Aunque a Txetxu le extrañe un poco, me gusta la feria del libro allá en Madrid. Me gusta irme desde Bilbao ese primer fin de semana de junio. Para la ocasión los intereses fluían en tres líneas paralelas: algunos libros «serios» (Lawrence Lessig, la experiencia de Víctor Frankl, el optimismo de Rojas Marcos), la firma de Mario Vargas Llosa y mi otra pasión por los espacios naturales -y las rutas en bici que suelo asociarles. Y aunque no del todo conseguido, la mayor parte sí ha caído. Y tengo pruebas.
He ojeado cantidad de libros relacionados con Internet, la red, los derechos de autor, la organización, la cooperación, la participación y este tipo de cosas con las que me entretengo (algunas de ellas lamentablemente aburridas). Me estimula; me queda claro que se me ocurren cosas cuando huelo los libros en papel papel. De vez en cuando fotografiaba algunas portadas o páginas, para extrañeza de algunos.
Luego me pasé por Desnivel, una librería estupenda que me encanta visitar cada vez que paso por Madrid. No he podido localizar un libro sobre la ruta del Camino de Santiago en francés desde Ginebra hasta Le Puy-en-Velay editado por la Federación Francesa de Andarines, por lo que habrá que usar el canal Internet o el paseo hasta Burdeos. Mucho más apatecible la segunda vía.
Tuve ocasión también de tomar una Coca Light con Txetxu el domingo por la mañana allá en la Feria. Él estaba de relaciones públicas por la capital, mientras que otros nos dedicábamos a holgazanear un poco el fin de semana. Bueno, tampoco tanto, porque siempre caen unos cuantos kilómetros andando… y en bici. Curioso lo de darte una vuelta a primera hora de la mañana por la Casa de Campo. Allá convivimos gente en bici y gente corriendo a pie, jubiletas de sueño ligero, hombres sobrepasados por sus urgencias testiculares (lo que queráis, pero ese mercado del sexo que genera un intenso tráfico matutino de carne deprime). Y, además, para completar el amasijo de opciones, había una competición creo que de triathlon o duathlon. Juntos, en un reducido espacio, muchas alternativas para dar rienda suelta a las pasiones. Diversidad humana.
La vuelta a casa tuvo una paradita en Buitrago de Lozoya. Otra oportunidad para observar esas rancias costumbres dominicales: las tapitas, la gente guapa de boda (¿domingo?), las cigüeñas, el reloj del campanario parado en las seis y cuarto, la plaza de la constitución antes llamada del general…
Pues sí, otra feria del libro. Y más que vendrán.
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1 comentario
De haberlo sabido me hubiese acercado a darte un apretón de manos.
Vivo al ladito del Retiro.
Otra vez será.