Mañana marcharemos para Flores, otra isla aún más perdida en el Atlántico… junto a otra que parece el fin del mundo conocido: Corvo, un pedazo de tierra habitado por 425 personas. Una isla como Terceira, ni pequeña ni grande, da para que veas a las mismas personas en varias ocasiones. Por supuesto en Praia da Vitoria es evidente: nos encontramos con Madalena en la playa y luego la vimos al atardecer del día siguiente en su sillita. No tendrá más de 2 años.
La isla a pie es otro asunto. El tamaño se agranda sobremanera. La orografía contribuye a que las distancias sean más largas que la simple línea recta. Además, los caminos se retuercen entre la laurisilva y bordean los muretes de piedra siguiendo lógicas extrañas. Pero a pie la isla adquiere aspecto más humano.
Es evidente que en una isla ni grande ni pequeña vas a topar con el mar a menudo. Puede esconderse tras esa loma verde allá a lo lejos o salpicarte por culpa de una ola arrebatada que se enfadó con la costa. Aquí el litoral reparte exabruptos y se encabrita a través del malpaís que bajó algún día hasta la orilla del mar. Tuvo que ser espectacular cuando sucedió. Hoy sólo nos queda recrearlo con la imaginación a partir de las extrañas formas que se reparten aquí y allá. Como sucede en Biscoitos.
Cuando han transcurrido unos cuantos días la isla te devuelve paisajes conocidos. Así que para descubrir una imagen diferente hay que abrir bien los ojos y rebuscar en el mapa. En realidad a los ojos del turista queda mucha isla escondida. Es esa parte que surge tras una segunda o tercera visita. Ese rincón que siempre estuvo ahí pero que se negó a captar a tu atención en veces anteriores. Volver a una isla es un placer para el matiz.
Terceira es de momento isla de primer contacto. No es como El Hierro, referencia de isla querida y blanco de comparaciones. Siempre hay un rincón en cualquier isla que está allá en El Hierro. La única razón por la cual todos los rincones están allí: hemos vuelto en muchas más ocasiones. Y eso da juego a los ojos. Es estar aquí y querer volver allí. Será en noviembre.
6 comentarios
Hola Julen, espero que tengas un muy buen viaje. Por la foto, parece ser un lugar interesante.
¡Menudo verano, Julen!
Menudo el que estáis pasando y nos estáis regalando.
Vaya descubrimiento este del «modo relajado» 🙂
Abrazos
Buen lugar, Julen,tengo ganas de ir,hay por ahi la misma comida que la de sus primos de lusitania?
bacalhau ao bras? espetadas de vitela ? porco a alentejano? saudade 🙂
otro mundo las ciudades de china alejadas del plan de la ruta de los turistas,mezcla entre gran hermano,con capitalismo salvaje con toque comunista,tela
los crios y las tias se hacen fotos o me dicen,hello antes de reirse de mi jejeje
salu2
Ivan
@Jorge, gracias.
@Carme, sí, ha cundido lo suyo. Ya estoy en mi despachito. En breve te comentaré un asuntillo. A ver si concretamos tu participación en una jornada aquí. Todavía tengo que preparar bastantes cosas, pero ya te iré contando.
@Iván, disfruta, disfruta, que esto va deprisa.
Fantástico, Julen. Lo hablamos cuando quieras.
[…] de que no, de que este lugar bien pudiera encontrarse en cualquier otro sitio. Estés en Flores, Terceira o Pico; da lo mismo. Estás en un lugar que se empeña en esconderse a […]