Los timadores, de Jim Thompson #NovelaNegra 46

by Julen

Vamos esta vez con la reseña de una novela de uno de esos clásicos del género negro americano: Jim Thompson. Quizá su obra más conocida sea 1.280 almas —la leí mucho tiempo—, pero la que traemos aquí es otra que seguramente también es muy popular: Los timadores. Esto se debe a la película que dirigió Stephen Frears en 1990 con Anjelica Huston, Annette Bening y John Cusack como protagonistas.

Escrita originalmente en 1963, la novela sirve no solo para conocer las andanzas de timadores de altos y bajos vuelos, sino para merodear por los entresijos del alma humana. Una relación madre-hijo muy particular y un contexto social en el que siempre hay algún primo al que desplumar. Pero, detrás de la actividad para generar ingresos por la vía del delito que luego hay ocultar en cuadros o donde sea, la trama va retratando a unos personajes que se enfrentan en los límites del bien y del mal.

Cuantos menos años quedaban a más velocidad se mermaba la carne. Así que era hora de ponerle fin a una etapa. Ponerle fin a la carrera con el ser. La mente se rejuvenecía por el uso, creciendo en impaciencia ante las demandas de su propietario, ansiosa y capaz de proveer al cuerpo que le daba cobijo, de empaparlo de su propia juventud y vigor, o un facsímil razonable de lo mismo. Y por todo ello, de ahora en adelante debía utilizar la mente. Los planes siempre lucrativos que la mente era capaz de concebir y llevar a la práctica. Su mente y la de Roy, ambas trabajando juntas como una, y el dinero que él podría proporcionar.

El dinero como leitmotiv para dar el siguiente paso. Eso lo justifica todo. La escena final da pie a interpretar de qué forma es relevante en la vida de estos personajes. Estamos en los Estados Unidos de mediados del siglo pasado. El dinero es un imán que atrae, que sirve de reconocimiento, que abre puertas y es sinónimo del éxito. Así que su lugar en el orden social es preeminente. Sea como sea, hay que conseguirlo.

La novela se devora en un abrir y cerrar de ojos. Es corta, directa, amena. Una lástima que la edición que he leído tuviera una muy mejorable traducción, pero qué se le va a hacer; era que la que teníamos en casa, escondida en una esquina de la biblioteca. Creo que voy a rescatar a más de un clásico —y una clásica, por supuesto— en próximas reseñas. No todo va a ser andar a la última en publicaciones de novela negra. Otra cosa no, pero si de algo puede presumir el género, es de una abundante producción a lo largo de las últimas décadas… y más atrás.

En fin, Los timadores es una estupenda novela. No te vas a arrepentir si te pones con ella. Es género negro y también una buena reflexión sobre el dinero y su influencia en cómo somos y qué hacemos.

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