Motivo de ruptura, de Harlan Coben #NovelaNegra 38

by Julen

De entre los autores americanos con «personaje a cuestas», quizá uno de los más populares sea Harlan Coben. Además, es de esos escritores de los que se han llevado unas cuantas producciones a películas y series, Netflix mediante, por cierto. El caso es que en 1995 publicó la primera de las novelas dedicadas a Myron Bolitar, un exjugador de baloncesto que trabaja como representante de estrellas del deportes y celebridades. En el camino se le van cruzando sucedidos que le hacen desarrollar tareas de investigación. Según parece, el mundo del deporte profesional no es, ni mucho menos, ajeno al crimen, el chantaje y todas las malas artes que te imagines. Claro, hay dinero de por medio y ya se sabe cómo son estas cosas.

Motivo de ruptura es la primera de las novelas de la serie. Es la única que he leído. Así que ya podéis imaginar que estoy frente al debate de si continuar con la saga o dejarlo para ir poco a poco, cuando apetezca. Porque la serie completa a día de hoy cuenta con once novelas, la última publicada en 2016. ¿Habrá terminado con el personaje?

Esta primera novela, además de servir para conocer a los tres personajes principales —junto a Myron aparecen un siniestro Windsor «Win» Horne Lockwood III y la ex luchadora Esperanza Díaz—, nos introduce en los trapicheos de la representación de deportistas profesionales allá en Estados Unidos, sobre todo de baloncesto y fútbol americano. Ni por un lado ni por otro parecen jugar limpio. De ahí que esas gestiones den pie a que aparezca un lado oscuro en el que Myron Bolitar no se desempeña nada mal.

Para la mayoría de deportistas, el juego de las esperanzas ayuda a ir reduciendo la luz del foco poco a poco. Una estrella en el instituto se convierte en carne de banquillo en la universidad y la luz del foco se apaga un poco. La superestrella universitaria descubre que nunca va a llegar a ser un profesional y el foco se apaga un poco más. Y luego están aquello pocos, aquellos únicos entre un millón, los que tienen «lo que hay que tener», que logran convertirse en deportistas profesionales.

Para estos últimos, la luz del foco es cegadora y daña la vista de los que la miran directamente. Y eso es lo que hacía que el efecto de apagado gradual fuese tan importante. Un deportista podía acostumbrarse a perder la atención pública paulatinamente. Su carrera llegaba al cenit y luego comenzaba a decaer. Pasaba de ser un novato sin experiencia a ser el jugador en su mejor temporada y después empezaba a declinar al llegar a la fase de curtido veterano.

Pero a Myron no le habían ido así las cosas.

El protagonista se nos presenta con una personalidad peculiar. Seductor, amante de la buena vida y con cierto sentido del humor (modelo James Bond, para qué ir más lejos a buscar referentes), sin embargo es capaz de cruzar la frontera de la legalidad de la mano de su colega Win. Parecería que cargarse a alguien es coser y cantar. Algo habría hecho para que se mereciera semejante medicina.

No obstante, al menos en esta primera novela que he leído, la trama te va enfrentando a algunas cuestiones de calado: género, relaciones familiares, ética profesional. A veces parece simple hipocresía en la que es fácil descubrir síntomas evidentes de una enfermedad enferma. Aunque puedas sentir que estás ante aquellos típicos telefilms de los años 70 y 80, la novela se ubica en plenos años 90, con Bill Clinton en el poder. No está tan lejos, ¿verdad? Venga, anímate con la primera de Myron Bolitar a ver qué te parece 😉

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