Prótesis

by Julen

La esperanza de vida crece. La luz continúa encendida más tiempo. Los sentidos, sin embargo, soportan mal el tránsito. ¿Qué sucede ahí fuera? El contacto con eso que llamamos realidad se va deteriorando. Las figuras se vuelven borrosas y apenas si se escuchan algunos murmullos. Son sonidos desconexos, perdida la lógica de conectarse unos con otros; no dicen nada. Por mucho que lo intenten.

La expresión comienza a alejarse. ¿Por qué no reacciona?, ¿por qué esa cara como de que no va con ella? Sí, claro, queda el tacto. Supongo que es la tabla de salvación. La conexión con el mundo sucede a través de las manos cuando todos los demás recursos comienzan a fallar. Son ellas las que hacen de ojos y de oídos. En una época de teleloquesea no queda sino volver a recuperar el tacto.

¿Deberíamos prepararnos para este final? ¿Deberíamos aprender a reconducir el mundo desde unos sentidos a otros? Es ley de vida llegar allí, a un escenario extraño en el que no sirve lo que hasta entonces funcionó. Hay que manejar recursos que siempre estuvieron ahí, pero que vivían a la sombra de sus mayores, ojos y oídos. Un shock en toda regla, un terremoto emocional que desplaza el eje de nuestra percepción.

Sin embargo, en medio de la tormenta seguimos fieles la estela de la ciencia. La tecnología nos ciborgiza en esos momentos finales. Las prótesis se vuelven íntimas. Son parte de lo que somos. Nos fundimos en un abrazo y dejamos que penetren. Somos nosotras, somos nosotros de nuevo. ¿No me reconoces? Pues claro que sí. Soy yo y mis prótesis. Soy persona gracias a las prótesis. Mis manos siguen aquí, las tuyas también. Las demás conexiones las hemos fabricado. ¿Lo entiendes?

Imagen de PIRO4D en Pixabay.

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