El puente

by Julen

A escasos cincuenta metros de nuestra casa había un puente. Hoy ya no lo hay. Era el puente que separaba los municipios de Ortuella y El Valle. De pequeño lo cruzaba a menudo porque, justo al otro lado, teníamos una campa, «la campa de Ocio», y allí iban a pastar las vacas y la burra. Y, claro, a veces tocaba ir a cuidarlas. Pero, bueno, además, porque era la mejor campa, con diferencia, para jugar al fútbol con mis amigos.

El puente siempre tuvo cierto aire trágico. Siempre parecían rondar los viejos fantasmas de una mujer que se tiró un día desde él o algún que otro accidente de coche. Recuerdo uno en especial, un domingo por la tarde. Un coche se quedó sin caer del todo, colgando por un lateral, con sus ocupantes dentro. Vaya momentos de angustia.

Por debajo de aquel puente pasaba la carretera que iba hacia Portugalete. Llevaba mucho más tráfico que la que pasaba por delante de nuestra casa. No veáis qué tensión si se nos caía el balón a aquella carretera mientras jugábamos en la campa. Le tenía pánico porque, depende de dónde cayera, era muy probable que rodara deprisa entre los coches, los camiones y los autobuses. La carretera hacia cumbre allí en un pequeño alto y podía caer hacia cualquiera de sus vertientes.

Muchos años después, ese puente sé que sigue presente en nuestra vida familiar. Mi madre encontró una foto que le hicimos hace muchos años y le hizo justicia con un típico cuadro a punto de cruz de los suyos. Para nosotros siempre fue el puente de San Antón. Allí se acababa un mundo y empezaba otro.

Artículos relacionados

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.