Dolor y paciencia

by Julen

Siempre he creído que llevaba los depósitos bien llenos. Las prisas nunca han ido con mi forma de ser. Creo que hay un tiempo para cada cosa; no tiene mucho sentido no disfrutar del que merecemos. ¿Por qué no esperar y dejar que llegue nuestro momento?, ¿por qué anticiparlo?, ¿por qué pretender que todo suceda en menos tiempo del previsto? Claro que sé que caigo en contradicciones, pero sé que en la foto global, sé esperar.

Sin embargo, hay circunstancias que nos ponen a prueba. Hay veces en las que el túnel no acaba de terminar. Parece que tras esa leve curva a derechas debería aparecer la luz del final. Alcanzas la curva, haces el giro y continúa oscuro. ¿En qué momento cambia la escena? Me digo a mí mismo que cuando tenga que aparecer lo hará, no tengo duda. Ya, pero ¿mientras tanto? Síntomas extraños que no acabo de entender. ¿Habrá que tomar atajos?

Cada día que siento el dolor en el pie me pregunto por qué en ese momento. Es una derivación del problema en la rodilla. Hasta ahí lo entiendo. Somos un complejo de nodos interconectados. Me sé la teoría. Pero parecería que el reparto de boletos y los premios son pura aleatoriedad. De vez en cuando el pie me recuerda que algo sigue sin estar bien del todo. Paciencia, paciencia.

Así que continúa la travesía por un extraño desierto plagado de oasis sin lógica alguna. ¿Dolor crónico? ¿Debería ir pensando en que, sin más, es un síntoma de la edad? Me sonrío. El homo deus de Harari queda muy bien en el libro, pero la realidad es tozuda y bastante más prosaica. Sí, otra vez me sé la teoría. Pero mandan los hechos. Paciencia.

Imagen de Schäferle en Pixabay.

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