Mapas, fronteras e información

Cada día me gusta más la cartografía. Mapas que son información, fronteras que no tienen sentido. Me explico.
¿Cómo colocamos los límites a la información cartográfica? Ya hemos hablado por aquí de lo difícil que resulta colocar esas vallas. Cuanto más altas las colocas, la gente se da cuenta de que «algo bueno habrá al otro lado ya que no quieren dejarme pasar a él». Cruel símil este de las fronteras de la información cuando la gente muere por pasar de la miseria a la tierra prometida, allá al norte de África. Pero mi comentario va por un lado bastante menos dramático.
Las fronteras, en nuestro modelo mental, forman parte de la cartografía. Es decir, un mapa es un mapa de una zona, con unos límites. La información llega hasta cierto punto y luego se interrumpe. Alguien coloca una frontera. En el mapa, las carreteras finalizan abruptamente, los ríos desaparecen bajo tierra, las curvas de nivel mueren. En la representación (en papel y en digital) de la cartografía, parece que sucede igual. En cambio, en el mundo real (físico), la carretera continúa, el río fluye aguas abajo y las curvas de nivel no tienen fin.
No comprendo por qué lo digital sigue al papel en el caso de la cartografía. ¿Por qué una diputación me limita el acceso sólo a la cartografía de sus fronteras? ¿No pueden colocarme un enlace -click- para pasar al otro territorio? Parecen miras un poco cortas, ¿no?
Y es que cuando quieres buscar información fronteriza, vuélvete loco/a. Y las fronteras, en la cartografía, son de lo más curioso. Al menos las que vienen del ejército. Parece que decidió partir de la forma más sencilla y trazó cuadraditos. Cada mapa, un cuadradito. ¿Alguien pensó que podrían hacerlo de otra manera? Por otro lado, tenemos las que vienen de la política. Creó municipios, provincias, territorios históricos, comunidades autónomas, parques naturales, comarcas, mancomunidades. Los límites servían para saber quién es quién y cuánto de grande o pequeño soy. Si cruzas la raya, sabrás que cambias de leyes, forastero.

Y aunque resulte ya demasiado recurrente, Google Maps y otros enteradillos abren la puerta completa a navegar por la geografía del planeta tierra. ¿Dije planeta? Pues ya hay nuevas fronteras colocadas. Ah, otro día tengo que darle una vuelta a esta obsesión por la fronterización del conocimiento, sean etiquetas, descriptores, disciplinas.