Por la mañana temprano

by Julen

ExplosionLas legañas se encogen ante la presión del día. La luz sustituye a la calma. El cuerpo arriba y todo se revuelve. En realidad es solo un tránsito que por cotidiano debiera ser apenas imperceptible. Pero siempre queda un resquicio para la sorpresa prevista: ¿cómo nos levantaremos?

Por la mañana temprano comienzan las ideas a escarbar en la conciencia. Ellas llevan su juego. Sin apenas posibilidad de control, se revuelven para encontrar salida en la conciencia. No sé muy bien cómo se negocia ahí dentro. No sé cuánto hay de química explosiva y cuanto de diálogo sensato. Solo sé que por la mañana temprano el día empieza a organizarse sin que yo pueda remediarlo.

En vez de una lista priorizada el resultado es un bosque de laurisilva. Todo se retuerce e interconecta. Arriba está la luz mientras abajo la amalgama de troncos se cierra más y más. Y cual elefante en cacharrería, la razón impone su criterio porque dispone de mejor armamento. Donde había bullicio luego queda una fila. Primero una tarea, luego otra.  La fila se unifica en torno a un orden imaginario. Las legañas sucumben y todo parece que resultará según el desorden no previsto.

Sigue la ristra de acontecimientos hasta regresar al lugar de los hechos. Con unas teclas delante y una pantalla. Un cuaderno a la derecha que todo lo quiere prever. Pero la tozudez del desorden sigue infiltrando enemigos en el escuadrón de la eficiencia. Por la mañana temprano toda esta lucha para nada. Una implosión apenas perceptible. Puertas para adentro, el convento de clausura nada deja ver de sus batallas interinas.

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