El placer de escribir: de ahí este blog

No creo que se le pueda dar muchas vueltas porque en el fondo es muy sencillo: me gusta escribir. Sí, todo se reduce a eso. Claro que prefiero hacerlo en «mi casa» y no en casa ajena. Me refiero a hacerlo en mi blog y no en las redes sociales al uso. No pretendo decir que no las use, pero, si se trata de escribir, no tengo duda alguna: el sitio al que me voy a este blog. Lo llevo haciendo desde 2005 y supongo que lo seguiré haciendo durante muchos años más. ¿Por qué? Insisto, porque me gusta. Y no soy capaz de encontrar mejor argumento: hacemos lo que nos gusta, ¿no?

A veces siento que tengo una obligación con el blog. Casi como si fuera un ser independiente que reclama atención. ¿Por qué tengo que seguir alimentándolo? Insisto, su alimento es el mío. Si me apetece ponerme frente al teclado y escribir, la consecuencia lógica es que habrá un blog que recoge el contenido, ¿no? Pero, claro, escribir porque te gusta te coloca en un «porque sí» que se aleja de las dinámicas actuales; esas por las que si escribes un blog, tienes que saber el público al que te diriges, qué quieres posicionar y todas esas cosas del mercadeo. Escribir porque te da la gana te conduce a otros territorios.

Supongo que de aquí a un tiempo podré contaros algunos cambios lógicos en este blog. Me temo que van a ir en contra de toda recomendación de mercado. Pero me parece mucho más importante que guarden coherencia con mi lógica, la de escribir porque me gusta. Y punto. Eso quiere decir que no tengo por qué estar sujeto a análisis minuciosos de lo que sucede más allá del placer que me proporciona escribir. Yo ya me entiendo, pero, insisto, en un futuro cercano intentaré explicarme con más claridad.

Escribía ayer que me está costando recuperar rutinas. No pasa nada. Ya vendrán. Si de verdad me gusta lo que hago, todo volverá a su cauce. No tengo por qué añadir tensión alguna a lo que me sale de dentro. Y si el artículo fluye fácil y publico con más frecuencia, bien. Y, si no, también. ¿Acaso a estas alturas de partido tenemos que demostrar una sistemática puntualidad con alguien en concreto? No, no hay nada de eso. Sé que tengo suficiente disciplina con las cosas que me gustan. Porque la lógica acaba imponiéndose: insisto, hacemos lo que nos gusta. Si dejamos de hacerlo, algo ha pasado. Nada es para siempre, ¿no?

Siempre he pensado que este blog morirá algún día. Puede que lo haga porque yo dejé de existir o porque algo me  impida escribir. Puede que sean mis ganas frente al teclado o alguna otra razón de fuerza mayor. No sé en qué cementerio acabaremos. No sé si en la lápida habrá que dejar la URL o un código QR para que quien quiera saber más, teclee la dirección correspondiente. ¿Me jubilaré de escribir? No lo veo. De momento, no lo veo. Pero quién sabe.

En fin, seguimos escribiendo. Sin presión alguna. Tenía que decírmelo una vez más para alejar fantasmas de obligaciones y objetivos. Son demasiados años como para caer en la trampa de autoimponerme nada. Lo que tenga que venir, vendrá. Lo que quede fuera, bien quedará. Alguna razón lo justificará, sea la que sea. En fin, que comencéis bien la semana y la disfrutéis. Sed buena gente, por favor.