Morituri, de Yasmina Khadra #NovelaNegra 13

by Julen

morituriReconozco mi total ignorancia sobre Argelia, al que uno inscribe en el área francófona del norte de África y al que imagina preso de enormes tensiones políticas, religiosas y hasta relacionadas con su propia identidad. El colonialismo, me temo, muestra aquí su lado oscuro (si es que se le puede llegar a encontrar algún lugar claro). Yasmina Khadra es el pseudónimo de Mohammed Moulessehoul (محمد مولسهول). Sí, un pseudónimo de mujer bajo el que el autor ha publicado la mayor parte de su obra. Hay que decir, además, que causó un revuelo considerable cuando se descubrió que la tal Yasmina era en realidad un comandante del Ejército de Liberación Nacional argelino. Aquella mujer que contaba con brutalidad historias desgarradoras era un miembro de las fuerzas armadas. No, no estoy hablando de la novela, sino de la vida real.

Tenía curiosidad por leer esta novela. Moulessehoul ha desarrollado una carrera literaria con un amplio reconocimiento, aunque también, con críticas de diversa índole. El hombre llegó en 2008 a ser nombrado por el presidente argelino Abdelaziz Bouteflika director del Centro Cultural Argelino e incluso participó en la carrera por la presidencia del país en 2013. Eso sí, no llegó ni a reunir las firmas necesarias. En principio, se declaró huérfano de padrinos políticos. Así le fue.

Creo que no se puede leer Morituri sin tener en cuenta, por un lado, la extracción social y cultural de quien la escribe y, por otro, la situación del país con la explosión de una lucha sangrienta entre las fuerzas armadas y el Frente Islámico de Salvación. La novela te zarandea sin cuartel en un ambiente tóxico de violencia extrema y degradación por parte de todos los agentes enfrentados. En las calles de Argel se dan cita terroristas y policías asalvajados. Allí es donde el comisario Llob (hay otras dos novelas con él como protagonista), sobrevive como puede entre una delincuencia que parece sistémica y contra la que va luchando mientras asciende en la cadena de responsabilidades. ¿Quién da la orden final?

En principio cabe entender que el autor está criticando lo que allí acontece. Eso sí, como decía, no hay que olvidar de dónde procede. Se entremezcla un tono amargo y directo en medio de un inevitable realismo trágico.

Miro Argel y Argel mira al mar. Esta ciudad ya no siente emociones. Es el desencanto a más no poder. Ha dado al traste con sus símbolos. Su historia, forzada a pasar a la reserva, dobla el espinazo y sus monumentos se van encogiendo […]

Argel es una desazón, los sueños revientan como si fueran un absceso.

Asistimos, como decía, a una violencia extrema inserta en un presente en el que solo queda sobrevivir vagando entre un laberinto de odios que parece imposible de erradicar. Casi 25 años después de escrita, el progreso parece no terminar de abrirse paso. Claro está que insisto en mi desconocimiento de lo que sucede realmente ahí en el norte de África. Leer una novela negra cuya trama se sitúa en unos años de enfrentamiento social y religioso brutal no parece sino una manera lógica de asir una pequeña parte de lo que pudo haber estado sucediendo. ¿Seguirá siendo parecida la escena tanto tiempo después?

Morituri es una novela que puedes leerte de una tirada. Son apenas 140 páginas. Publicada por la editorial Zoela, desconocida para mí y de la que no he encontrado referencias actuales (quizá está desaparecida), tiene algunos errores de bulto en ortografía que llaman la atención. Escrita originalmente en francés, está traducido al español por Wenceslao Carlos Lozano. Supongo que habrá sido un trabajo difícil. A mí el vocabuario se me ha hecho extraño, la verdad. De todas formas, la novela –por cierto, llevada al cine, como otras tres obras del autor– tiene ritmo y se lee fácil. Anímate.

La imagen destacada del post está tomada de atalayar.com.

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