Strava: https://strava.app.link/kxbSCvBJKyb
El municipio de Armallones alcanza los 0,63 habitantes por kilómetro cuadrado. Es lo que hay. Estamos en el Alto Tajo, como ya sabéis. Zaorejas cuenta con un centro de interpretación, pero tras un primer intento de alojarnos allí al final hemos caído en Armallones. Hemos cambiado la urbe de 101 habitantes por este otro pueblo de 50.
Tiene una iglesia de arte románico, Nuestra Señora de la Natividad, en la que destaca su capilla con un bello artesonado mudéjar. Cerca de la localidad se encuentra el hundido de Armallones, un cañón que se formó en la primera mitad del siglo XVI como consecuencia de un corrimiento de tierra producido por una fuerte subida de agua que provocó un derrumbe rocoso sobre el cauce del río Tajo. Las enormes piedras que cayeron sobre el río formaron cascadas y pozas de agua cristalina.
De lo segundo, nada podemos decir, pero sí que tuvimos la oportunidad de visitar la iglesia. Coincidió que dos señoras la estaban limpiando y, mientras andaban en faena, la tenían abierta. Ellas vivían en Alcalá de Henares, pero el pueblo es el pueblo. Así que supimos que ha habido hasta boda y bautizo en tiempos recientes. Y sí, el artesonado mudéjar del altar, era realmente digno de mención, de madera policromada. Además, dispone de dos pilas bautismales con dos siglos de edad, así como una portada románica, y el campanario típico de las tierras de Castilla
Más cultura. Según parece, por aquí se fabricaba «pez griega y aguarrás». Mi cultura llega justo justo para saber que el aguarrás procede de la destilación de la resina de los pinos, pero reconozco que es la primera vez que leo esto de la «pez griega». Ahí vamos, apunta otra de cultura: «producto procedente de la destilación de la trementina, empleada en el medievo como medicinal, industria cerámica, barnices y en el calafateo de embarcaciones, aunque muchas veces se amplia el concepto para definir diversos tipos de resinas de coníferas». Y también se conoce como «pez de Castilla». Por cierto, la definición anterior la he tomado del diccionario de comercio medieval de la Universidad de Murcia. Ya veis, de todo hay en la viña del Señor 😉
Por último, indicar que en el pueblo hubo, según parece, unas salinas. De hecho, la voz árabe «Ar-Mayyan» significa sal o salinas. Hoy de aquello no queda nada. Si te interesa saber de este y otros pueblos de la zona puedes echar un vistazo en esta página web de pueblos del Alto Tajo.
Claro está que no sólo visitamos la iglesia, sino también el bar municipal, junto a las antiguas escuelas frente al frontón y un tanto dejado de la mano de Dios, para qué negarlo.
La noche terminó con la eliminación del Athletic en la Copa frente a Osasuna. Esta temporada no habrá final. Yo, que cada vez soy menos fútbolero, no lo sufrí tanto (de hecho me fui a la cama), pero Alberto debió de pasar lo suyo frente a la televisión. Según parece, quedó el consuelo de que merecimos más y que jugamos mejor. Fútbol es fútbol, creo que dicen.
A primera hora de hoy la previsión indicaba 5 grados bajo cero ahí fuera. Poca broma. Me bajé a operar un poco a la bici: he probado a subir un poco el sillín por si eso consigue aflojar la presión en mi rodilla derecha. No sé, aquí el cuitas, que ya está pensando en lo peor.
Vamos con el pedaleo. Salimos por carretera en ligera subida hacia Villanueva de Alcorcón. Dejamos el pueblo a la derecha y enseguida tomamos una pista que nos conduce hacia Valsalobre a través de la Serrezuela, un tramo que nos ha encantado.
Pasamos por el refugio de Valsalobre, que está bastante bien cuidado.
Salimos del pinar y accedemos a una zona despejada en la que vemos vacas y también una buena colección de buitres. Luego en Valsalobre, tomando algo y charlando con el que era, casualidad, dueño de las vacas, supimos del mal augurio de ver tanto buitre. O una vaca o algún corzo. Total, que dejamos preocupado al hombre, quien dijo que se subiría para ver si había ocurrido alguna desgracia con sus vacas.
En Valsalobre ya se ve información de la ruta de Montañas Vacías e incluso tienen un folleto. Nos cuentan que se ve mucho ciclista extranjero. Dicen que pasan «hasta 20 al día».
El siguiente pueblo en la ruta es Beteta, a escasos cinco kilómetros. Subimos hasta el centro por la carretera. Hay cicloturistas con problemas: uno de ellos tiene un esguince y andan decidiendo qué hacen. En fin, gajes del oficio.
Nosotros seguimos hacia la Laguna Grande de El Tobar, que se alimenta de forma natural por manantiales, el afluente “Arroyo de la Madre” de caudal estacional y muy variable y por manantiales salinos muy profundos. Artificialmente lo hace con el trasvase del río Cuervo, desde la presa de la Tosca. Tiene como emisario al río Masegar; caudal regulado con una presa, que atraviesa la Laguna Pequeña y su drenaje hizo desaparecer la Laguna Ciega. Vale, vale, me lo he copiado de… no me acuerdo dónde, la verdad.
Encaramos una buena subida para bajar enseguida el Embalse de Tosca, sobre el río Cuervo, que seguimos por su izquierda hasta Santa María del Val. El calorcito nos deja ir en manga corta, un lujazo. Lucimos maillot que Juan enseguida reconocerá.
Toca subir de nuevo, primero por carretera y luego por una pista bastante rota, el Camino de las Vaquerizas. Bajamos lo que subimos y finalmente llegamos a una carreterita que sube hasta un cruce que nos deja a dos kilómetros del nacimiento del río Cuervo. Allí tomamos conciencia de que estamos de temporada alta turística. Eso sí, el lugar sigue siendo una delicia.
Tras un breve descanso en un bar allí cerca bajamos, por fin, a Tragacete, nuestro final de etapa. Tenemos una estupenda casa rural para hoy con un lujo de primer nivel: lavadora automática. Las ciencias avanzan una barbaridad. Mañana más.
Kilómetros totales hasta esta etapa: 319,66.
Metros de desnivel acumulado hasta esta etapa: 5.345.
⏪ Etapa anterior | Etapa siguiente ⏩
📚 Lee todos los artículos relacionados con esta ruta.
1 comentario
[…] Etapa anterior | Etapa siguiente […]