Cuando te dan las gracias por escribir un blog

Llevaba unos cuantos días sin escribir aquí. Asuntos familiares, agenda apretada, varios proyectos en paralelo o a lo mejor hasta cierta pereza para hilar argumentos y convertirlos en un post decente. Sí, seguro que hay razones. Por excusas que no sea. Eso sí, la cabra tira al monte. Unos cuantos días sin escribir genera cierta desazón. Ya sabéis que cada cual buscamos nuestra terapia particular. La mía, por supuesto, pasa por escribir y dejar constancia de ello aquí.

Si me hacía falta un argumento para retomar la escritura, ayer me encontré con una de esas situaciones que te derriten de gusto por dentro. Tenía que impartir un taller: Organiza la información digital que te aporte valor. Poco a poco vamos volviendo al modelo presencial y eso quiere decir interacciones diferentes, con más matices de los que suele proporcionar, en general, la intermediación tecnológica. Eso sí, no seré yo quien caiga en el simplismo de decir que lo presencial sí y lo digital no. Hay que buscar, para cada caso, las dosis justas.

Bueno, a lo que iba. Un poco antes de comenzar el taller, se acercó una de las personas asistentes. Y directamente me dio las gracias por escribir aquí en este blog. Me dijo que le había ayudado mucho y que quería decírmelo personalmente. Se había venido desde Pamplona. O sea, una hora en coche de ida y otra de vuelta para un taller de cuatro horas.

Ahora que rememoro el momento, creo que me quedé un poco atontado al escucharlo. Eso sí, lo primero que se me ocurrió fue abrirle la puerta para que, ahora que ya teníamos el contacto directo, si en algo podía ayudarla, para eso estábamos.

Mi filosofía respecto a saber de quienes visitan este blog es muy clara: no me siento con el derecho de monitorizar los accesos. Aquí no hay cookies instaladas, no sé nada de quienes me visitan. Por no tener, ahora mismo no tengo ni Google Analytics instalado (eso sí, voy a ver si le doy una vuelta a ver si encontramos una solución de compromiso). Frente a la monitorización de las visitas a un sitio web como axioma del marketing digital, aquí nos salimos por la tangente.

Pudiera ser que esta decisión se interprete como que me da igual quién está al otro lado. Desde luego que un sucedido como el de ayer me vale por miles de estadísticas. Es una persona la que decide salir de un evidente anonimato y decirte algo cara a cara. Sí, existe la posibilidad de dejar comentarios o de interactuar cuando comparto los posts a través de las redes sociales. Pues va a ser que no es lo mismo. Esta forma de interacción supera de largo a todas las que viajan por los ciberespacios.

No quisiera exagerar. Es solo una persona. Pero que alguien te diga, de frente y mirándote a los ojos, que lo que escribes en un medio digital le ha servido, desde luego que es impagable. Por eso no podía dejar de escribir sobre ello. Fue un buen regalo de cumpleaños.

Imagen de Wenwen Fan en Pixabay.