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14 Consuegra – Los Yébenes #Transtoledana #MTB – Consultoría artesana en red

14 Consuegra – Los Yébenes #Transtoledana #MTB

by Julen

Strava: https://strava.app.link/gYq01rJPzIb

Hoy pedaleamos la última etapa de esta Transtoledana pasada por agua y, sin embargo, anuncian 28 grados de máxima aquí en Consuegra en este sábado fútbolero de final de Copa en Sevilla.

Poco antes de las nueve de la mañana, sin prisa, emprendo ruta. Me voy para Los Yébenes, vía Manzaneque, para alargar un poco la jornada, aunque haciéndola corta porque hoy mismo me vuelvo por la tarde para Bilbao.

¿Por qué vía Manzaneque?Para echar un vistazo a su castillo. Apunta lo que había allí: siete culebrinas y tiros de bronce, una docena de picas, una docena de escopetas gruesas, otra docena de ballestones que se armaban con tornos, dos docenas de paveses grandes, ochenta pelotas de piedra blanca, y ocho o diez coseletes viejos. Mira que la industria armamentística tenía que ser relevante allá a finales del siglo XV. Hoy, sin embargo, el Ayuntamiento ha colonizado el edificio y supongo que ha cambiado bastante el tipo de «armamento» que se emplea dentro. Porque el caso es que allí quedan sus dependencias principales.

Dejamos atrás los molinos del Cerro Calderico, que nos dicen adiós con cierta melancolía porque saben que afrontamos la última etapa de esta ruta. Ellos se quedan ahí como centinelas y vigias de Consuegra, cuidando que todo siga su curso, lento pero constante.

No me he liado mucho para diseñar el track de hoy. En la parte inicial voy por un carril de servicio de la conocida como «autovía de los viñedos», la que comunica Toledo y Tomelloso. El camino alterna pista y tramos de la antigua carretera. Se ven unos pequeños mojones con señalización que no soy capaz de reconocer y que habrá que investigar.

Finalmente nuestro carril se separa de ella para dirigirse a Manzaneque. Pedaleamos por una llanura con viento de popa.

Navegamos entre olivos, viñedos y tierras de cereal con algún pequeño cultivo de frutales. Por momentos el paisaje se tiñe de un intenso color rojizo. Pedaleamos por los típicos suelos arcillosos que tan bien retienen el agua y sirven para la alfarería y la cerámica. Peor se les da a la bicis cuando llueve. De vez en cuando casas en ruinas y otras que aún resisten.

Vas a tu ritmo, rumiando ideas en la cabeza, despacio. La autovía, a la derecha, refleja otra manera de entender el tiempo. Las dos nos son propias, pero cuánto mejor la que te proporciona la bici. Una mochila a la espalda y ahí cabe todo lo necesario para pasar un par de semanas de ruta. La bici y la mochila.

Vas pensando, vas pensando. Vas solo contigo mismo tratando de entender lo que tienes entre manos. Y lo que no. Lo que puedes prever. Y lo que no. Alrededor, paisajes casi perfectos.

Miras al suelo, levantas la cabeza. La pista te sigue guiando. Solo hay que seguir dando pedales.

Ya en Manzaneque paro en el plaza del castillo, que luce espectacular junto a viviendas «normales». El bar del hogar del jubilado está abierto. Vamos con un café con leche a ver qué tal nos sienta. Solo he desayunado fruta.

En el hogar del jubilado un abuelete argumenta por qué no se va a poner dientes. Él sabrá. Por otra parte, hay preocupación porque un canario que tienen allí lleva varios días sin apenas cantar y no responde a los antibióticos que les han prescrito. Problemas, ya veis.

Quedan apenas diez kilómetros para finiquitar la ruta. Con viento en contra al principio. No importa. Es parte del juego.Luego de nuevo jugueteamos entre los olivos. El AVE pasa al lado. Primero el sonido y luego apenas un par de segundos para la vista. Dirección Sevilla. Casualidad. Los olivos nos sonríen.

Llego a Los Yébenes. Fin de trayecto. Pero queda algo. Al finalizar la visita al museo y a la iglesia del Convento de San José en Malagón nos invitaron a extraer un papelito de una pila bautismal. En vez de agua contenía citas de Santa Teresa de Jesús. El guía, un tipo encantador, como ya comenté en su día, nos dijo que leyéramos la que nos había tocado en suerte en un momento especial. Este puede serlo. Me subo el repecho hasta la ermita de San Blas y lo leo. No es que sea creyente, pero algo debe haber, ¿no? Mi texto tiene que ver con la caridad, con echar una mano a los demás. Algo básico para que el mundo siga rulando, ¿verdad?

Mañana o en un par de días escribiré un balance de la ruta. Ya tenemos nuevos planes. En mayo iremos dos o tres días a pedalear a Flandes de la mano de nuestra revista, Andar en Bici. Ya os contaré, que aún hay más. Hasta pronto.

Kilómetros totales de la ruta: 784,54.

Metros de desnivel acumulado de la ruta: 12.343.

Etapa anterior

Fotografías de la ruta.

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