Cuando la tecnología va de personas: ¿qué rol juega Recursos Humanos?

by Julen

Somos humanos en buena parte porque somos capaces de crear tecnología para vivir. Sí, en cierta forma, nos define. Es una manera de distinguirnos de otras especies animales. Nuestra tecnología es infinitamente más sofisticada que la que son capaces de desarrollar otros primates. Puede que no seamos los únicos en concebirla, pero es obvio que hemos conseguido unos niveles de sofisticación espectaculares. Hasta tal punto que andamos peleándonos con la inteligencia artificial para decidir sobre límites. Todo un reto ético para esta generación y las que vendrán detrás.

Las empresas están repletas de tecnología. El trabajo físico va quedando atrás y deja paso a brazos artificiales y a visión artificial. Las capacidades mecánicas son artificiales y se transforman, como nos explicaría Roger Bartra, en prótesis que se suman a lo que somos como humanos. El concepto de ciborg hace ya mucho tiempo que vive con nosotros. La discapacidad es un concepto que se nos escapa entre las manos. Todo esto, no obstante, convive con la brutal conciencia de que hay que tomarse las cosas con humildad, como ha puesto de manifiesto la pandemia del coronovirus. Entre tanta tecnología, ciborgs, prótesis e inteligencia artificial, de repente caemos en la cuenta de lo frágiles que somos.

Así pues, volvemos en parte a la casilla de salida. Somos personas y nuestras organizaciones suelen disponer de una dirección para tratar con nuestros asuntos. La función de Recursos Humanos –siempre arrastará la vergüenza de definirnos como «recursos»– se ocupa de lidiar con la complejidad de lo que somos en el ámbito laboral. Las normas de las que nos dotamos hace ya muchos años para entender qué cosa era el trabajo y cómo se desarrollan las relaciones laborales valen cada vez menos. Vivimos a lomos de nuestras contradicciones y no hay forma material de repartir café para todos. No, todo se ha complicado. Por eso el ejemplo que da título a este post: ¿qué papel pinta la función de Recursos Humanos respecto a la tecnología?

Hasta ahora me temo que era una simple consumidora de recursos. Muchos de sus procesos parecían carne de cañón para ser vehiculados a través del software de turno. Más simple o más complejo, siempre ha habido «paquetes» de software que prometían hacerlo todo más fácil. Por supuesto, sigue habiéndolos, actualizados a las últimas modas de forma y fondo. ¿Va a ser usted tan carca como para no adquirir este estupendo software para gestionar el talento?, ¿acaso no quiere que sus empleados dispongan de esta solución para acceder cada cual a su información personalizada? Portales del empleado que prometen que su plantilla será más productiva, que tomará mejores decisiones, que estará más segura y controlada, que dispondrá de más y mejores recursos para desarrollarse profesionalmente. Nada nuevo bajo el sol.

¿Debería la función de Recursos Humanos sentarse en la misma mesa que la de Sistemas (o Tecnologías) de Información y hablar, por fin, de la forma en que entender cómo la tecnología nos redefine como personas? Pongamos ahora mismo el ejemplo del teletrabajo, que parece que ha llegado para quedarse. ¿Tiene sentido pensar en un equipamiento tecnológico al estilo de como se entiende, por ejemplo, entre los estudiantes de una universidad? ¿Bring Your Own Device? ¿Aceptamos que como humanos del siglo XXI ya disponemos de tecnología en nuestros hogares y que estos recursos lo son (también) para trabajar? ¿No cambia esto las reglas del juego? ¿Hay que hablar con una persona de lo que hace con «su tecnología» en su tiempo de ocio?

La frontera entre el trabajo y el no trabajo se viene abajo. La tecnología lo hace posible. Emergen nuevas maneras de organizarse. El Gran Hermano está ahí y podemos monitorizar cada paso que una persona da si hay huella digital de por medio. Sé lo que hiciste y cuándo lo hiciste; no hace falta que fiches o que me pases un parte de trabajo. El registro es automático: no hace falta que hagas nada. El control viene por defecto. Podremos saber de ti y de tus interacciones con la tecnología; podremos saber quién eres de verdad. Tu hogar ya no será lo mismo antes y después del teletrabajo. Tu privacidad es el precio a pagar. Dile adiós a la intimidad que conociste.

Mientras todo esto explota, la función de Recursos Humanos me temo que vive bastante a menudo en el limbo. Las máquinas de la información quedaban fuera de su ámbito. Ahora la eficiencia y la productividad de las personas viajan de la mano de la información. Según cómo sean capaces de gestionarla (en su inmensa mayoría en formato digital) serán mejores o peores trabajadoras. Sus relaciones interpersonales están mediadas por una tecnología ubicua que se despliega de tal forma que cada vez es más poderosa y, al mismo tiempo, invisible. La tecnología exige un posicionamiento crítico activo. Aceptarla porque sí, porque lo dicen los expertos de TICs, es una dejación de funciones imposible de asumir en el momento presente.

Así pues, Recursos Humanos tiene que jugar en la liga de la tecnología. Porque la tecnología nos hace (también) humanos. Debe participar en su gobernanza y asumir que estamos hablando de aspectos fundamentales, de qué somos como profesionales y también de qué somos como personas. Hay que hablar de ética y de inteligencia artificial. Hay que hablar de interacciones persona-máquina. Recursos Humanos tiene que actualizar su sistema operativo.

Imagen de Tumisu en Pixabay.

Artículos relacionados

2 comentarios

antonio angel perez ballester 18/06/2020 - 09:13

Muy buena pensada Julen. Si aquellos que deben ocuparse de nuestro bienestar y derechos para facilitarnos la vida, deben implicarse en este campo y trabajar juntos con los de tecnología. Pues no había caído! (bueno, es normal en mi). Te lo replico en las redes.

Responder
Julen 19/06/2020 - 06:22

Yo desde que he cogido una asignatura en la universidad relacionada con la ética aplicada a la ciencia de datos y a la inteligencia artificial tengo la cabeza un poco para allá con estas cosas 😉

Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.