Quienes leéis este blog ya sabéis de mi aprensión a cualquier cosa «perfecta». La «excelencia» no es para mí. Prefiero la imperfección, la calidez o los fracasos que nos humanizan. Prefiero a quienes se reconocen vulnerables. Por eso me da cierta grima el estilo de ensalzamiento que tantas veces acompaña a la redacción de un «caso de éxito». Claro que si lo llamas «de éxito» no queda sino echarse al monte y empezar a meter aquí y allá loas para ser coherente con aquello de «éxito».
Por otra parte comprendo que es mucho más fácil enseñar todas esas cosas que nos han salido bien mientras ocultamos bajo la alfombra nuestras vergüenzas. Ya me he llevado más de un palo en mi trayectoria profesional por hablar «en abierto» de lo que no veía bien. El argumento que me ponían enfrente siempre era el mismo: las críticas nos las haces en privado. Hay quien me ha dejado de hablar y lo sintió en su momento como una traición personal. O algo parecido. Lo siento si hice daño, pero creo que lo volvería a hacer. Creo que soy así de burro.
Cuando mostramos un caso de éxito es más que evidente que ahí dentro hay, también, miserias. O si se prefiere, dudas, miedos, (pequeños) fracasos y alguna que otra cosilla que, si pudiéramos, haríamos de otra forma… ahora que lo vemos en perspectiva. Un caso que muestra esa parte de «miseria» se me hace mucho más humano y me ayuda a aprender de lo que no salió bien. Pero solo puedo aprender si me lo cuentas.
El habitual sentido épico de la empresa del proyecto emprendedor en el que se machaca lo de luchar, perseverar, esforzarse y, ya de paso, tumbar a la competencia es… ¡una opción! Nada suele salirnos gratis, de acuerdo. Pero de ahí a jugar con el lenguaje bélico para encumbrar el arrojo y la valentía que dan como resultado el éxito hay un trecho. Yo tengo en mucha estima mi cobardía. Creo que me es útil. Aunque no venda, me es útil.
Por otra parte, los casos son una fuente inmensa de aprendizaje. Si reflejan la realidad -hasta donde sea posible- representan esa otra manera de complementar lo que dicen las teorías. Realidad que se toca con los dedos y que se enfrenta al día a día. Ahí, dentro de los casos, en lo que se comparte hay toda una riada de conocimiento útil. Pero, insisto, necesito lo bueno y lo malo. Los mundos no son de color rosa. Así que en cuanto escucho solo alabanzas enseguida decae mi interés. No puede ser cierto. «Me la están metiendo». Sí, no puedo evitarlo.
Por eso el mismo concepto de «caso de éxito» me genera urticaria. Y paso de eczemas a estas alturas. ¿Transparencia? Pues eso, positivo y negativo, una balanza con productos en cada lado. Y no pasa nada porque pesen más los positivos, pero que no sean los únicos, por favor. Znks!
————
Nota personal para que no se me olvide.- Yo mismo soy pecador, #yoc0nfieso 😉
8 comentarios
Comparto al 100% la reflexión. Queda rara la luz cuando no proyecta sombras…como sobrenatural, postiza… Respecto al término…casi me gusta más «exitus» 🙂
Manel, qué cosas, eso del «exitus» suena a traca final… En fin, ya llegaremos, ya 😉
Muy bueno Julen. Se aprende de las cosas humanizadas, pero ya se sabe lo «imperfecto no vende».
Gracias
Esto es como la reflexión en torno a «quién escribe la historia»: siempre los vencedores. Y luego descubres la parte «oculta» de los vencidos que muestran otras realidades que si salen a la luz no sería tan exitosa, ¿no?
En cualquier caso, siempre digo por otro lado que si se aprende de los errores, también deberíamos aprender de los aciertos, por si acaso.
Vivan las aristas!!!
Hola Julen, siempre me he sentido así, pero después de leerte, me siento más un «caso» y me apetece ser, aún más, «burro»
Buenas reflexiones Julen. Es bueno humanizar todo esto, ya se sabe que unas veces se puede estar arriba y otras abajo. A nivel corporativo es curioso muchas veces como entre el éito y el fracaso hay simplemente unos años, que pregunten sobre ello a grandes empresas. Estas semanas leí cosas sobre Blackberry, Kodak o Nokia, empresas líderes que pasaron de ser admiradas a repudiadas.
Buen articulo. Creo que antes de hablar de un caso de éxito habría que definir que entiende esa empresa por «éxito»
¿Rebuznamos juntos? 🙂