Strava (hoy pequeña caminata) : https://strava.app.link/mIZuIjlVxIb
Ayer finalmente pasé la tarde casi al completo en la cama. No comí a mediodía y para cenar solo pude con un plátano y media manzana. Era incapaz de ingerir nada más. Así que hoy me planteo pasar el día aquí en Consuegra para recuperarme y mañana pedalearé la que será última etapa de esta ruta en torno a los Montes de Toledo, hasta Los Yébenes, pero en plan Verano Azul. Es decir, no seguiré el track oficial y buscaré una alternativa más fácil.
Cruzo los dedos para ver si la salud mejora. Estoy escribiendo estas líneas a primera hora de la mañana y aún tengo dolor de tripa tras haber pasado, de nuevo, casi al completo otra «noche toledana».
Consuegra está en el mapa, en gran parte, por su Cerro Celderico, donde nos esperan los molinos y el Castillo de La Muela. Pero no unos molinos cualquiera, no. Estamos quizá ante unos de los más emblemáticos de La Mancha, para orgullo de las casi diez mil consaburensas y consaburenses que viven en el pueblo. Desde arriba, como te puedes imaginar, las vistas son estupendas.
Enclavados en lo alto del cerro para aprovechar mejor las corrientes de aire que otorgan las elevaciones, estos doce gigantes han vigilado desde lo alto el devenir de Consuegra y sus gentes. Algunos, con una antigüedad que se remonta al siglo XVI, han sido vitales e imprescindibles para el desarrollo de la comarca, pues la ausencia de corrientes constantes de agua impedían el establecimiento de molinos fluviales.
Una curiosidad es que en uno de ellos, el Clavileño, aparece una placa del Principat d’Andorra fechada en 1967. Ya que tengo familia en el país de los Pirineos, he indagado en el asunto. Enseguida me ha venido a la mente que allí en Andorra hay una calle que se llama Consuegra. Fue en 1977 cuando se la denominó de esa forma. Sin embargo, el inicio de la relación entre Consuegra y Andorra data de unos años antes, en 1964, cuando se celebró un «rally nacional de Andorra en La Mancha, como homenaje a la Ruta de Don Quijote», según se puede leer en esta noticia del periódico La Tribuna de Toledo. A partir de esa fecha, los lazos, por lo visto, se han mantenido, incluyendo la restauración del molino Clavileño en 1967 y distintas visitas cruzadas entre los gobernantes de ambos pueblos.
Además, el conjunto queda embellecido por el Castillo de la Muela, cuya estampa actual se debe a los caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén, si bien la construcción original, como tantas otras, fue cosa de los árabes.
Pues allí hemos subido en una pequeña caminata matinal. Así, entre tú y yo, tengo el cuerpo molido. Ha tenido que ser alguna intoxicación con las comidas. A ver si le damos la vuelta a lo largo del día para encarar la etapa final con unas mínimas garantías. A malas, otra vez carretera hasta Los Yébenes.
En otro curioso giro del guionista me he encontrado en la plaza con una serie de imágenes de «mujeres referentes de Castilla-La Mancha». Y allí estaba Alicia Giménez Bartlett, nacida en Almansa, de la que estoy leyendo su última novela de la serie de Petra Delicado.
Por cierto, volviendo a los asuntos de las lluvias recientes, el Amarguillo, que es el río que pasa por Consuegra, deja aún algunas señales de que ha bajado crecido en días atrás. El pueblo, además, carga con el drama que ocurrió un 11 de septiembre de 1891, cuando el desbordamiento del río causó 360 muertos. Ya ves que de vez en cuando las aguas eligen el formato más devastador. Ahora todo parece tranquilidad.
Tenía verdadero pánico a la comida, pero parece que ha ido bien. He procurado comer limpio, sin salsas ni nada excesivo. Vamos a echar la siesta. Luego repaso la crónica y la publico. Nos leemos.
Repasada, le damos al botón de «publicar». Lo dicho, mañana última jornada.
Kilómetros totales hasta esta etapa: 741,24.
Metros de desnivel acumulado hasta esta etapa: 11. 967.
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