La celda de cristal, de Patricia Highsmith #NovelaNegra 12

by Julen

Patricia Highsmith - La celda de cristalNo cabe duda de que Patricia Highsmith es uno de los grandes nombres de la novela psicológica y de misterio de la literatura universal. Conste que debo decir que no soy yo muy de clásicos. No me digáis por qué. Pero ponerse manos a la obra y leer La celda de cristal (actualmente publicada en Anagrama) enseguida te conecta con la calidad de lo que tienes entre manos. En mi caso, no obstante, se trataba de una vieja edición de 1982 en la colección El libro de Bolsillo de Alianza Editorial. O sea, libro de formato pequeño con letra más pequeña aún. Quizá he perdido la costumbre, pero os aseguro que al principio me sentía incómodo leyendo así. Sin embargo, claro está, fueron 15 o 20 páginas y ya estaba metido de lleno en la historia de Phil Carter.

La novela está publicada originalmente en 1964. Ya sabemos que Patricia Highsmith no era precisamente condescendiente con el establishment americano. Situar en ese momento a un inocente en una cárcel estadounidense para que pase allí una buena temporada le da pie a dibujar con precisión un completo tránsito de degradación emocional. Porque el sinsentido comienza desde el momento en que no hay una referencia allí dentro para saber lo que puedes o no hacer.

Le quedaría muy agradecido si tuviese a bien el proporcionarme un reglamente completo a fin de que, en el futuro, pueda evitar que se me acumulen faltas.

Por supuesto la dirección del presidio no le proporciona contestación. Así que Carter inicia su personal viaje de transformación personal. Eso incluye la adicción a la morfina para superar los dolores de la tortura física a la que ha sido sometido y un crimen que queda normalizado en el ambiente carcelario. Pero la historia de Carter es también la historia de su familia, de su mujer y de su hijo, de quienes le están ayudando a demostrar su inocencia, y de quienes hacen el papel de malos necesarios para que haya llegado a la cárcel.

Yo estaba furioso las primeras semanas que pasé aquí y con ello no conseguí más que cometer faltas y ganarme la antipatía de los celadores. Lo mejor es ni siquiera enfadarse, de poderse evitar. Adoptar la actitud de los yogis o los pasotas. Estamos luchando contra algo más fuerte que nosotros.

Esta parece que fue su primera intención y así se lo explicaba a su mujer, pero finalmente queda solo como un burdo intento de aislarse de lo que se le viene encima. La vida, dentro y fuera de la cárcel, se va complicando. La historia cautiva porque vamos acompañando a Carter hasta llegar a entender que los delitos que lleva a cabo al volver a la libertad (sea eso lo que sea) son… bueno, lo que tenía que hacer para poner las cosas en su sitio, ¿no?

En definitiva, estamos ante una historia de un hombre criminalizado por el sistema. Carter responde como puede para salir adelante. Sufre una transformación interior y navega en busca de una paz interior que solo podrá encontrar en la anormalidad a la que ha sido abocado por sus años de cárcel injusta.

P.D. Tengo que leer más a los clásicos… y a las clásicas.

Imagen de James Timothy Peters en Pixabay.

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