Un escritor al que tenía pendiente leer es Domingo Villar. Lamentablemente, este pasado 2022 murió cuando contaba solo 51 años (la misma edad con la que murió Alexis Ravelo a principios de este 2023, por cierto). Ha publicado en gallego, aunque sus obras han sido traducidas al castellano y a otros idiomas. En 2006 vio la luz la primera novela en la que nos presentaba a su inspector, Leo Caldas. Un inspector que, como tantas otras veces, cuenta con un ayudante, Rafael Estévez. Como digo, no había leído nada de Domingo Villar y decidí empezar por el final, por su última novela de la saga: El último barco. Hay que decir que se lanzó al mercado en julio de este año pasado, es decir, posterior a su muerte, a través de la serie Policiaca de la editorial Siruela.
El hecho de haber comenzado por la última novela de Leo Caldas hace que te encuentres ante unos personajes (si añadimos a la ecuación a su ayudante) que ya llevan kilómetros a sus espaldas. Y eso provoca que, cómo no, me haya quedado el prurito de ir hacia atrás e ir recogiendo las migas que fueron dejando en las dos anteriores entregas: Ojos de agua (2006) y La playa de los ahogados (2009). Ya habrá tiempo de degustar las historias que precedieron a la trama que se nos presenta en El último barco. Quizá os suene más la segunda porque tenemos película.
Hay que hacer mención, desde luego, a que esta última novela de Domingo Villar respira Vigo y sus alrededores. Me ha traído muchos recuerdos de mi viaje del año pasado en bici por la costa gallega. Su retorcido litoral y las casas que se pegan al mar son otro ingrediente más de la trama. Pájaros, oficios antiguos de la escuela de artes y oficios, pescadores. Emerge un cierto aire de melancolía que impregna las páginas del libro. Eso sí, con la retranca de un inspector que vive su propia crisis personal, cómo no. Y con un ayudante que no se anda con zarandajas.
Una mujer desaparece y su padre se preocupa. Normal. La investigación va sacando a la luz, cómo no, asuntos delicados que quedan allí dentro de la familia. Una pequeña olla a presión que quedaba oculta a la vista. Leo Caldas avanza y se va adentrando en territorios un tanto sórdidos. Los personajes van desfilando y cada cual podría estar implicado. Por diferentes razones, desde diferentes ángulos.
Una mañana de otoño, mientras la costa gallega se recupera de los estragos de un temporal, el inspector Caldas recibe la visita de un hombre alarmado por la ausencia de su hija, que no se presentó a una comida familiar el fin de semana ni acudió el lunes a impartir su clase de cerámica en la Escuela de Artes y Oficios.
Tendré que leer las novelas anteriores, ¿no?
Imagen de Hiep hong en Pixabay.
3 comentarios
Yo me leido las tres y en orden.
Es más. En una visita de hace ya unos años a Vigo no pude resistirme a buscar la taberna Eligio.
Ya se te ve: vinito a vinito… jejejeje
[…] Otro festival que mencionar es el Congreso de Novela y Cine Negro que organiza la Universidad de Salamanca. Es, no cabe duda, el que carácter más académico. Su premio se llama Pata Negra-Domingo Villar, en recuerdo y homenaje al escritor gallego que falleció este pasado 2023. Por supuesto, cómo no, puedes leer aquí un reseña de una de sus novelas protagonizadas por el inspector Leo Caldas, El último barco. […]