Jeremy Rifkin publicó The End of Work en 1995. Nicholas Negroponte publicó Being Digital en 1995. Amazon nació como tal marca en 1995 y fue en este mismo año cuando se fundó eBay. A Rifkin se le criticó su determinismo tecnológico. En realidad, estas cuatro referencias se basan en una fe casi sin fisuras en los avances de la tecnología. Fue también el año en que en Europa se aprobó la creación del euro. Dinero, trabajo, ocio. Todo cambió.
Seguro que podemos encontrar otras fechas relevantes. Google aún no había nacido. Necesitó tres años más. Alibaba llegó en 1999. Aquel fin de siglo supuso un punto y aparte. El trabajo empezaba a ser algo que, bueno, digamos podía ser digitalizable. El comercio empezaba a entender que necesitábamos tiendas 24/24 porque de lo que se trataba es de que comprar fuera tan fácil… casi inevitable. La economía continuó su financiarización. En 2021 dicen que los paraísos fiscales y chiringuitos de similar calaña acogen casi el 10% de la pasta que se genera en el mundo. Los papeles de Pandora, una gota en el océano.
Claro que en 2021 la inteligencia artificial ubicada en miles y miles de artefactos nos da sopas con onda. Nos dicen que más allá de la robótica mecánica —esa que hace mucho más rápido y de forma más precisa lo que antes necesitaba supuestas destrezas humanas—, ahora las máquinas son mejores tomando decisiones. Y han debido de decidir que tú y yo dediquemos cada vez más tiempo a ir de compras por Internet, porque de eso se trataba. Necesitábamos tiempo y ese tiempo hay que dedicárselo al bazar planetario que es hoy en día Internet.
Por supuesto que el índice de Gini se encarga de recordarnos que no podemos meter a todos en el mismo corral. Así, sabemos que en las minas del tercer mundo se siguen necesitando manos, que el reconocimiento facial inteligente pasa por África a precio/hora de derribo o que la industria textil se nutre del inframundo.
Desde 1995 llevamos ya más de un cuarto de siglo recorrido. Yo entonces trabajaba en LKS, en consultoría. Ya leía a Rifkin y a Negroponte. Leía porque me gustaba mirar al futuro. Ese futuro se ha ido haciendo presente. Y quizá porque me voy haciendo mayor, no me acaba de gustar el mainstream en que vivimos. La pandemia del coronavirus se ha convertido en un hito fundamental para quienes hemos asistido a semejante sorpresa. Yo creí ver en ello una cura de humildad. Pero supongo que saldremos de esta y olvidaremos. Va con la sociedad que hemos construido.
Rifkin argumentaba el fin del trabajo. Los think tanks de turno no se cansan de decir que la robotización se lleva por delante no sé cuántos millones de empleos. Mientras, sube la edad de jubilación. La robotización no se entera. Se va de fiesta mientras el paro y el retraso en la edad de jubilación se alían en una paradoja colosal. Además, hay que consumir. Si no compramos somos mala gente. Kilómetro cero o la tierra plana. Globalizacion a un clic; en producto nuevo o usado. Compra, imbécil, ¿no ves que es un acto político?
En 1995 nos dieron un aviso. En 2021 continuamos jugando a lo que nos dejan. Rifkin avisa que en 2028 lo de los combustibles fósiles se va a la mierda. Naomi Klein ya dijo que la agresión al planeta lo cambiaba todo. Seguimos leyendo para ver si entendemos de qué va esto. Eso sí, cada vez más novela negra y literatura de ciclismo y viajes. No sé qué quiero encontrar, la verdad.
Imagen de Achim Scholty en Pixabay.