Veo empresas demasiado cargadas de negatividad. Empresas que sufren y que generan condiciones para que las personas se culpen las unas a las otras. El problema se cierra sobre sí mismo en demasiadas ocasiones y se pierde perspectiva.
Las fuerzas centrípetas conducen a un abismo que te engulle y del que no es fácil salir. Los problemas no tienen causas sino efectos que refuerzan las causas. Los círculos viciosos son impresionantes causas de sufrimiento. Miras ahí dentro y ves que las personas han perdido la capacidad de conducir la situación. El monstruo ha crecido y domina el panorama. Hay un color oscuro que impregna todo. Todo.
Las personas suelen recurrir a sus organismos para protestar. Me refiero a sus cuerpos, a su sistema nervioso, a su fisiología. No sé si es lista o si cumple la función de aviso, pero nuestra fisiología se rebela y te lanza síntomas. Pueden ser graves o menos graves. Pero casi nunca deberíamos subestimarlos. Los síntomas son esa punta del iceberg que esconde mucha mierda debajo.
Las empresas necesitan crear salas de desintoxicación. Algo así como un lugar para que los alcohólicos anónimos que padecen diversas patologías laborales se sinceren. El monstruo ahora tiene muchas cabezas y se reconfigura deprisa. Es difícil a veces comprender cómo actúa y dónde es capaz de hacer más daño. Pero no lo subestimes, porque las estadísticas dicen que las empresas hacen daño. Primero moralmente. Luego la fisiología entra en la escena.
No sé si ahora son riesgos psicosociales. No sé si los mapas de riesgo que, obligadas por la prevención, fabrican las empresas, lo recogen. Supongo que sí. Pero también supongo que el riesgo físico de caída no es comparable con el riesgo psicológico de caída. Estas caídas son más sutiles, más complejas, menos evidentes, más cabronas.
Por eso, no conviene olvidar que si sufres insomnio, una forma de salir de él es analizar con detalle los días en que duermes bien. Aunque la botella esté casi vacía, tienes la capacidad de verla casi llena. ¿Por qué nuestro equipamiento de serie nos conduce a insistir en preguntarle a quien conduce la terapia las razones por las cuales duermo mal? Busca los días en que el sueño llegó tranquilo. Ahí está la clave de que tu fisiología esté en paz con tu psicología. Y las empresas también deberían aplicarse el cuento.
No os preocupéis. Solamente necesitaba escribirlo.
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5 comentarios
Gracias por dedicarme la entrada
😉
gracias julen por este comentario,es cierto….por cierto creo que eres diferentee al resto en muchas cosas.gracias de nuevo.
Añadire que el monstruo se promueve por parte de la empresa como perro pastor, o cancerbero,… lo malo es como dices tu, cuando el caniche se convierte en doberman descontrolado.
Sin embargo algo si he notado, al igual que existe una capacidad para verlo todo negro, nuestra psicologia se satura de esa visión y retorna al lado luminoso. Un efecto pendulo.
Cuando uno no abandona el barco, o cambia de barco, y tiene la posibilidad de permanecer en la tormenta, descubre al final una calma regeneradora.
noemí, espero que mejores.
el usuario anónimo, gracias.
jofegaber, usa la psicología en lo que puedas, porque tenemos la suerte de poderlo ver medio lleno.
Cuando padecía de insomnio tenia problemas para conciliar el sueño, me despertaba periódicamente en las noches o me despertaba muy temprano. El insomnio afecta mucho nuestra calidad del sueño, y afectaba mi salud. A veces el estrés, la ansiedad, la depresión, peleas familiares o conyugales, el consumo de bebidas alcohólicas, cenas abundantes pueden ser desencadenantes del trastorno del sueño o del insomnio. También debemos evitar el consumo de la cafeína y del tabaco, porque nos perjudican nuestra situación.