Dolor físico: versiones analógica y digital

by Julen


Hacía mucho, mucho tiempo que no sentía dolor físico. De hecho, mi vida ha sido agraciada con ningún paso por hospitales. No he sufrido ninguna enfermedad digna de reseñar. Lo único que recuerdo es una varicela. Nada más. Y en cuanto a dolor, sólo el asociado a un par de caídas con la bici y que tuvieron que ver con fisuras en las costillas. Por lo demás, nada de nada. Cero.

Y soy consciente de que no sirvo para soportar el dolor. Necesito drogas para ahuyentarlo. Esto parece que tiene que ver con el acceso a las medicinas. Porque medicinas, haberlas las hay. De todos los colores y para todas las patologías. Dinero de por medio y dolor tapiado; ya está. Lula en Brasil ha dado el paso al frente. Es una cuestión de dinero, al final. Así de primermundista es el asunto.

Pero cuando el fármaco fracasa, supongo que sale lo peor de cada cual. El puto nervio trigémino de los cojones (ya sé que me paso, pero a vosotros no os duele) me está fundiendo. A veces es permanente, pero soportable. Y a veces es insoportable pero a golpes. Me refiero que la versión analógica es más llevadera que la digital. En digital, con «cero» no duele tanto, pero con «uno» ves las estrellas.

Sin embargo, la versión analógica, en continuo, te conduce a una espiral de autoengaño. Como duele, no tienes ganas de hacer nada. Como no tienes ganas de hacer nada, tu percepción se centra en el dolor y como el foco es potente, todo queda inundado. La conclusión es que sólo vives para la mierda de tu jodido dolor. Ya le entiendo a House. Si duele, el mundo sufre un constreñimiento radical y queda reducido al dolor.

Antes, el dolor físico era para soportarlo. Ahora, me temo que, en el primer mundo, está perdiendo la batalla con la química. Fórmulas y más fórmulas para aplastarlo y dejarlo hundido en el fondo de nervios bloqueados. Oculto por paredes levantadas a base de reacción química, el dolor físico se resigna a quedarse allí lejos, donde nadie le hace caso. Pero cuando la terapia fracasa, el dolor saca la parte irracional que te ha quedado en algún lugar de tu mochila.

Cuando duele, entra en escena un tremendo círculo vicioso. Dolor conduce a más dolor. A falta de una catarsis completa, con explosión de fuegos artificiales donde todo revienta, el dolor conduce a un estado animal de consecuencias impredecibles. De entrada, al menos en mi caso, la desconexión con cualquier estado de amabilidad es evidente. No estoy para nadie ni para nada. Que el mundo me deje en paz, que me bajo. No quiero ni lástima ni conversación ni un simple cruce de miradas. Quiero que el mundo me deje en paz y el alma quieta, que diría mi madre.

Y todo esto por un simple dolor de muelas. No valgo para soportar dolor. Es evidente. Ni analógico ni digital. Eso sí, mientras te hundes en esta puta ciénaga, me vienen imágenes de mil colores y formas. En un estado de semiinconsciencia el cerebro segrega imágenes. Todas ellas tienen en común su recurrencia, su rítmica presión. A veces he visto mantas que impregnaban dolor, a veces han sido semillas que se corportaban en la tierra como corazones latiendo dolor, a veces eran acantilados con aristas que nunca llegaban a clavarse del todo, a veces simple color negro palpitante.

En mi desesperación -joder, no valgo nada- hay veces que entran ganas de explotar. Para ello concentro energía en el naciente del dolor y tenso allí todo lo que puedo. Tan sólo ayuda en la espiral de más dolor. Imbécil que es uno, nada más. Demostración empírica de estupidez humana. Anota un ejemplo más.

Mi cuerpo podría segregar endorfinas. De hecho es la terapia más sencilla de las que he conseguido medio leer. ¿Por qué no utilizar teoría de sistemas? Nuestros cuerpos pueden generar endorfinas, pueden desarrollar mecanismos que tiendan al organismo hacia la estabilidad. No sólo hay círculos virtuosos y viciosos. Aún asumiendo que tendremos que soportar ciertas demoras, disponemos de la capacidad para segregar endorfinas que contrarresten de forma natural el dolor. Pero las endorfinas requieren actividades placenteras. Y el dolor te aleja de ellas. No te apetece. Pero podrías. Podrías desarrollar endorfinas. ¿Quién es capaz de imaginarse sobre la bici por un hayedo verde intenso ahora que estamos en primavera? Esas endorfinas tumbarían mi dolor. Pero soy incapaz. Así de triste.

Ahora estoy en dolor analógico, continuo pero soportable. A ver lo que dura. En todo caso, incluso me siento culpable de escribir sobre esta mierda de dolor. Lo digo porque al lado de otros dolores que suceden en este planeta, dolores de verdad, lo mío es de risa. De risa.

La foto de Flickr de Don_Gato.

Technorati tags |

Artículos relacionados

8 comentarios

M@k, el Buscaimposibles 06/05/2007 - 10:13

Ánimo, Julen. Me temo además que soy de los tuyos cuando se me revolucionan las muelas.

Responder
Telémaco 06/05/2007 - 12:02

Hace cosa de un mes estuve un par de días con un dolor insistente y es cierto que el jodido se autorrefuerza no dejándote pensar en otra cosa.

Un día estas trepando cerca de la cúspide de la pirámide de Maslow y al día siguiente te das cuenta de que has debido resbalar y estás en la base de la pirámide.

Ten paciencia, vuelve a trepar, seguro que es cosa de un par de días.

Responder
Julen 06/05/2007 - 18:48

m@k, es que somos unos flojos…
telémaco, he bajado hasta el principio del principio, pero enseguida volvemos a trepar. No problem.

Responder
Germán 06/05/2007 - 22:27

Antes esto se solucionaba con un copazo de orujo o coñac, que por otra parte tampoco está mal de vez en cuando. Yo, como tu hasta este momento, llevo bastante tiempo sin ningún dolor (toco madera) pero tengo la sensación de que el dolor en parte se modula con el pensamiento. Vamos, que si te dejas llevar te come. Ánimo.

Responder
Penélope Glamour 07/05/2007 - 12:28

Tienes Sinestesia?

Responder
Julen 07/05/2007 - 18:14

germán, eres un alcohólico 😉
penélope, he visto de todo y a ratos sigo viéndolo, huelo sabores, veo olores. Pero con drogas, claro. Las que me recetan.

Responder
Penélope Glamour 08/05/2007 - 08:01

Vaya, pensé que eras de los mios 🙂 Yo si puedo ver y sentir todo eso sin drogas.

Responder
Anonymous 06/08/2008 - 12:21

Hola,
Muchos animos!!! yo llevo 22 años con dolores del trigemino (tengo 37 años) se de lo que hablas y es horroroso y jamas he dejado de luchar…
No te rindas y sigue con la lucha diaria y jamas dejes que el dolor te gane la carrera.
Un abrazo,

Mario

Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.