Sí, estamos descansando de nuestras clásicas lecturas de novela negra. Lo digo porque a lo mejor os habéis dado cuenta de que no publicamos la habitual reseña de los martes estas dos últimas semanas. Bueno, no pasa nada. Seguimos leyendo otro tipo de literatura. Aunque si me apuras, esta novela que hoy reseñamos, también podría caber dentro del género. La violencia y los muertos también están presentes.
Hace unos días Brenda Navarro pasaba por esta parte del sur de Islandia para promocionar su última novela, Ceniza en la boca. Me llegó el libro de la mano de Noemí Pastor, que acudió a una charla que dio la autora aquí en Bilbao. Un libro con dedicatoria, por supuesto. Aborda un tema que desasosiega: el suicidio. En este caso le queda cerca a la protagonista de la novela, porque su hermano decidió saltar por la ventana de un quinto piso. Lo hizo y ahí queda ese mal recuerdo para siempre. Ceniza en la boca es un título que consigues entender casi al final de la lectura. Duro, como no podía ser de otra forma.
De todas maneras, la novela juega no solo con el suicidio. Sí, luce omnipresente en todas las páginas, pero a veces se diluye entre las miserias a las que aboca a veces, demasiadas veces, la emigración. Porque ella, su hermano y su madre son panchitos aquí en Europa. Y el trabajo doméstico, una labor habitual para quienes proceden de Latinoamérica, encierra demasiada desigualdad intrínseca. Así pues, se convierte en un universo que permite ahondar en el dolor. A pesar de algún que otro rayo de esperanza. Porque la novela es incomprensión, dolor y amargura. De fondo y en primer plano.
Porque del pasado se sobrevive, pero del futuro qué, ¿qué haces sin futuro? Igual eso pensó mi hermano y quizá por eso mismo es que se aventó. ¿Cuál futuro? Está muy cabrón eso de vivir para el futuro porque ya te sientes inútil en el presente y miserable en el pasado. ¿Hacia dónde te haces, cómo vives tu vida con eso sobre tu espalda y clavándose en el estómago? ¿Cómo lo sobrellevas a solas, sin nadie con quien conectar? ¿Cómo vives en silencio todo el ruido que ves?
Me ha gustado mucho esta novela que cautiva también por la manera en que está escrita. Un lenguaje directo, que se va enroscando en la narración y que impacta para que nos zambullamos en el desarraigo, en la rabia y en la xenofobia. La protagonista vive inmersa en un viaje personal que la conduce de México a Madrid y de Madrid a Barcelona. Tres escenarios para una conversación interior que provoca empatía. Diego se suicidó, quizá fue el único que eligió su destino. Los demás sobreviven como pueden entre violencias de diverso tipo.
Para mí, irnos de México significaba huir de la violencia que terminó arrasando con mi familia, pero en España nos esperaba otro tipo de violencia, una menos aparatosa pero igual de cruel, en donde te exigen lealtad mientras te violentan minuciosamente porque no eres como ellos.
El libro está publicado por la editorial Sexto Piso en un formato muy cuidado. No llega a las 200 páginas y se lee fácil una vez que te sumerges en la particular prosa de la autora.
Imagen de Grzegorz Krupa en Pixabay.