Los cuatro posibles escenarios de la sociedad postpandémica según NESTA

by Julen

A través de Innobasque he llegado a un artículo que me parece muy bien traído en cuento al escenario postcovid19: Four coronavirus futures. Lo han escrito entre Charles Leadbeater y Ravi Gugumurthy, vinculados ambos a NESTA, la fundación británica dedicada a hurgar en la innovación. Es una reflexión que destaca por su lógica y que ofrece una salida a través de cuatro carriles que, si bien no representan escenarios puros, sí que dibujan cuatro maneras bien diferentes de entender lo que está por venir. Si hace unos días escribíamos la reflexión de McKinsey respecto a la organización postpandémica, hoy elevamos la mirada y planteamos la sociedad postpandémica.

Los escenarios que se proponen son estos:

  1. La vuelta a la normalidad anterior a la crisis y aquí (casi) no ha pasado nada.
  2. La emergencia permanente como una especie de crisismo que se convierte en constante a lo largo del tiempo.
  3. La consolidación de un nuevo estándar social global, al estilo de lo que sucedió tras grandes episodios de la historia, como fue el caso de la Segunda Guerra Mundial.
  4. La instauración de una sociedad no ya con no uno sino varios Grandes Hermanos (el estado o las corporaciones del estilo GAFAM) que monitorizan nuestras vidas.

Tengo 55 años y creo que este episodio en el que todavía estamos inmersas y cuyas repercusiones se van a extender durante un buen período de tiempo, está siendo un momento de profunda reflexión. Le leía hace poco a Amalio y no acababa de estar de acuedo con su tesis. Entiendo que no se trata de cambiar por cambiar y que puede ser momento de no dejarse llevar sin más por los acontecimientos porque podemos entrar en una turbulencia ad eternum (conste que quizá ya estamos en ella, lo queramos o no). Sin embargo, creo sinceramente que es un momento de repensar la sociedad que queremos ser. Y puede que no, que no deba parecerse en ciertos aspectos a la previa a la pandemia.

El primer escenario que plantean Charles Leadbeater y Ravi Gugumurthy tiene que ver con entender lo sucedido desde un punto de vista estrictamente sanitario. Es una crisis más, como las ha habido y las habrá. Va con nuestra naturaleza sufrir este tipo de circunstancias y hasta que no se disponga de vacuna, es algo que no debería extrañarnos. Sí, se sufre, pero nada que no haya ocurrido antes. Volveremos a ser lo que fuimos, sobre todo en aquellos países que mejor hayan afrontado el problema sanitario.

El segundo escenario no es nuevo. El crisismo como fenómeno consustancial a las modernas sociedades occidentales ya ha sido utilizado como argumento, sea para un enfoque de manipulación brutal (La doctrina del shock, de Naomi Klein) o como una técnica más subrepticia de conducirnos como rebaño hacia determinados rediles.

In this future, the economy grows only thanks to bubbles – technology, commodities, property – which inevitably collapse in mayhem. Whereas before we fondly thought of ‘normality’ as the calm between waves of critical events and collapse, in this future, crisis is felt to be normality. We will look back on the relative calm of the late twentieth century as an aberration.

El estado natural de las cosas es la zozobra, la inquietud, la inseguridad y la incertidumbre. Y lo que mejor va con ese escenario es el hábito de saberse dentro de una crisis permanente. Por eso es importante evaluar hasta qué punto personas y organizaciones estamos preparados para esta normalidad. Sabemos que los momentos de calma son solo episodidos valle entre picos de convulsión. Nuestro avance como sociedad no se produce de forma progresiva sino a través de sacudidas tectónicas.

El tercer escenario posible es el que dibuja una sociedad radicalmente modificada por lo acontecido. Habrá un antes y un después. Por eso los autores recurren a un momento tan relevante como la Segunda Guerra Mundial. De ella emergió no solo un nuevo orden político, sino también una nueva forma de estructurar la sociedad. Por ejemplo, con la pandemia emerge una nueva referencia que condiciona nuestras vidas: la seguridad sanitaria. Si ya viajábamos en un vagón en el que el bienestar cobraba cada vez más centralidad (quizá más emocional que físico, aunque con matices), ahora mismo lo que importa es la salud. Sin salud no somos nada. Ya lo sabíamos, pero no es lo mismo sentir que tienes tan cerca el precipicio. De igual forma, el rol de estado cambia. Hay un cambio radical en la relación de fuerzas.

Por último, el cuarto de los escenarios dibuja una sociedad en la que, en aras del (supuesto) bien común, dejamos que una serie de Grandes Hermanos hagan su agosto. La situación es tal que estamos dispuestas a renunciar a una serie de derechos previos relacionados con la privacidad. Y, claro, puede haber dos grandes agentes que asumen el mando: el estado o las grandes corporaciones multinacionales modernas. El ejemplo de China está ahí, pero también el de Corea del Sur y sus apps para controlar qué sucede respecto a la COVID19. Sea a través de un modelo centralizado o de otro descentralizado (si quieres te lo crees o si quieres no), aparecen aplicaciones que sabrán cada vez más de la persona que somos.

Las GAFAM serán los principales arquitectos del futuro, dicen los autores. Pero algunos estados pueden caer por la rampa del autoritarismo. ¿Cómo se controla mejor la pandemia? Con poder sobre la ciudadanía, sin miramientos éticos. Así que, de repente, algunos países de Europa, visto el desastre de gestión de Estados Unidos, ¿podrían girar la mirada hacia otros modelos como el de China u otros que mediante prácticas  autoritarias podrían demostrar que han gestionado mejor la crisis? Por cierto, este cuarto escenario conduce, además, a confirmar lo que ya sabemos: los mercados quedan dominados por las gigantescas multinacionales de turno.

The crisis would accentuate the already pronounced trends towards market concentration, at least in the US. Bigger companies with stronger balance sheets would do better. Companies that are ‘too big to fail’ would be bailed out. Life would be much harder for smaller and more fragile companies which may be left to sink or swim, especially from sectors such as high street retail which were already in turmoil. Surveillance capitalism could find its raison d’etre, the public purpose to justify its monopoly power by providing mass health care and surveillance.

Hasta aquí la reflexión sobre la escena postpandémica. Cuatro escenarios que se pueden entremezclar pero que dibujan líneas de salida diferentes. Nos la estamos jugando como sociedad. No es broma, ¿verdad?

 

Artículos relacionados

6 comentarios

amalio rey 29/05/2020 - 17:04

Bueno, creo que queremos lo mismo. Yo también deseo que repensemos la sociedad que queremos ser y eso no está peleado con recobrar una sencillez y un “esencialismo” que se ha perdido. Tampoco está reñido con resistirse a cambiar cosas por cambiarlas, sin pensarlas bien, guiados por unas turbulencias que no sabemos bien a dónde nos llevan. Volver-a-lo-básico me parece un acto de resistencia y de innovación en el sentido de que significa rechazar un diseño social que ignora lo esencial, que nos ha puesto encima unas cuantas capas de florituras tecnológicas para tenernos distraídos en la tontería vital.
No he leído el artículo original pero, guiándome por tu reseña, creo que aunque los cuatro escenarios que describes parezcan alternativos lo que tendremos es una mezcla de todos. La discusión puede estar en cuánto de cada uno o cuál pesará más. Puede haber mayoritariamente una vuelta a la normalidad a escala micro (1), dentro de un cierto crisismo durante un tiempo que terminemos normalizando (2), con acuerdos globales que reconozcan la necesidad de gestionar juntos algunas interdependencias relevantes (3) y los GAFAM jugando a lo que juegan y más (4). Cada escenario incorpora dimensiones o “fuerzas” distintas así que por eso pueden ser complementarios en muchos aspectos. Yo creo que (por desgracia) estaremos mayoritariamente en el 1, con un poco del 2 y del 3, sin llegar a consolidar ninguno de los dos. Será el 1 el predominante. El 4 seguirá a lo suyo.

Responder
Julen 05/06/2020 - 05:54

Estaremos atentos a las pantallas, Amalio, pero me temo que los GAFAM van a aumentar (más si cabe) su poder. Por esa parte, soy pesimista. La única opción ahí es regular, limitar, multar + concienciación ciudadana. Ya ves, fácil de escribir, pero tela lo que supone por detrás. La realidad es compleja y habrá ingredientes de los cuatro escenarios, es lógico que sea así. Pero lo que da que pensar es si como ciudadanía salimos empoderados o no de este proceso. Tiempo al tiempo.

Responder
Germán 30/05/2020 - 21:08

Interesante reflexión. Estoy con Amalio en el sentido que puede pasar un poco de todo.
Cuesta creer el escenario 1, «aquí no ha pasado nada» aunque si es cierto que tendemos a vivir la realidad a golpe de telediario. Hoy algo es muy importante y mañana no se acuerda nadie.
Tampoco me creo del todo el escenario 2 porque algo hemos aprendido sobre el modo de gestionar estas situaciones, sobre todo a nivel sanitario. Esto, suponiendo que las futuras crisis sean similares a la actual, que es mucho suponer.
Si me creo el escenario 3, algo ha cambiado en nuestra sociedad. Yo que tiendo al optimsmo, creo que eso puede estar muy bien: acuerdos globales, reordenación de valores, etc. Me parece muy excesiva la comparación con la segunda guerra mundial. Salvo que la pandemia se reactive con mucha mayor virulencia, estar unos meses metidos en casa con comida y móviles no es, para nada, equiparable a una guerra de aquella dimensión. Tampoco por el número de muertes.
Y el cuarto esnecario me da miedo. No me gustan las dictaduras, no me gusta China. En ocasiones podemos pensar que nuestro sistema político es un desastre, pero por comparación creo que es una maravilla.

Responder
Julen 05/06/2020 - 05:52

Por ponernos un poco más nerviosos, respecto al cuarto escenario, quizá estemos cerrando los ojos y la realidad ya esté aquí. Por supuesto, no bajo el paraguas del estado nación sino bajo el paraguas de las grandes multinaciones de lo digital. A ver quién puede vivir sin ellas (y, de paso, ser monitorizado).

Responder
Juanjo Brizuela 03/06/2020 - 09:19

Se las trae, claro. Uno seguramente le gustaría situarse en el del cambio a más social y más sociedad, pero a saber cómo se mueven entre sus subterfugios. Complicado. Pero algo de protagonismo deberemos tomar como personas en colectivo.

Responder
Julen 05/06/2020 - 05:50

Hay que poner de nuestra parte, Juanjo. El futuro lo dibujamos nosotr=s 🙂

Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.