E-mail fuera del horario laboral: la ley lo castigará

by Julen

Raúl Jaime Maestre publicaba un artículo en El Blog Salmón hace unos días: Inspección de trabajo se pone dura con los emails fuera de horario laboral. Tiene que ver con el hecho evidente de que las normas deben proteger a quienes trabajan de que su vida se vea asaltada en cualquier momento por asuntos laborales. Así que nada de que puedas enviarle un correo de trabajo a un colega o a quien sea más allá de los límites horarios acordados por contrato.

El envío de los emails fuera del horario laboral es una infracción grave dentro de la normativa laboral con unas sanciones que puede llegar de 626 a 6250 euros. La única manera que se puede librar la empresa de estas sanciones es que los emails se dejen claro que se debe responder dentro del horario laboral del trabajador.

O sea, matizamos: no es tanto que no puedas enviar correos a horas intempestivas, sino que no puedes exigirle a quien se lo has enviado que lo lea y/o lo conteste en el segundo siguiente. Y aquí entramos en un terreno absolutamente resbaladizo. Lo primero de todo, soy de los que piensa que es importante saber que no tienes la obligación de contestar un correo a cualquier hora. Claro que tiene mucho que ver con el tipo de trabajo que lleves a cabo y con la libertad para gestionar tu tiempo de trabajo y de no trabajo. El problema suele ser que la mayor parte de la gente vive atada a una esclavitud laboral asociada a los procesos de trabajo definidos. Ellos son los que mandan.

Como recoge Raúl en su artículo, la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal y Garantía de los Derechos Digitales fija el derecho que los trabajadores a la desconexión digital en el ámbito laboral: “Los trabajadores y los empleados públicos tendrán derecho a la desconexión digital a fin de garantizar, fuera del tiempo de trabajo legal o convencionalmente establecido, el respeto de su tiempo de descanso, permisos y vacaciones, así como de su intimidad personal y familiar.”

Insisto, evidente que deba protegerse este derecho. Sin embargo, la otra cara de la moneda exige flexibilidad, adaptación a dinámicas cambiantes de relación con clientes y celeridad, sobre todo, celeridad. O sea, que la dinámica de los tiempos actuales va absolutamente en contra de lo que pretende este derecho a la desconexión. Lo que importa es cómo somos capaces de gestionar los límites entre lo que es trabajo y lo que no lo es. Y ahí más de uno y de una preferirá unas reglas fijas que no una autogestión con muchos boletos para sucumbir ante la presión del mercado.

Ya hemos hablado en varias ocasiones de estos asuntos aquí. Son unas cuantas las conversaciones con Amalio Rey porque él tiene claro que hay que blindar el tiempo de no-trabajo. Lo entiendo y lo comparto… con matices. Yo insisto en que no quiero desconexión digital. Otra cuestión es cómo la dosificamos. Si salgo con la bici al monte, no quiero desconexión digital; quiero que, por ejemplo, si he salido solo, un dispositivo pueda rastrearme para que sepa dónde estoy y, llegado el caso de un problema por una caída o una avería, notificar a alguien el percance. No quiero desconexión digital ni en el monte. Otro asunto es qué tipo de conexión digital quiero y hasta dónde soy capaz de gestionarla de forma responsable y autónoma.

Desde luego que entiendo que quien sienta la presión de la conectividad ubicua quiera escapar de ella. Y eso tiene que traducirse obligatoriamente en que la ley tiene que ampararnos. Pero me gustaría mucho más establecer una relación de mayor calidad tanto con la tecnología en sí como con la empresa que me emplea, si fuera el caso. El trabajo ha llegado a ocupar un lugar muy importante en nuestras vidas porque de ahí vienen los ingresos económicos para salir adelante. Además, el estado del bienestar ha sufrido un evidente retroceso con las últimas crisis. La economía manda en el mundo y supongo que ese el problema de raíz. Exige mucha pleitesía e impacta más allá de nuestra actividad laboral.

Así pues, al margen de las regulaciones normativas que siempre son bienvenidas para encarar los problemas a los que abocan los modernos avances del management, convendría que cada empresa dialogara con sus trabajadoras y trabajadores sobre la forma en que encarar la flexibilidad. Ahí habrá necesariamente circunstancias personales diferentes. Cada cual debería saber que dispone de unos derechos respaldados por ley, perfecto; pero al mismo tiempo no debe olvidar que el mundo del siglo XXI cabalga a lomos de incertidumbres, excepciones y paradojas.

Imagen de Inactive_account_ID_249 en Pixabay.

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2 comentarios

Pedro Luis Valero Val 18/10/2020 - 16:53

Curioso que quien tanto escribe sobre la degradación del trabajo en el sistema capitalista se oponga a la regulación por ley de la desconexión digital.

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Julen 19/10/2020 - 07:13

«Así pues, al margen de las regulaciones normativas que siempre son bienvenidas para encarar los problemas a los que abocan los modernos avances del management, convendría que cada empresa dialogara con sus trabajadoras y trabajadores sobre la forma en que encarar la flexibilidad. Ahí habrá necesariamente circunstancias personales diferentes. Cada cual debería saber que dispone de unos derechos respaldados por ley, perfecto; pero al mismo tiempo no debe olvidar que el mundo del siglo XXI cabalga a lomos de incertidumbres, excepciones y paradojas.»

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