A causa de la noche, de James Ellroy #NovelaNegra 28

Allá por enero de este año publicamos aquí la reseña de la primera de las novelas de James Ellroy que componen la trilogía del sargento Lloyd Hopkins. Vamos ahora con la segunda. Y, como no hay dos sin tres, llegará también la tercera algún que otro martes venidero, dadlo por hecho. Si en Sangre en la luna, la primera novela, Hopkins andaba a la caza de un asesino en serie con el típico pasado turbio y de una inteligencia considerable, esta segunda entrega bucea en las mismas fuentes, aunque con ciertos matices.

Desde muy pronto sabemos que el asesino —en esta ocasión un psiquiatra que usa a algunos de sus pacientes como brazo ejecutor de sus perversiones— se la tiene tomada a Hopkins. Allá en la infancia anidan fantasmas que después se transforman en demonios para hacer sufrir a sus víctimas. Todo a partir de sus conocimientos sobre la conducta humana. Nada como hurgar en trastornos ajenos para buscar ahí el hilo del que tirar. No he sido yo; son ellos.

Mientras, Hopkins recuerda de vez en cuando a su familia. Si bien su presencia es mucho menor que en la novela anterior, aparecen varias alusiones; en especial, una conversación con una de sus tres hijas. El personaje sigue a lo suyo, dentro y fuera de la ley, sin miramientos cuando hace falta, enfrentado en gran parte al sistema del que forma parte: la policía de Los Angeles LAPD.

Por supuesto que James Ellroy es un clásico y el sargento Lloyd Hopkins, como ya comenté en la primera reseña, juega en la liga de los habituales protagonistas de la novela negra clásica americana. Bueno, no solo, porque a este lado del charco también un Harry Hole, de Jo Nesbø, viaja en el mismo vagón de personajes atormentados, violentos y sin miramientos para hacer cumplir «su» ley.

Es otra de esas novelas que te atrapa, la verdad. Las últimas doscientas páginas han caído de seguido. No ha sido tan grave como Total Khéops, de Jean-Claude Izzo, pero no le ha ido a la zaga (por cierto, Fabio Montale, el protagonista de esta novela comparte parte del estereotipo de Lloyd Hopkins). Ellroy marca un ritmo que se sigue fácil. Incluye el recurso fácil de terminar bastantes de sus capítulos con el suspense adecuado como para que intentes no dejar ahí la lectura. Ya os contaré qué tal la tercera de la trilogía. Estoy pensando que lo mismo me pongo con ella de seguido y así rematamos la faena el martes que viene, ¿no?

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