Borroso, naranja, verde, rojo, blanco

Se distinguen los colores. Naranja, verde, rojo, blanco. Y un techo. Un espacio amplio seguramente acristalado. Quizá una sala de exposiciones. Exhiben emociones. En tarros de cristal, muy controladas, muy pulcras. Dicen que datan de hace muchos miles años atrás. Parecen en perfecto estado de conversación. La alegría. El miedo.

Se oyen pasos al fondo. Alguien se acerca caminando deprisa. Es el signo de los tiempos. De los pretéritos y de los actuales. Nadie recuerda cómo se hacían las cosas despacio. Los pasos se acercan. El ruido los delata. Pero cuando parece que van a llegar a nuestro lado, se desvanecen. Corren cristales arriba mezclándose con los colores. Naranja, verde, rojo. Blanco.

Todavía no pareces del todo recuperada. La operación, seguramente. ¿No te notas algo perdida? Ya, nada diferente de aquel otro estado que tanto y tan bien recuerdas. Pero ya mejorarás. Es solo cuestión de tiempo. Ahora no eres capaz de distinguir con nitidez los contornos. No te preocupes. Le pasa a más gente. Disimulan pero tampoco reconocen el mundo que habitan. No te asustes. Sois multitud.

Mientras, descansa. Las luces son tenues, no molestarán más de la cuenta. Deja que pase el tiempo. Sabrá curar tus heridas. Los colores te revelarán los secretos y entonces lo entenderás. Desde tu habitación ya sé que no lo entiendes. Pero insisto, necesitas tiempo. La medicación surtirá efecto. Volverás. Volverás. No te inquietes.