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3,5 millones de euros al mes: un ejemplo para la sociedad – Consultoría artesana en red

3,5 millones de euros al mes: un ejemplo para la sociedad

by Julen

Parece que hay un nuevo ídolo. Tiene 19 años y se llama Carlos Alcaraz. En lo que va de año, según informa Expansión, la media de sus ganancias es de 3,5 millones de euros al mes. No hay duda alguna, lo que el chaval ha sido capaz de ganar en la pista de tenis a lo largo de la temporada actual le sube a nivel Dios. Ha llegado el momento en que nadie va a ser capaz de encontrar un defecto en lo que haga o diga este jovencito. Sea como sea, ahora mismo, insisto, está en nivel Dios. Es lo mejor de lo mejor. Se trata del efecto halo en su máxima expresión, la falacia de asociación a toda máquina.

Lo que hace Carlos Alcaraz en la pista de tenis a sus 19 años recién cumplidos es impresionante; ergo, todo lo demás en él también es impresionante. Unos padres perfectos, un ejemplo único de superación, un chaval humilde y bien educado, un tipo espontáneo, alguien que se supera en la adversidad o una forma de templar nervios nunca antes vista en alguien de su edad. ¿Más ejemplos comenzando a ver por dónde viene el delirio? Da igual. El poder de concentración y la estrategia que le proporciona el ajedrez, su alimentación antes de cada partido es el secreto de su éxito, juega para disfrutar. ¿Seguimos? El mejor estudiante, el mejor amante, el mejor español, el mejor murciano. Da igual.

El desequilibrio es brutal. La broma de perder la final del Open de Madrid 2022 se te queda en 472.780 euros. Casi medio millón de euros que se deslizan hacia otro bolsillo como palmes. No está mal la presión. El mundo del espectáculo es así. Hace ya tiempo que vivimos de estas cosas. Quienes están allá arriba empiezan a hablar de millones de euros como tú y yo lo haríamos de cobrar diez o veinte euros más la hora. Ojo, que yo, siempre lo he dicho, no estoy para quejarme. En esta vida hay muchísima gente que las pasa canutas.

El chaval, sí o sí, tiene que ser un ejemplo para la sociedad. Vale, podría jugar a ser un díscolo, un enfant terrible, pero la megafonía mediática ha dictado sentencia: no puede disponer de un plan B. Por supuesto, no habrá problema para reconvertir en virtudes sus defectos. Yo, que en el fondo, con perdón, soy un acojonao, veo a este chico y siento pánico. Cada frase que pronuncie será objeto de análisis para considerar la forma en que pueda convertirse en lapidaria. Cabeza, corazón y cojones. Ya nos lo sabemos de memoria. El abuelo era todo un referente. Sabiduría popular, que nunca falte.

A mí, desde pequeño, me ha gustado el tenis. Siempre digo que mi único trofeo internacional tuvo con ver con este deporte. Siendo adolescente, me llevé el campeonato del colegio en el que pasaba una estancia de verano para aprender inglés en Harlow, al norte de Londres, en Inglaterra. Mi madre, por supuesto, lo tiene expuesto a mucha honra en el museo familiar. Es cierto que con los años me cuesta más engancharme a ver un partido completo. Pero ver a este chico es una gozada. Si fuera niño, ya tendría mi ídolo. Mi Dios.

Ahora, con 57 primaveras, miro cómo está montado el circo y no puedo evitar que aflore mi sentido crítico. El colegio de Carlitos, la Juan Carlos Ferrero Equilite Sport Academy, es una propuesta para convertir a niñas y niños en tenistas profesionales. Si llegan a la élite y retroalimentan a la marca, mejor. Supongo que algo parecido a lo que tiene Rafa Nadal. En Villena, donde tiene la sede el que fue colegio de Carlos Alcaraz, la tarifa mensual se va a los 4.025 euros para una estancia de carácter anual. Aquí puedes consultar la lista completa de servicios que incluye. No hay más, la élite y sus deportistas son así. La asimetría de quienes llegan arriba y lo que ganan es obscena respecto a quienes se quedan en territorio de medianías. Arriba la gloria, abajo el infierno y la depresión.

Cuando comentaba antes mi miedo con esta chavalería que alcanza el cielo no estoy descubriendo nada nuevo. Son los millonarios prematuros, que dijo Bielsa. De un tiempo a esta parte conocemos más y más casos de personas sometidas a tal presión que sucumben. Necesitan apoyo psicológico para aguantar esa presión. Carlos Alcaraz es Dios y él se defiende: «No soy un dios que tiene que ganar siempre». Pero la máquina es la máquina. Así se explicaba:

«Las finales no se juegan, se ganan». Con esta frase lapidaria explicaba Carlos Alcaraz en RTVE cómo afronta los duelos definitivos por el título, auspiciado por los consejos de su técnico, Juan Carlos Ferrero. «Él siempre me dice que a las finales tengo que salir a darlo todo, a por ellas y a ganarlas yo. Si pierdo que sea porque yo he asumido riesgos y no salió todo bien, pero no puedo permitir que me ganen sin dar yo todo de mí mismo», aseguraba minutos después de ganar en el Conde de Godó. Palabras que se han visto reafirmadas por hechos y que constituyen la génesis de un jugador apabullante. ¿Hasta cuándo llegará su racha triunfal en finales?

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1 comentario

Juanjo Brizuela 13/05/2022 - 17:55

Da un poco de cosa todo esto Julen. Me cuesta entender esta necesidad, no sé si exclusivamente patriótica de este país o la de saber que la jubilación de Nadal, a quien enterraron/mos hace años y resucitó, está más cerca y hay que sustituirlo. ¡¡ hemos encontrado al mesías !!.
Lo de la élite es la repera, cada día más.
Lo de la élite en l=s jóvenes, más aún. Da cosa.
OJalá le vaya bien y no diga «aquí os quedáis» como alguna otra deportista hace unos meses.

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