La Vall Fosca y sus centrales hidroelétricas

by Julen

Strava: https://www.strava.com/activities/9611941275

Si ayer acompañamos el curso del río Noguera Pallaresa hasta Llavorsí, hoy hemos acometido una ruta similar, también con la bici de carretera. Esta vez el agraciado ha sido el Flamisell, con un pedaleo al completo por todo su recorrido. Digo por todo su recorrido porque aquí en La Pobla de Segur entrega sus aguas al Noguera Pallaresa y nace en el embalse de Sallente, hasta donde hemos llegado en una subida constante. Desde los 526 metros de altitud de La Pobla hemos llegado a los 1.771 de su nacimiento. O sea, un desnivel de casi 1.250 metros, que no está mal para hacerlo pedaleando. Eso sí, en unos 37 kilómetros, lo que hace la subida muy llevadera.

No cabía otra posibilidad que no fuera la de madrugar un poco. La ola de calor ya está aquí y es mejor evitar las horas centrales del día. Así que a las siete y cuarto ya estaba pedaleando. Ayer limpié un poco la transmisión de la bici, aunque cuando vuelva a casa me tengo que poner en serio. Eso, además de mirar qué otra combinación de desarrollos puedo montar para ir con más cadencia en los puertos.

No diré que he pasado frío, pero casi casi. Menos mal que, al ir subiendo, se lleva mucho mejor. Una buena parte del ascenso lo hemos hecho en torno a los 9-10 grados. Por supuesto, iba de corto. Conste que desde el punto de vista de temperaturas, lo firmo ahora mismo. En un día que va a pasar de los 35 grados, sentir casi frío es un lujazo.

Ya comenté hace un par de días la relevancia de las centrales hidroeléctricas en esta zona. Pues bien, el río Flamisell ha sido empleado en cinco de ellas. De la de La Pobla de Segur ya hablamos hace un par de días. Hoy hemos pasado, en orden ascendente, por las de d’Erinyà (se cerró en 1929), La Plana, Molinos y por la más relevante de todas ellas, la de Capbella. Además, hay que añadir la de arriba del todo, la de Sallente, quizá la más espectacular por su emplazamiento.

Saber que tienes por delante 37 kilómetros de subida hace que te lo tomes con calma. Además, el viento venía de frente. Pues más suave si cabe. La N-260, el ya famoso a estas alturas «eje pirenaico», comunica La Pobla de Segur con El Pont de Suert. Es la carretera que hemos cogido hasta Senterada. Luego, todo ha sido seguir la L-503 hasta el embalse de Sallente. Simple simple.

Decía que una de las centrales hidroeléctricas en el curso del Flamisell es la d’Erinyá. Es la primera que encontramos y queda en un congosto a la derecha de la carretera. Porque, claro, el progreso nos dotó allá por 1999 de un túnel de 600 metros que evita el desfiladero. Pues vale. Por cierto, decía antes que se cerró en 1929. ¿Cuántos años estuvo en funcionamiento? Solo seis. Se ve que las de alrededor le comieron la tostada. He estado indagando por los motivos de tan corta vida, pero no he encontrado nada.

La carretera sigue subiendo poco a poco en un trazado bastante rectilíneo. Traducido: los coches nos pasan como cohetes. Delante de mí veo a otro ciclista… cada vez más lejos. Se ve que lleva otro ritmo. Por fin, llegamos a Senterada, que es donde tomamos el desvío para subir, piano piano, hasta el embalse de Sallente. Ojo, que está a una altitud de mil metros más de los que tenemos en Senterada. Hasta ahora hemos llevado siempre el río a nuestra izquierda. Comienza el baile.

En el que creo que ha sido el primer puente por el que lo hemos cruzado, inmortalizo el momento. Al río Flamisell vamos a rodearlo de ambiente reivindicativo, ¿no? Nada de matar animales. ¿A qué pensabas que me refería? 😉

La carretera a esta hora de la mañana va, en su mayor parte, entre sombras. Quién nos lo iba a decir, pero ya agradecería más rayos de sol. El asfalto está bastante bien y como no afrontamos pendientes de consideración, se rueda a gusto. No obstante, en esta primera parte del tramo de Senterada a la Torre de Capdella se ve bastante «civilización». Hay mucha oferta de alojamientos y los pueblecitos se van sucediendo. Además, de la carretera principal parten muchos desvíos hacia otros pueblos del valle. Porque, aún no lo había comentado: pedaleamos por la Vall Fosca, un valle de formación glacial. Ah, toma nota de los pueblecitos que lo conforman: la Pobleta de Bellveí, Estavill, Envall, Antist, Castell-Estaó, Beranui, la Plana de Montrós, Astell, Obeix, Aguiró, Paüls, Pobellá, Monrós, Molinos, la Torre de Capdella, Aiguabella, Espuy, la Central de Capdella y Capdella, que sería el que queda a más altitud: 1420 metros. 

Lo particular de este valle, además de que la inclinación de las laderas de los montes que la rodean deje sin rayos de sol durante muchas horas a los pueblos del fondo del valle, lo constituye el conjunto de lagos de su cabecera. Esto es lo que hizo que se animaran a construir tanta central hidroeléctrica. Nosotros, con la bici, paramos junto al detalle de una turbina de las muchas que hubo que instalar en las centrales.

Venga, seguimos, que todavía queda mucha tela que cortar. Dejamos atrás la Pobleta de Bellveí y entramos en una zona muy sombría. Como decía antes, sensación cercana al frío en un día de plena ola de calor. La Plana de Mont-Ros, el siguiente pueblo, nos queda a la derecha. A partir de aquí encuentro la altimetría «oficial» del puerto. Claro que yo llevo ya casi 400 metros de desnivel en las piernas, pero, en fin, «Comienza Puerto», que se diría en el argot. Y enseguida la primera central.

Atravesamos Molinos, que cuenta con un hotelito de lo más coqueto pegado a la carretera, con su piscina y sus tumbonas repartidas entre la sombra de unos árboles imponentes. Veo a un hombre y una mujer en animada conversación, bien abrigados, claro está. Luego nos encontramos con la Torre de Capdella y con Espuy. Y así es como llegamos, por fin, a la central de Capdella, que cuenta con su Museo Hidroeléctrico y su propio poblado. Una iglesia dedicada a la Virgen de Montserrat, un chalet construido en madera y la barriada típica de casas de trabajadores confieren al enclave un aire muy peculiar. El punto surrealista lo pone una furgoneta que repite en bucle por megafonía eso de ¡¡Señoraaaa, ha llegado el colchonerooooo!!

A partir de aquí la carretera se empina, con tramos que llegan con frecuencia al 10% e incluso puntualmente algo por encima. Y es que hay que subir hasta el pueblo de Capdella que queda ahí arriba, con su mirador y su iglesia de San Vicente. Para acceder se atraviesa un túnel en curva y con buena cuesta. Avisado estás. Aunque aún es pronto, se ve animación en la plaza. El parking está completo y hay senderistas que se ponen en marcha desde allí. Me adelanta un chico en bici a buen ritmo. Ya me gustaría a mí subir así. Es el primero que veo. Pero encontraré bastantes más cuando descienda desde Sallente. Como no llevamos prisa, fotos al saco. La primera, hacia el valle del que venimos. La segunda, hacia la torre de la iglesia.

Ahora sí que sí, la carretera se empina y se estrecha. Descendemos unos pocos metros y comienza el tramo final que nos dejará, con un descanso agradecido entre medias, en el embalse de Sallente. Somos privilegiados, disponemos de cascadas a izquierda y derecha.

Decía que ahora «venía lo bueno». O sea, buenas rampas. Poco a poco, suave suave. Me pasan otros dos chicos en bici. No llevo prisa. Me paro un rato porque el valle se abre y se observa, de repente, la pared del embalse de Sallente, nuestro destino final. La zona, desde luego, es muy bonita, con el típico aire pirenaico de cimas despejadas y pinos por debajo a modo de corona. Bueno, y con el paredón del embalse.

Solo queda el repecho final que casi es una recta que va ganando altura por una de las laderas del valle. Al llegar al embalse enseguida se ve el teleférico. Como era de prever, se ven bastantes coches y cierta algarabía. El río Flamisell nace aquí, de un desagüe del embalse y llega, como ya sabéis, hasta La Pobla, que es de donde venimos. El entorno tiene su majestuosidad. La central hidroeléctrica es el elemento discordante. La mano del hombre de por medio para aprovechar los recursos de la naturaleza. Industria y turismo. Central hidroeléctrica y teleférico. 

¿La vuelta? Poco que contar. Solo que incomprensiblemente, el viento que tenía de cara al subir también lo tengo de cara al bajar. Con perdón, ya suelen decir en el mundillo ciclista que «en la bici todo da por culo, menos el viento que da siempre de cara». Ahí fuera ahora hay 37 grados. Y yo casi pasando frío esta mañana. Cosas pasan.

El puerto del día:

  • Presa de Sallente: Altitud: 1.770 m. Distancia: 17,3 km. Desnivel: 863 m. Pendiente Media: 4,99 %. Coeficiente: 166. (Desde La Pobla de Segur hay que añadir unos 400 metros más de desnivel).

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1 comentario

Noguera Pallaresa arriba – Consultoría artesana en red 15/08/2023 - 07:00

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