Cobardía

by Julen

Siempre he tenido en mucha estima a mi cobardía. Sé que no se lleva y que el mundo está, según parece, para conquistarlo. A cada vuelta de la esquina nos dicen que hay un nuevo reto. Hay que aplicarse, pelearlo, perseguir el sueño de vencer los miedos y llegar hasta otro lugar al que quizá ni siquiera sabíamos que podíamos llegar. Es el discurso de la superación, de la épica, de salir de tu zona de confort.

Cada día me siento más al margen de esa corriente que parece dominar el pensamiento actual. Apelo a Byung-Chul Han y al de exceso de positividad. Me siento reflejado en su reflexión. Sé que arrastro conmigo una buena cantidad de imperfecciones. Intento sobrellevarlas y que no molesten demasiado a quienes a lo mejor me reclaman un cambio. Con algunas cosas, no os preocupéis, seguro que me pongo manos a la obra. Pero no por defecto; más bien por excepción. Mis disculpas.

Sé que dispongo de ciertas habilidades y puedo hacer una larga lista de las que me son ajenas. El tiempo me ha conducido a un cierto estado de tranquila aceptación de mis límites. No pretendo minimizar el valor de quienes dan el salto y se retan a sí mismas como personas comprometidas con su progreso. Aprenden cerca de sus límites y asumen riesgos. Son referencia. Que les vaya bonito; qué más puedo decir.

Mi cobardía también me ayuda. Por supuesto, es relativa. Quizás hasta ni seas capaz de encontrarla; depende del lugar desde el que la mires. Pero yo, que la llevo a cuestas muchos años, te diré que sí, que está aquí y que de una u otra forma, ella y yo hicimos, por fin, las paces. Sí, definitivamente, la tengo en mucha estima. Soy yo. También.

Imagen de SplitShire en Pixabay.

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2 comentarios

Juan 23/02/2020 - 18:31

Estimemos nuestra cobardía, también es nuestra, como el valor que se nos supone

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Julen 24/02/2020 - 12:15

Pues sí, Juan, aunque «venda» menos 😉

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