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05 Berzocana y sus reliquias #Transtoledana #MTB – Consultoría artesana en red

05 Berzocana y sus reliquias #Transtoledana #MTB

by Julen


Strava: https://strava.app.link/5QqxugIXkIb

Ahora que ya ha pasado un tiempo desde la etapa de ayer, quizá convenga suavizar un poco la narración. Frío pasamos y calar nos calamos. No ha sido la primera vez ni será la última. Da un poco de rabia que seas agraciado con un día de estos en una ruta que, bajo otras circunstancias, la disfrutarías en grande. Pero, vamos, llover tiene que llover. Bienvenidas sean estas lluvias si le va bien al campo. Aunque no sé yo si en estas cantidades: 110 litros en dos días, según hemos sabido de buena fuente.

Sigo con problemas no en una sino en las dos botas. El agua hace estragos con los apaños que me invento a base de cinta americana. Creo que voy a añadir la típica dosis de bridas. Cinta americana y bridas son una combinación infalible, ¿no? Hay que salir del paso como sea.

El plan es hacer aquí, en Guadalupe, tres noches, toda una novedad en nuestras travesías ciclomontañeras. Eso quiere decir, entre otras cosas, que si pedaleamos desde aquí alguna ruta circular no hay por qué cargar con la mochila a la espalda. Todo un lujo.

Por la tarde nos apuntamos a una visita guiada al monasterio. Pero antes vamos con la tradición acerca de por qué Guadalupe es Guadalupe: pastores de por medio, como tantas y tantas veces, a quienes se les aparece la Virgen. Echamos mano de la Wikipedia para entender el lugar en el que estamos:

Según la tradición un pastor encontró una talla de la virgen María en el río Guadalupe a finales del siglo xiii o principios del xiv. Cerca del lugar donde se encontró la imagen se construyó una ermita alrededor de la cual surgió el asentamiento actual con el nombre de Puebla de Santa María de Guadalupe. Desde la construcción del primer santuario Guadalupe se convirtió en el centro de peregrinación más importante de la península ibérica después de Santiago de Compostela, condición que mantiene en la actualidad a través de la peregrinación que llega de toda España por los caminos de Guadalupe. Esto se debe al hecho de que si Santiago es el patrón de España, la virgen de Guadalupe es la patrona de todas las tierras de habla hispana y ostenta el título de reina de las Españas según la tradición católica.

Claro está que aquí lo que mola es el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993. Dentro se se custodia la imagen de la Virgen de Guadalupe, patrona de Extremadura y Reina de la Hispanidad. Por este lugar pasó Cristóbal Colón en sus gestiones previas para cruzar el charco y también luego, después de haberlo navegado con éxito. Fue, además, lugar de recogimiento de los Reyes Católicos tras la conquista de Granada en 1492. Cuatro años después bautizaron aquí a unos indígenas americanos que se habían traído desde allá para esta parte del mundo. Cosas del imperio.

Hoy en día lo llevan los franciscanos, aunque antes estuvo en manos de los jerónimos. Todo queda en casa, de todas formas. Podemos ver elementos góticos, mudéjares, renacentistas, barrocos y neoclásicos. Una buena colección, desde luego. Y no se vayan, que aún hay más. Por los muros de la sacristía se reparten nada más y nada menos que ocho obras de Zurbaran con los típicos motivos didácticos para los novicios jerónimos: obediencia, caridad, recogimiento, castidad o compostura. Vaya juerga se traían los condenados. Por terminar con lo que tiene que ver con el edificio, apunta estas otras menudencias: un claustro gótico-mudéjar (el llamado «claustro de los milagros») o los museos de los libros miniados, de bordados, y de pintura y escultura. ¿Más? Toma nota del claustro gótico.

A mí personalmente me encantó el museo de los libros miniados, cuyo nombre tiene que ver con el minio que empleaban los jeronimos, de color rojizo, para las líneas horizontes. Observar esas imponentes moles de hasta 50 kilos de peso con sus enormes cubiertas de madera y sus páginas a base de vitela te traslada en el tiempo, no hay duda. Vaya época aquella en la que el pergamino se hizo libro, pero manteniendo la materia prima en cada página. Si aquellos monjes supieran de los ebooks…

Por la noche, a las diez y media nos acercamos a una curiosa procesión que tenía lugar dentro de la basílica del monasterio. Unas chicos y chicos cargaban con un sencillo paso de Jesús atado a la columna. Cada una de las levantadas llevaba su dedicatoria. Fue un acto muy íntimo. Tras la procesión, a la cama.

Amanece y ¡no llueve! Se ven incluso retazos de un cielo fantásticamente azul. Todo alegría, bajamos a desayunar. Modelo Pantagruel. Como si no hubiera un mañana. Las previsiones, depende de dónde mires, varían un poco. Lluvia sí, lluvia no. Venga, salimos. Haremos carretera hasta Berzocana, en gran parte por recomendación de uno de los que atiende en recepción, que también es ciclista. Del club del pueblo, Los Abubillos. Berzocana figura en el mapa por su tesoro, pero nosotros fuimos en busca de la iglesia de San Juan Bautista.

Primeras pedalada. Llueve. Desesperación. No puede ser. Bajamos hacia el arroyo de Guadalupejo. Se ven regueros de agua que bajan del monte y cruzan el asfalto de lado a lado. La carretera, sinuosa, cruza bajo el enorme viaducto de lo que debió de ser una obra ferroviaria, pero que, como ya te contamos, no vio nunca que por allí transitara ningún tren.

Por fin, deja de llover. Ha sido un comienzo demoledor, pero el tiempo nos da una tregua. Subimos el Collado de Puertollano. Incomprensible. Toponimia a revisar. A la vera de la carretera, pequeñas cascadas se suceden para dar paso al agua acumulada estos días.

Tras la cima, encaramos una rápida bajada que nos deja en el desfiladero del río Ruecas. Leemos en la web del Geoparque Villuercas Ibores Jara:

Las condiciones físicas del encajamiento fluvial ayudaron también al asentamiento de poblados calcolíticos y, durante la Reconquista, a la construcción del inexpugnable castillo musulmán de Cañamero, donde estuvieron aposentadas en el año 1220 las huestes del príncipe leonés Sancho Fernández.

Además, hubo por aquí unos cuantos molinos harineroas. Las crestas de cuarcita hacen de vigía mientras atravesamos el desfiladero.

Llegamos a Cañamero. Se aprecia bullicio en la calle principal. Paro en un bazar a comprar unas bridas. Mejor ir preparado para lo peor. Llegamos a una zona en la que hay mercadillo. Lo dicho, el pueblo está animado. Decidimos continuar: destino Berzocana.

Cómo bobos, hacemos la subida por donde no era. En fin, menuda albardada. El caso es que arriba, tras salvar un desnivel de 350 metros, llegamos a una rotonda desde la que se accede a Berzocana. El día continúa gris y amenaza lluvia.

Nos vamos directos a la iglesia. Ya sabíamos que las reliquias de los santos Fulgencio y Florentina, que se acogen aquí, fueron en su día objeto de deseo por el Obispo de Cartagena. Tras el Concilio de Trento hubo un resurgimiento de la veneración de las reliquias, y el cartagenero quiso a sus santos de vuelta (eran de allí) . Los berzocaniegos dijeron que naranjas de la china. Finalmente, con la intercesión del mismísimo Felipe II, dividieron la osamenta y alguna cosilla mandaron para Murcia. El caso es que, a cuenta del asunto, la gente del pueblo presume de venerar aún más los restos que quedaron. De ahí que se construyera la capilla para depositar las reliquias.

La iglesia estaba abierta porque un par de señoras del pueblo la estaban limpiando. De la conversación con ellas obtuvimos algunos datos adicionales, mezcla de evidencia y de un hondo sentimiento de que, como su iglesia, no hay otra.

El camino de vuelta lo hacemos por donde habíamos venido. Cañamero nos ha servido para el clásico bocata de tortilla de jamón, el desfiladero del río Ruecas seguía en su sitio y el Collado de Puertollano seguía siendo un sinsentido.

Ya abajo, antes de la subida final a Guadalupe, me he fijado que el viaducto continuaba sin ver pasar trenes. Qué cosas.

Mañana más. Mañana de nuevo previsión de mal tiempo. Lo mismo toca jornada de descanso, ¿no?

Kilómetros totales hasta esta etapa: 320,26.

Metros de desnivel acumulado hasta esta etapa: 5.947.

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Fotografías de la ruta.

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