De cómo la nube se convirtió en un oligopolio más

by Julen

Hubo un tiempo en que cabía entender Internet como un avance no ya tecnológico, sino como una auténtica revolución social. Sí, tenemos una Wikipedia que es impensable sin la World Wide Web. Seguro que podemos encontrar fantásticos proyectos que se apoyan en Internet. No tenemos que dar la espalda a iniciativas encomiables que han sido capaces de salir adelante y progresar en ese inmenso central comercial que hoy en día es Internet.

Dicho lo anterior, conviene de vez en cuando poner sobre la mesa datos que evidencien qué es hoy en día Internet. hace unos días Xataka publicaba este artículo de Arantxa Herranz: Así se reparte el mercado cloud: los tres grandes tienen el 63%, los siguientes 10 un 22%. Aunque yo siempre me pierdo a la hora de manejar cifras cuando empiezan a acumular ceros a la derecha, en él se dice que, según estimaciones de la consultora especializada Synergy Research Group, la cifra de negocio en este mercado cloud es de 164.000 millones de dólares. Lo que viene a ser calderilla, vamos.

O sea, que casi 2/3 del mercado global se lo reparten Amazon, Microsoft y Google. Nada nuevo bajo el sol a estas alturas de partido. Cada una de estas nubes se van convirtiendo poco a poco en auténticas cárceles de cristal. Nadie te dice que no puedas salir de allí, pero la dependencia empieza a ser tal cuando el servicio se ha consolidado a lo largo de varios años, que salir de uno de esos gigantes para ir a otro lugar donde caliente más el sol es realmente difícil. Así que la realidad es tozuda: Internet —en este caso el negocio cloud— es, de facto, un nuevo oligopolio. Puedes elegir entre Coca-Cola y Pepsi-Cola.

Las dinámicas de crecimiento mandan y cuanto más grande eres más condicionas el mercado. La Unión Europea lleva años sancionando con multas para luchar contra los monopolios. Porque, claro, una vez en la carrera del oligopolio, nadie va a pensar que ese el final del camino. Todo termina en el monopolio, se dé más o menos encubierto. Si miramos multas por este tipo de práctica, por supuesto que ahí están Google o Microsoft. En el caso de la primera, por ejemplo, a cuenta de acaparar el mercado publicitario, pero, sobre todo, por su sistema operativo Android. Andan ahora litigando porque le cayeron 4.340 millones de euros. Sí, has leído bien: 4.340 millones de euros de multa. Y tan frescos, oye.

En fin, que aquella Internet distribuida que un día imaginamos se ha convertido hoy en un presente distópico con las viejas normas de la economía de monopolios y oligopolios actualizadas a nuevos formatos. Nada nuevo bajo el sol, ¿verdad? Gatopardismo en estado puro.

El asunto de la concentración de poder, no obstante, no solo preocupa a este lado del Atlántico. Ahora mismo está en marcha una propuesta legislativa para limitar el poder de Amazon en Estados Unidos. La compañía está dispuesta a lanzar un órdago y amenaza con cerrar el chiringuito. Casi nada la broma.

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay.

 

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7 comentarios

Venan 04/11/2021 - 10:17

Hay otras grandes intentando competir con las tres citadas, pero realmente son las que se están haciendo con todo el mercado. Afortunadamente no parece que vaya a existir prácticas de cártel, al revés, se persiguen unas a otras para aumentar la oferta e igualar en precios o mejorar a la competencia. Pero es un mundo de depredadores, si pueden quedarse con todo el pastel lo harán, sin duda.

Y más que el abuso de posición dominante me preocupa que sean los vigilantes y garantes no sólo de los datos, sino también de las funcionalidades, servicios y herramientas alojados en ellos. Demasiados huevos en la misma cesta …

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Julen 05/11/2021 - 05:44

Tú estás más puesto que yo en estas cosas, Venan, y seguro que tienes más capacidad de colocar huevos en otros cestos. Sin embargo, me da que cada vez nos cuesta más pensar fuera de la caja (de estas tres cajas, claro)

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amalio rey 04/11/2021 - 12:22

Este es un buen ejemplo de cómo las «leyes de la economía», si las dejas operar a sus anchas (como defiende el liberalismo ortodoxo), tienden a escenarios monopólicos u oligopólicos. Hay una serie de ventajas (first entry barriers, etc.) que refuerzan la posición dominante. Algunas son de escala, de optimización de costes por la escala, pero otras, como sabes, por las zancadillas que esas compañías ponen a la competencia. Hay en todo esto bastante de Ley de Pareto (20/80, u 10/90), que parece funcionar en todos los terrenos de la vida. La clave aquí está en si damos por normalizado esto, como una ley universal contra la que no se puede luchar, o si tiene que verse como una distopía política que necesita respuestas políticas. Ahí está la madre del cordero: ¿debe el estado intervenir? ¿dónde pone el techo de la cuota máxima de mercado admisible para una compañía?

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Julen 05/11/2021 - 05:48

Para mí, es evidente que necesitamos regulaciones antimonopolio y antioligopolio. Cuestión de números que podrían admitir ciertos matices según algunas circunstancias. Y reconozco que es complejo porque puede haber circunstancias de ciclo de vida del producto que obligan a que la norma no sea la misma en todo momento. Supongo que, al final, no queda sino ir caso por caso o algo así.

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Iñaki Murua 06/11/2021 - 12:21

¿Hace cuanto que se refería Javier Echeverría a «Los señores del aire»? Me parece que el libro es de 1999.

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Julen 07/11/2021 - 05:49

No hay duda, Iñaki, de que esto se veía venir. Solo que ahora, cuando la digitalización avanza, el negocio a repartir es mucho más grande y los colosos cogen cada vez mayor poder.

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Francisco Bellido 10/11/2021 - 12:41

Es increíble como Internet, algo que se decía venía a ser la democratización de la información, el conocimiento, la comunicación…al final ha acabado siendo lo mismo que el resto de sectores, en lo que gran parte del pastel se lo llevan unas pocas empresas.

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