Soleá, de Jean-Claude Izzo #NovelaNegra 32

by Julen

Como no podía ser de otra manera, tras Chourmo hemos devorado Soleá, la última novea de la trilogía marsellesa de Jean-Claude Izzo. Nos adentramos de lleno en la particular tragedia de su protagonista, Fabio Montale. De la mano de la mafia y de un personal descenso hacia el infierno de sus amores y de sus amistades, Montale se ve inmerso en una carrera por evitar que continúen los asesinatos de personas que le importan. Ha recibido un encargo y no le queda otra que hurgar en el origen de la amenaza, pero la maquinaria de la delincuencia organizada está demasiado bien engrasada.

A pesar de que de vez en cuando su paladar reciba cierta satisfacción, la novela se va haciendo cada vez más negra. Izzo ha decidido conducir a su protagonista hacia el lado más salvaje. Quizá por eso a veces llega a parecer un tanto fuera de lugar ese inquebrantable sex appeal con que caracteriza a su antiguo policía. Las mujeres componen un marco que rodea una vida de Montale que bien pudiera dejar atrás a la del mismísimo James Bond. En la Marsella de los conflictos sociales y étnicos, Montaje es capaz de emerger como macho alfa para su particular harem de hembras.

No obstante, Montale va a fracasar. Tenemos claro su destino a lo largo de toda la novela. El enemigo es de tal envergadura que no hay nada que hacer:

Un informe de Naciones Unidas, citado por Babette, decía: «El refuerzo internacional de los servicios encargados de hacer respetar las leyes no es más que un paliativo. A falta de un progreso simultáneao del desarrollo económico y social, el crimen organizado, a escala global y estructurado, persistirá.

El problema es que ese crimen global y estructurado se ha detenido en los alrededores de la vida de Montale. Mientras seguimos recorriendo Marsella y vamos tomando cariño a las islas o a las calas que la rodean, cada vez se nos hace más consciente la tragedia. Hasta el mistral se pone en contra para alimentar un enorme incendio a las puertas de la ciudad. No hay escapatoria a pesar de que el mar siempre sea el recurso para salir y entrar de la escena.

Los personajes que fuimos conociendo en las otras dos novelas anteriores de la trilogía siguen presentes en esta entrega final. La policía se mantiene en el límite de lo permisible. Son y no son de fiar. Montale no sabe hasta qué punto debe o no colaborar y más aún si de por medio sucumbe a la enésima tensión sexual con una fémina.

Creo que si lees Total Khéops es difícil no continuar con Chourmo y Soleá para entender la obra de Izzo. Marsella aparece en el mapa con su enorme conflictividad de ciudad portuaria francesa abierta al Magreb, pero también a la mafia italina o la emigración de tantos y tantos lugares del planeta. Ahí el Frente Nacional se hizo fuerte, ahí las barriadas de los extrarradios —las cités— son la materia prima para una degradación imposible de detener. El final no podía ser otro. Lee la trilogía y lo sabrás.

Imagen de RENE RAUSCHENBERGER en Pixabay.

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