11 Villarrobledo – Guadalajara – Ruidera #EspañaVaciadaMTB

by Julen

No hay datos de Strava. No hay pedaleo. Pero la ruta continúa. Siempre digo que entiendo la bici como ese medio de transporte que me lleva a lugares —pistas, senderos, bosques, pueblos— donde me siento a gusto. Importa el camino y la bici es fantástica para transitar con una, digamos, velocidad humana.

Villarrobledo es un pueblo de esos típicos que uno imagina aquí en Castilla-La Mancha: extenso, buen ejemplo de población concentrada, con mucha historia detrás, con su plaza amplia y porticada por alguno de sus lados, y, cómo no, con molinos por sus alrededores a mayor gloria del más conocido de los nobles hidalgos de caballería. Además, que sepas que está vacante la plaza del vizcondado de Villarrobledo. Lo digo por si puedes echar mano de tu genealogía a ver si encuentras alguna conexión con Isidro de Alaix Fábregas, que fue el último en lucir palmito.

Como buen pueblo de concentración en la zona, aquí tienes de todo: hospital, centros educativos (incluida universidad popular y centro asociado a la UNED) y, en general, una gama amplia de servicios. Hasta tienen autovía aquí cerca, la que une Extremadura con la Comunidad Valenciana. Y estación de tren. De hecho, desde nuestro alojamiento podíamos oír algún que otro convoy de vez en cuando, aunque no molestaba.

Si buena parte de esta ruta ha transitado por la España Vaciada, este no es el caso de Villarrobledo, que ha visto crecer progresivamente su población hasta los 25.000 habitantes de hoy en día. ¿Y esto? Indagando en el asunto parece que una de las razones es la inmigración procedente de Europa del Este. ¿Por qué precisamente a esta zona? Misterios tiene la Santa Madre Iglesia.

Además de todo lo anterior, seguro que te suena Villarrobledo por Viña Rock. Es, desde luego, uno de los festivales de música pioneros en el estado. El año pasado cumplió su XXV Aniversario, ahí es nada. A finales de abril, del 28 al 30, está programada la edición de este año, con una lista de bandas y artistas bien nutrida. Dentro de la programación se incluye también Viña Grow, que con su séptima edición a cuestas, es un espacio específico dedicado al activismo cannábico. Música y cannabis, «una filosofía de vida para miles de personas», como dicen en la publicidad del festival.

Por lo que a visitas obligadas se refiere, hay que pasar sí o sí por la plaza Ramón y Caja. Allí queda el ayuntamiento renacentista y la iglesia parroquial de San Blas, que incluye tres estilos: gótico, renacentista y barroco. Es lo que tiene que se te vaya la obra de las manos en plazo. Van pasando años, lustros, décadas y siglos. Y ya se sabe que las modas hacen estragos. De los pantalones pitillo a los de campana hay un buen trecho. Pues eso: gótico, renacentista y barroco. Tira millas. Ah, por supuesto, la iglesia cerrada y sin nadie que supiera darnos la referencia buena de si la abrían y a qué hora.

Tras cenar en una pizzeria, a dormir. Conseguimos sacarle una media conversación al tipo que atendía en recepción y que se había enfadado con el mundo en algún momento de su historia vital. De ahí a trabajar como recepcionista del hotel: un gran éxito de los procesos de selección de personal.

Alberto, como decía, sigue ruta en bici. Yo tengo día de trenes: uno a Albacete, luego el AVE a Madrid y después Cercanías hasta Guadalajara. La segunda parte de la jornada supone conducir hasta Vara de Rey, recoger la bici y acercarme a Ruidera, a donde Alberto habrá llegado antes que yo.

293 km/h. El cereal sigue verde ahí fuera. Las suaves lomas Windows XP también. Se ven parques eólicos. Los bosques son momentáneos, las encinas insignificantes. Los túneles hacen de Guadiana. Escucho The National. Cierta melancolía me envuelve. La rodilla duele. La estiro, pero al hacerlo le pego en los pies a la señora de enfrente. Entiéndalo, han sido 750 kilómetros, 12.000 metros de desnivel acumulado, 10 etapas. No le importa que estire la pierna, ¿verdad?

0 km/h. El tren se detiene en un túnel. El tiempo se para. Se me cierran los ojos. Los abro. El tren vuela bajo de nuevo. Ventana de emergencia.

Llegamos a Madrid. Tráfico ahí fuera, viviendas a miles, civilización, progreso, obras, ruido, contaminación. Gente. En la estación de Chamartín, de no-lugar en no-lugar. Escucho a Biznaga. Hay que añadir energía. Tren de cercanías hasta Guadalajara. Ciudad grande engulle ciudad chica. Ciudad grande necesita ciudades dormitorio.

El coche sigue en su sitio. Hola, me llevo el coche. Otro adiós efímero. He tenido que terminar antes de lo previsto, un problema de rodilla. Ya, vale. Pues eso.

Dos horas después estoy en Vara de Rey, ese lugar según se baja de Cerro Palo. Ese lugar. Un lugar por donde pasa el track. Un almacén donde la bici ha dormido, seguramente que sin entender nada de nada. La cargo dentro del coche y la sujeto con las cintas de amarre. Quieta.

Me queda una hora larga de conducir. Busco carreteras secundarias, excepto el tramo final, que es por carretera nacional. La tarde sigue ofreciendo fotos de postal camino de Munera.

Llego al hotel. Todo en orden. Cambio de rutinas. Pero mañana seguimos escribiendo.

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📷 Fotografías de la ruta.

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1 comentario

12 Ruidera – Riópar #EspañaVaciadaMTB – Consultoría artesana en red 13/04/2023 - 16:51

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