Primera vacuna: un proceso contradictorio

by Julen

Ayer recibí, a mis 56 años, la primera vacuna contra la covid19. En mi caso me toco Moderna. O sea, que, como quien dice, me modernicé. Fue a las 19:55 en el pabellón Areilza del Hospital de Basurto. Llevaba varios días accediendo al portal de cita previa de Osakidetza porque parece que esta era la vía para conseguir que nos dieran hora. Creo que fue el lunes cuando ya vi que al entrar en el portal con mi usuario se habilitaba la opción de cita para la vacuna. Sin embargo, cada vez que accedía e iba dando los pasos correspondientes llegaba al mismo callejón sin salida: no hay citas disponibles, Osakidetza se pondrá en contacto contigo. Y a esperar.

En esas estábamos cuando ayer a última hora de la mañana recibo un mensaje de mi hermana en el que me dice que en su trabajo la gente está llamando a un número de teléfono en el que te cogen y te dan cita. Para mi sorpresa ese teléfono es el de un centro de salud de Osakidetza en Txurdinaga, un barrio de Bilbao (no es el centro de salud que yo tengo asignado). Efectivamente, llamo y tras esperar, acompañado de la correspondiente musiquilla desquiciante, me atiende un humano. Me pide los datos y me da cita: para ese mismo día a las 19:55. No hay ni código ni nada, a las 19:55, como os decía, en el pabellón Areilza del Hospital de Basurto.

Nada de web; el teléfono y un humano de por medio. Por cierto, la web de vez en cuando estaba caída, supongo que porque los del baby boom somos un ejército con suficiente gente en las filas como para tumbar con nuestras demandas cualquier sistema web que nos pongan por delante. Un teléfono de un centro de salud de un barrio que no es el mío me proporciona la cita para acudir a vacunarme. Muy lógico no parece, ¿verdad? En fin, así llegamos a la vacuna.

Mi hermana, que ya había recibido su primer pinchazo hace un par de semanas, me habló de colas y cierto caos: gente con código, gente sin código, gente que acudía a través de diferentes sistemas de cobertura médica, varias colas para recibir la dosis… Así pues, con ese precedente, decidí acudir quince minutos antes. Iba con la idea de tomarme las cosas con calma. Me tengo por persona paciente y si había que esperar, lo haríamos sin mayor problema.

Aparqué la bici delante del edificio que da entrada al hospital. La tarde estaba agradable. Basurto es un hospital con edificios repartidos entre zonas verdes que, en general, me parece mucho más humano que esos otros mamotretos con los cuales, se supone, hemos progresado. Este hospital se inauguró en 1908. Eso explica que no siga el patrón actual de edificio único, aséptico e impersonal. Si bien debo decir que alguna mala experiencia ya hemos tenido por aquí con familiares, reconozco que el lugar me transmite buenas sensaciones. Las cosas como son.

A la entrada los carteles te conducen sin mayor problema al lugar concreto en el que están vacunando. Voy paseando despacio. Nada más cruzar la entrada del pabellón Areilza, un guardia de seguridad me indica el lugar en el cual debo esperar a que un enfermero salga, tome nota de nuestros nombres y nos dé la vez. Cuando llego al sitio, hay cuatro personas delante de mí. Otras tres o cuatro se reparten sentadas por una sala de espera bastante amplia. En total, como digo, no más de diez personas en esa sala.

A los cinco minutos aparece un enfermero bien entrado en carnes que toma nota de nuestros nombres y nos va dando paso. Eso sí, una chica delante de mí se tiene que volver porque no encuentran su nombre en la lista. Se lo toma con resignación. El enfermero le insiste en que seguro que la han citado en otro punto de vacunación. No es el primer caso que ve.

Ni un par de minutos después de que me tomen el nombre y me tachen de la lista, me llaman. Deja ahí la mochila y tus cosas. No has pasado la covid, ¿no? Vienes porque te toca porque te toca por franja de edad, ¿no? Muy bien. Ya está. Pasa por donde la compañera para que te dé fecha para la segunda vacuna y espera 15 minutos en la sala. Luego te puedes marchar.

A las 20:10 estaba saliendo por la puerta para coger la bici de nuevo y volver a casa. Un proceso rápido, sin aglomeraciones, que había superado de largo mis expectativas. Gente amable la que me atendió, sin sensación alguna de aglomeración.

Así pues, un proceso un tanto kafkiano para conseguir la cita y después una continuación en la que no puedo poner queja alguna. Eso sí, en todo este tiempo desde que las adminsitraciones públicas han tenido que afrontar la gestión de la pandemia, uno siente que el margen de mejora es inmenso. Tenemos lo que tenemos, votamos lo que votamos y quienes nos gobiernan lo hacen porque la ciudadanía así lo hemos querido. Pero que consigas la cita como lo hice no entra dentro de mis parámetros de buena gestión. En fin, ya estamos medio modernizados. El día 16 de junio a la misma hora, la segunda dosis. De momento, ningún síntoma raro. Bueno, sí, que alguien parece que me ha dado una hostia del copón en el hombro izquierdo. Nada más.

Fuente de la imagen: Wikipedia.

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2 comentarios

Iñaki Murua 20/05/2021 - 23:01

En mi caso, ha ido bien hasta el proceso de pedir cita para vacunarme.

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Julen 21/05/2021 - 05:28

Me alegro 🙂

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