas a la vez a su espalda… Bonito recuerdo para la mañana de domingo. Gracias.

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Iñaki Murua 05/03/2023 - 12:17

Parte de nuestras vidas, Julen. Por cuestión generacional, hasta hoy día incluso ¿no?

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Venan 05/03/2023 - 15:57

Yo sigo enganchado, me duermo con ella, me despierto con ella, desayuno con ella, voy al baño con ella de fondo … soy radioadicto, y cuando mis programas ya se han emitido, los podcasts se han convertido en mis acompañantes cuando lo que emiten no está en mi “onda”. Me gusta especialmente últimamente las píldoras de historia de Nieves Concostrina, un lujo en el móvil.
Y recordando aquella sintonía de Elena Francis, recuerdo también un programa que se llamaba “Pasajeros a la felicidad” de Radio Juventud de Bilbao en aquellos años 60 de nuestra niñez. Y sí, yo también recuerdo al Dr. Usparicha, Aitite De mi compañera Jone, que solía intervenir por las mañanas para contar las incidencias del tráfico y las intervenciones de la DYA. Creo recordar que había un programa “El Madrugador”, con Florencio Torre Lledó que por las mañanas siempre nos acompañaba también en el despertar y en el desayuno, no se si era él el que conectaba con Usparicha. La mente ya flojea en mi caso, pero los recuerdos vienen en forma de melodías.

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