Precariedad laboral, la defensa como mejor ataque

by Julen

Joven precario 4Ayer estuve charlando un rato con Marc Garriga. Caí enseguida en la cuenta de que nuestros planteamientos laborales son bastante coincidentes. Claro que no podía ser de otra forma si la chica The Project anda de por medio. El proyecto como referencia y una arquitectura de negocio -si se puede llamar así- donde somos agentes libres en un mercado inestable que nos contrata por lo que se supone que sabemos. Nada de grandes empresas sólidas sino pequeños microbios con cierta capacidad viral.

Claro que hoy el modelo que se nos presenta como salida a la crisis es el de «búscate la vida, joder, y no llores tanto». Traducido en palabras bonitas: «emprende». Y nosotros aceptamos el reto, comulgamos con ruedas de molino, nos tragamos el caramelo y ahí que nos ponemos manos a la obra. Somos precarios, somos nuestra red, somos personas que queremos ataduras en su justa medida. Como profesionales abiertos, necesitamos vínculos con varios nodos (quizá alguno de ellos más relevante que los demás, claro está) y eso hace que podamos sobrevivir en la selva.

Nos hemos acostumbrado al desarraigo. Somos el mejor ejemplo de la desestructuración que provoca el capitalismo moderno, tal como lo describe Richard Sennett. Y no nos va mal. Marc también bloguea, otro punto en común. Nos dotamos de altavoces para ganar en visibilidad. Y somos gente de estructuras mínimas; nada que vaya a pesar a los clientes. No hay cargas estructurales que facturar. Sennett dice:

La cultura moderna del riesgo se caracteriza porque no moverse es sinónimo de fracaso, y la estabilidad parece casi una muerte en vida. Por lo tanto, el destino importa menos que el acto de partir. Inmensas fuerzas económicas y sociales dan forma a la insistencia de marcharse; el desorden de las instituciones, el sistema de producción flexible, realidades materiales que se hacen a la mar.

Y si nos va bien, ¿a cuenta de qué insistir tanto en la precariedad? Pues porque en el fondo, a mí (no quiero incluir a Marc porque él tendrá su propio punto de vista) me queda siempre un poso de desasosiego. ¿Soy un privilegiado? ¿Simplemente he tenido suerte y estaba en la estación cuando pasaba el tren del modelo de negocio adecuado? No todo en la vida es consecuencia de lo planificado. Siempre he presumido de que las olas vienen y hay que surfearlas. Pocas son las personas y organizaciones capaces de crear sus propias olas. La mayor parte de la gente nos dedicamos a capear el temporal.

La precariedad es algo que Jaron Rowan ha analizado con cierta profundidad en su libro sobre Emprendizajes en cultura, una de esas pequeñas joyas que yo que tú leía sin dudar. Nos defendemos con las armas de nuestros enemigos: ¿esto es lo que estamos haciendo? No sé si no me engaño. Porque quizá no hago sino contagiar precariedad y extender un modelo perverso donde el compromiso con nuestros iguales se mide por el proyecto -un conjunto de tareas compartidas durante un tiempo muy delimitado- y no por algo que nos enlace a largo plazo. La sombra de Sennett es alargada.

Ya, claro. Llevas razón. Otra reflexión de un cascarrabias. Disculpa, no quería amargarte este jueves. Que lo disfrutes.

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11 comentarios

aitormanah 16/02/2012 - 07:00

Interesante reflexión Julen. Siguiendo con el simil que propones, surfear o ser surfero es realmente una gozada, aunque implica estar en forma, muy en forma (psicológica y físicamente).
Tengo algunas dudas respecto a que todas las organizaciones deban crear sus propias olas. Las olas, vienen dadas. Yo pienso que cada organización, debe aprovechar los recursos que mejor le convengan (en algunos casos serán las olas, en otros las corrientes marinas o el viento…). Lo que sí creo es que aquellas fórmulas que por su buen diseño permitan navergar consumiendo menos recursos (recursos petrolíferos, por ejemplo) tendrán mayor capacidad de éxito, por el hecho de partir con una ventaja: la no dependencia de factores externos. Un catamarán, o un avión que aprovecha las corrientes de aire serían un ejemplo de ello.
Uf… qué comentario de cascarrabias me ha quedado ¿no? Ni que tuviera más de cincuenta. 😉

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Julen 20/02/2012 - 06:28

Aitor, no es mala reflexión la de hacer las cosas consumiendo la menor cantidad de recursos que sea posible. Un negocio minimalista, bonita metáfora. Quizá sea línea a seguir.

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Odilas 16/02/2012 - 11:03

ostras Julen, pinchas en hueso.
Cada día convivo con el mismo discurso interior. Con la paradoja de si este modelo tan «guay» que defendemos, es justo, replicable, integrador.etc.
Estamos perdiendo todos los anclajes. Antes, el profesional libre era una opción. Creo ahora que caminamos hacia una liberalización generalizada y masiva del sistema productivo. No sé si eso es bueno, si es bueno para todos, y si podemos hacer algo esos que parecemos privilegiados.
Gracias por la reflexión y la compañía colega.

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Julen 20/02/2012 - 06:30

Pues sí, no sé si es opción o imposición. Duda sin resolver. Quizá nunca la resolvamos. Mientras, ahí seguimos, cada mañana con nuestros proyectos, a veces con más ilusión y a veces con menos. A ver si no jodemos mucho el planeta.

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Juanjo Reza 16/02/2012 - 13:26

Camarada Julen: la seguridad (como concepto opuesto a la precariedad) no es más que acabar siendo propiedad de aquello que se nos da y pasamos a creer nuestro por derecho. Recomiendo una léctura clásica. En el libro de Julio Cortazar «Historias de Cronopios y Famas», hay un pequeño capitulo titulado «Instrucciones para dar cuerda a un reloj» que explica muy bien esto.
La seguridad es un lugar calentito y agradable y la precariedad un lugar frio e inseguro. En esta descripción sólo hay un problema: incluso quien está más seguro de su seguridad, está expuesto al final de esta, pero mucho menos preparado para afrontarlo que quien la ha asumido como un estado que también tiene sus ventajas.

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Julen 20/02/2012 - 06:32

Juanjo, gracias por la referencia. Será que acostumbrados a la precariedad ni nos parece tan mala. Cuando muchas grandes empresas se tambalean uno siempre piensa que al menos, si la cago, yo seré el responsable. No solo yo, pero sí en gran parte.

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Iván 16/02/2012 - 13:41

Bueno, es claro que estabas ( y estáis varias personas ) en el momento adecuado y pudiste como dices pillar la ola , pero también has tenido que ir a la «playa» y surfear la ola y echarle coraje. Y sobre todo, has seguido aprendiendo, desaprendiendo y avanzando, algo que no es sencillo . Por otro lado, a lo mejor sin quererlo estáis creando escuela, de gente que no se encuentra bajo las estructuras tradicionales, aunque claro, es casi seguro que para esos sea mucho + complicado salirse del status quo, por edad, ataduras,riesgo, pero bueno, es algo a reconsiderar, sobre todo con la que anda cayendo.Al respecto, me ha gustado mucho una frase de Seth Godin “Lo que hace que nuestra vida y nuestro trabajo sean interesantes es el descubrimiento, la sorpresa y el riesgo de explorar“ , vamos que puede entrar eso que siempre me ha gustado y con lo que me he identificado » Muchas veces lo importante no es el destino, sino simplemente IR » 😉

PD. Tengo a Richard Sennett en la lista de pendientes,prometo que en el 2012 deben caer sus libros 😉

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Julen 20/02/2012 - 06:34

Lo que pasa, Iván, es que las «estructuras tradicionales» también proporcionan un sentido colectivo interesante. Si despojamos a nuestras instituciones de su enfoque colectivo y nos vamos al individualismo más feroz, entonces caemos en riesgo de que creer que «sálvese quien pueda» es la opción. Y supongo que tiene que haber otras. Lee primero «La corrosión del carácter» de Sennett. Ya hablaremos.

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Josune 05/03/2012 - 21:26

Desde que el «animal» humano tuvo consciencia de que podía pensar y reflexionar… se complicó el asunto…. Quizá se trata de fórmulas más sencillas y menos complejas por tanto. Un surfista muy probablemente cogerá olas porque disfruta, se lo pasa en grande y lo está gozando. A veces está gozándola sin pillar ninguna ola, simplemente imaginándose surfeando es suficiente para su disfrute. Entonces, quizá no se trata tanto de defender posturas, estructuras, instrucciones varias…sino en pensar en, hago esto porque disfruto, me apasiona y sobre todo porque me gusta, y ya está…

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Julen 08/03/2012 - 07:07

Encantado de verte por aquí, Josune. Hay muchas formas de disfrutar pero tantas otras de enfermar, me temo. Eso de «relájate y disfruta» cada vez parece más complicado. Así que, como dices, a lo mejor hay que echar mano de la imaginación 😉

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Precariedad, empleo y competitividad | Consultoría artesana en red 25/04/2012 - 05:01

[…] Allí tomando las referencias de Boltanski y Chiapello o la de Sergio Bologna nos explica como la “precariedad” es una condición inherente al capitalismo moderno. Al igual que Sennett, que considera que la empresa ya no será nunca más un eje estructurador de […]

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