Esta semana pasada tuve la oportunidad de compartir un par de horas en una de las plantas de Soraluce, un fabricante de máquina herramienta líder en diversos segmentos de su sector por tecnología y vocación de servicio. Fue posible porque llevan ya muchos años empeñados en mostrar a su comunidad (clientes, proveedores y otros grupos de interés) lo que son capaces de hacer y para ello organizan lo que antes fueron los technology days y hoy son los Solaruce SUMMIT, un concepto simple, potente y que casi me atrevería a decir es obligatorio para cualquier empresa que se sienta de clase mundial.
En mi caso, aproveché para charlar un buen rato con su director técnico, que se jubila en breve, y con el que he tenido la ocasión de compartir un buen montón de estupendas horas de trabajo en diversos proyectos a lo largo de más de tres años de colaboración con esta cooperativa. En septiembre quedamos en que volvería por allí para continuar la conversación y de paso conocer a un profesional que han incorporado para coordinar la transformación digital. Será muy interesante contrastar puntos de vista, desde luego.
En este sentido, Soraluce es un buen ejemplo de empresa ubicada frente al reto de un relevo generacional del que depende la forma en que continúa su travesía por un mundo ultracompetitivo. El sentido que las personas asignamos al trabajo ha cambiado. Las nuevas generaciones son hijas de su contexto: lo que fue ya no es. El cooperativismo que mamaron las socias y socios del baby boom fue uno en concreto, ligado a la sociedad en la que se inscribía. Ahora, con una fuerza de trabajo que viaja de la mano de otros valores, hay que ver cómo se lleva a cabo la transición. Sea la que sea, va a proyectar hacia el futuro modelos empresariales diferentes. Un tema de enorme calado y más para las cooperativas.
Un encuentro como el Soraluce SUMMIT obliga a que la organización mire hacia fuera para presumir de lo dentro. Porque allí dentro uno tenía la sensación de que este tipo de encuentro aporta un tremendo valor. Una empresa industrial de toda la vida ha vivido muchos años ajena a estos niveles de exposición. Había que hacer las cosas bien, de la mano de una ingeniería potente y una mano de obra que cumpliera con lo que especificaban los procesos. Los comerciales tenían que traernos trabajo. Sin embargo, la dimensión comunicativa para construir capital social en torno a la empresa se ha vuelto clave. Tenemos que serlo, pero también tenemos que parecerlo.
Unas jornadas como las del SUMMIT en Soraluce exponen a sus profesionales ante la comunidad que han construido. Yo me licencié en Psicología y luego hice el doctorado en Empresariales: nunca he sentido la emoción ingenieril, por decirlo de alguna manera. Creo que si fuera ingeniero me quedaría a vivir allí dentro, a disfrutar de cada mecanismo que incorpora una máquina. Llegar a las instalaciones de Soraluce en Osintxu, donde hace magia para diseñar y fabricar esas enormes máquinas que casi parecen ciencia ficción, es sentir la emoción de que las empresas son entidades capaces, a veces, de emplear un conocimiento realmente avanzado. En esas máquinas viaja el presente y el futuro; esas máquinas se hacen aquí y tenemos que ponerlo en valor. Soraluce SUMMIT 2024 debe servir para, una vez que estás allí, reconocer el trabajo y la implicación de mucha gente.
Ya al final de mi visita, tuve la ocasión de charlar un rato con el actual CEO de Soraluce. Él tiene interiorizado un mensaje potente: habla de ciclos de transformación, de evolución a través de las décadas de existencia de la empresa, de trinomios imposibles y hasta emplea referentes musicales o de películas para anclar ideas. Es un tipo peculiar. Bueno, aquí cada cual lo somos a nuestra manera. Él tiene enfrente la gestión de su relevo, un momento crucial, con mucho en juego. El Soraluce que uno ve es, en gran parte, el fruto de una generación. ¿Estamos ahora ante un precipicio? ¿Cómo construimos los puentes para pasar pantalla y conseguir que sigan existiendo estas impresionantes máquinas que podéis ver en el vídeo? ¿Cómo se gestiona un relevo generacional que obliga a repensar toda una forma de entender el trabajo? Apasionante.
Mi primer proyecto con Soraluce, hace ya más de cuatro años, puso sobre la mesa un concepto: SORALUCEzaleak. Esta semana pasada, allí en el SUMMIT 2024, volví a entender que teníamos razón, que hay muchas personas que se sienten SORALUCEzaleak:
Una persona que tiene relación con nuestras máquinas (las “usa” en sentido amplio) y con los servicios que ofrecemos y que nos demuestra una especial conexión. De alguna forma, son los fans de Soraluce y saben, a veces, tanto o más que nosotros.
Conforman un colectivo amplio dentro de nuestros clientes: operarios de máquina, técnicos o responsables de mantenimiento, responsables de fabricación, personal de ingeniería de procesos, de I+D+i, o cualquier otra responsabilidad a través de la cual ha podido “sintonizar en nuestra onda”. Son SORALUCEzaleak.
En fin, mi reconocimiento a todas y cada una de las personas que han sido capaces de que Soraluce SUMMIT pueda existir. Seguro que son muchas.