En los últimos tiempos me están coincidiendo lecturas de novelas que forman parte de trilogías. Sucedió así con el sargento Lloyd Hopkins, de James Ellroy, y luego con Fabio Montale en la trilogía marsellesa que le dedicó Jean-Claude Izzo. Esta vez reseñamos aquí la tercera entrega que acaba de sacar a luz Juan Infante con Tomás Garrincha de protagonista: Sospechosos. Se publica en Erein y continúa, por tanto, la saga de las dos anteriores, Atrapado y El precio del silencio.
Volvemos a la txapel noir y al barrio bilbaíno de Olabeaga, junto a la ría, para encontrar a este personaje amante de la pesca —eso sí, sin éxito alguno— y proveniente del lado oscuro de la ley. Él no quería, pero la familia del marido de Lucía, tras su boda con un futbolista del Athletic de Bilbao e internacional, le hace un encargo que no puede rechazar. Y Lucía, claro está, es Lucía. Hay que leer las novelas anteriores para entender quién es esta chica.
Si Javier Díez Carmona colocaba Bilbao como un protagonista de su novela, Juan Infante también nos deja trazas suficientes como para ir comprendiendo, poco a poco, la idiosincrasia del lugar. Ahí, en Olabeaga, sesteaba Garrincha hasta que tiene que ponerse a investigar. ¿Quién es Tomás Garrincha? Ya en la página ocho tienes un primer retazo:
Mi nombre es Tomás Garrincha —como el genio del dribling, el jugador de fútbol más querido de Brasil— y llevo en esto del delito desde los veinte años. Tengo cuarenta y cinco y cuando cumplí los cuarenta decidí dejarlo. Oficialmente estoy jubilado y ya no debo hacer nada fuera de la ley, pero esto no siempre es así.
Sospechosos nos sumerge en las cosas de las familias con dinero cuando este comienza a ser esquivo. Nada como los desastres económicos para hacer lo que haga falta por mantener la posición. La trama a veces te hace sonreír porque los negocios turbios y fracasados suceden allá en Nigeria. Como si un príncipe nigeriano ofreciera a los Echevarría, la familia en cuestión, la posibilidad de ganar mucho dinero y de forma rápida. Pero el asunto no es broma. Nada más comenzar sus pesquisas, el bueno ¿malo? de Garrincha se enfrenta a un primer asesinato. Si alguien sabe algo de la burguesía empresarial en esta parte del mundo, el lugar en que sucede a lo mejor le suena: la Bilbaína (por cierto, «Sociedad Bilbaina» en su web, sin tilde, no me digáis por qué).
La novela tiene cierto aire de suspense clásico. Una Agatha Christie convertida ahora de nuevo en otro macho alfa, tan del gusto de la novela negra clásica, se encarga de buscar al asesino. Bueno, o a quien instiga los asesinatos. La famila es la familia y a su alrededor hay mucho malo que quiere recuperar lo que considera que es suyo. Para poner el contrapunto de la investigación oficial, la novela continúa con la presencia de una particular pareja de la Ertzaintza, la que conforman Sara Cohen y Miguel Fabretti.
En otro orden de cosas, hay que agradecer al autor las reseñas que nos va dejando aquí y allá de sus lecturas favoritas. Vale, las de Garrincha, pero lo mismo da, ¿no? Por lo que hemos escuchado por ahí, parece que habrá más entregas de la serie. Aunque el protagonista diga que se ha jubilado del delito, Juan Infante nos entrega a un hombre en mitad de la cuarentena. Todavía le queda mucha gasolina si el personaje sigue sin poder evitar meterse en líos. Eso sí, finaliza esta tercera entrega con Garrincha de vacaciones en Cerdeña y satisfecho.
—Estoy vivo de milagro y todo esto se ha acabado para mí. No hago otra cosa que tocarme los huevos en la playa. ¿Qué más puedo pedir?
Ya lo sabremos con la cuarta entrega de la serie, ¿no?
La imagen destacada es de thierry llansades en Flickr.
2 comentarios
Me comentó el propio Juan que lo de los negocios con países africanos tenía una base en hechos reales.
Y hay quien dice que Garrincha es el responsable de la gentrificación de Olabeaga, jeje.
[…] en las dos últimas reseñas de novela negra que publicábamos aquí, Sospechosos y La luz muerta, nos recreábamos en el Gran Bilbao como otro protagonista más de las tramas, […]