La farmacéutica: 492 días secuestrada, de Carles Porta #NovelaNegra 48

by Julen

Sí, sí, perdón, no es una novela. Pero a veces la realidad supera a la ficción. Si tienes ya cierta edad, seguro que te suena la historia de la farmacéutica de Olot. Un secuestro que duró 492 días y que ocurrió en 1992. Pues bien, casi 30 años después, el periodista Carles Porta ha publicado un libro en el que cuenta lo que sucedió y lo hace en un texto que se lee de maravilla y en el que consigue adentrarte en una especie de esperpento. Si no fuera, claro está, porque hubo una persona y su familia que sufrieron lo que a nadie podemos desear jamás.

Ya había leído antes otro libro de Carles Porta: Tor, la montaña maldita. Otra historia de esas que te dejan traspuesto. En su momento hasta me acerqué al pueblo en una ruta con la bici de monte. Historias de contrabando, de ambiciones, de lugares recónditos que pueden revalorizarse, de conductas que llegan al límite. Pues bien, en su reciente libro sobre el secuestro de Olot, el autor, como decía, nos sumerge en una historia repleta de despropósitos. Pero no penséis solo en quienes secuestraron a la farmacéutica. Incluid también a Guardia Civil, Mossos d’Esquadra, Policía Municipal de Olot, jueces, fiscales y un periodismo hediondo.

Cada uno de los elementos que confluían en el secuestro iba aportando su grano de arena para que lo que sucedió compusiera una escena delirante. El caso es que fueron 492 días con una persona encerrada en un zulo de dimensiones mínimas, una tortura de la que es difícil salir indemne. Claro que la vida sigue y… resulta que no solo hubo un sufrimiento asociado al tiempo que duró el cautiverio, sino que se extendió más allá.

En gran parte, todo tiene que ver con el peor lado de nuestra naturaleza humana: desconfianza, sospechas, falta de sensibilidad con el dolor ajeno, ambición por conseguir dinero. Cada hilo se fue entrelazando en una madeja que Carles Porta desenreda nada más y nada menos que 30 años después. Claro que no es una novela, pero desde luego que cae de lleno en el género negro, negrísimo.

Entre los responsables, los hay que ya murieron y los hay que continúan sus vidas después de haber cumplido condena. Es una buena pregunta esa que interpela por la forma en que se puede continuar viviendo tras cometer un hecho así. Pero todo sigue. La vida no se detiene por muchas historias como estas que podamos conocer. Creo que el libro destila seriedad y construye un relato —entiendo que con alguna que otra licencia— que nos sirve para reflexionar no solo sobre la maldad de los autores materiales, sino sobre esa otra, quizá más escondida, pero tan dañina o más, que a veces destila el sistema: policía, medios de comunicación, políticos y también, por supuesto, la ciudadanía en general.

Image by Arek Socha from Pixabay.

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