Creo que he dado -al menos me sirve como explicación para mí- con una de las cuestiones clave de por qué la empresa tradicional no acaba de interesar al ciudadano medio. Bueno, claro, si no es como simple medio de subsistencia. Me parece que la empresa, en general, sigue viendo un mundo de enemigos. Sobrevalorar a la competencia genera la táctica de defenderse de ellos. Al enemigo, ni agua.
Las empresas no son felicianas. No van viendo por el mundo gente que puede ayudar. Lo que ven son potenciales enemigos. Algo parecido a lo que sucede con muchos departamentos de sistemas de información, que ven en el usuario un potencial enemigo. ¡Hay tantas cosas con las que nos puede joder! Así que el presupuesto básico de la empresa tradicional es abrir los ojos, desplegar las antenas y observar quién nos está jodiendo.
El principio de competición es omnipresente. Tanto en la estrategia (sólo hay que ver la idolatría al famoso El arte de la guerra, de Sun Tzu o el best-seller de Robert Green Las 33 estrategias de la guerra) como en la operativa cotidiana, la guerra es un buen símil para poner en movimiento a las tropas. Arengas, liderazgos carismáticos, una buena organización del operativo militar, una correcta distribución de responsabilidades. Todo ello para luchar contra el mal, representado en ese cabrón de competidor.
Claro que ahora, con el capitalismo emocional y la feminización cosmética de las tácticas empresariales, las cosas son más sutiles. Estamos en un nuevo tiempo donde la rapidez se traduce en guerrilla y las tormentas del desierto tienen más que ver con tumbarle al enemigo las comunicaciones. Bueno, o apagar Internet, por supuesto, mediante un botón rojo bien retrógrado pero infinitamente cool.
Desde luego que mira que es mala vida estar viendo todo el rato enemigos y gente que la va a querer meter. Ahí fracasan acuerdos de colaboración, tácticas conjuntas, uniones temporales, joint-ventures y cualquier otro artefacto antintura para la clase dirigente. De todas formas, lo que sucede bien parece que es «lo que tiene que suceder». A fin de cuentas, cuando el lucro anda de por medio cada cual parece sacar lo peor de su casa y las negociaciones son más bien evitar que te la cuelen.
Siempre he pensado que una forma de necesitar colaboración es hacerte artesano. Cuando eres tú mismo no queda sino colaborar con otra gente. No hay otra forma de hacer las cosas. Necesitas a tus iguales para prestar servicios. Cada cual sabemos unas poquitas cosas y necesitamos colaborar con otras personas que saben precisamente aquello que no sabemos. No queda otra: o haces red o feneces en el intento.
Así que por aquí creo haber encontrado una de las piedras filosofales básicas de la empresa abierta: se siente parte de un ecosistema donde tiene que colaborar con otras partes para que siga progresando. No hay otra opción: colaborar, colaborar y colaborar. Derivado de ello: no tiene mucho sentido proteger y tapar lo que sabes. Cuanto menos enseñas, menos aprendes.
Así que el escenario bélico en el que se mueve la empresa es lógico. Tanto macho cabrío mostrando atributos y vendiendo potencia no podía traer sino una consecuencia: lucha, cabrón. Y claro, debe ser jodido estar todo el día a hostias.
Me tengo que hacer mirar esto de soltar tantos tacos en un artículo. Va a ser que arrastro trazas de mi pasado guerrero. Claro, también yo vengo de ahí. Pero me estoy quitando, ahora «sólo me pongo de vez en cuando», que diría Robe.
————–
La imagen en Flickr es de entropia437.
14 comentarios
Bien escrito, como siempre. Realidad cotidiana, fiel reflejo de ella es el estilo que empleas, no dices «tacos» simplemente empleas el «lenguaje barriobajero» de taller.
A por ellos oe! A por ellos oe!
Huy creo que el espíritu de Shakira me ha contagiado 😉
Estoy de acuerdo en esa visión bélica que haces de la empresa tradicional, podemos ver estructuras jerarquizadas, dirigentes ejecutores, trabajadores combativos, obreros sacrificados…, pero debemos de olvidarnos de todas esas actitudes inhumanas…
Si realmente queremos un mundo diferente al anterior, ¡tenemos que accionarlo! mediante actitudes colaborativas. Como bien dices Julen, a los artesanos el colaboracionismo nos es natural, y siguiendo la conducta de las empresas abiertas que estáis investigando, tenemos que tejer redes de colaboración, crear nuestros propios ecosistemas, que posibiliten nuevas formas de trabajo, en aras de una economía democrática, y nuevas formas de vida, en aras de un mundo más humano 🙂
El lenguaje utilizado es nuestro estilo de expresión, si es en modo abierto es reflejo de lo que sentimos con lo que estamos contando, yo he vibrado con tu relato 😉
salud!
Efectivamente la metáfora guerrera se oye o se vive en bastantes empresas. La cosa es bastante ridícula porque la mayoría de las veces lo que surge es muchos menos heroico y épico que los «guerreros empresariales» gustan de imaginarse.
Ahora que estamos en tiempos de crisis lo que abunda en el país es una mezcla entre «The Office» y, por la parte guerrera, «El hundimiento», eso sí matizado con el estilo propio y localista de Paco Martinez Soria.
Hacerse artesano es una muestra de sanidad mental.
Un abrazote y felicidades por el post.
Muy bueno el Post y la referencia al campo de batalla,ya sabéis,cuidado donde se pisa, que también siembran los campos de minas ,los muy cabroncetes jaja
O sea que menos guerra y más red. Pues imaginaros que el último día del mes en vez del sueldo os dan un ramo de flores. Y al mes siguiente lo mismo… ¿No os haríais guerreros? Pues eso les pasa a las empresas. Cambiar la palabra «sueldo» de antes por «cuota de mercado» «ventas» o cualquier otra similar.
Pues eso. Seguir hablando de florecillas silvestres mientras medráis en el sistema capitalista. Contradicción in terminus.
También me recuerda el título de aquella temprana novela de Houellebecq
«Ampliación del campo de batalla» no de forma casual centrada en la empresa
@jemarba es que yo soy de margen izquierda y zona minera del Nervión, barriobajero a mucha honra 😉
@Josu, sí, pero ¿quiénes son ellos? Son tanta y tantos sitios, que a veces creo que esto de escribir es sólo una válvula de escape ante la imposibilidad del cambio real.
@Mike Iriodi eskerrik asko.
@Ramón, anda que mira que hay una buena colección de armamento empresarial… algún día tengo que hacer alguna recopilación. Al menos, me haré mis risas.
@Iván, es que la guerra no es lo nuestro 😉
@Julen Guerrero, no te falta razón, compañero. Mi escapatoria es el mundo paradójico.
Cooperar mejor que competir
[…] Así que puesto el objetivo, se enfila la senda del éxito y se nos dice que el camino será duro y lleno de batallas. Hay que joderse con la épica del management moderno. Y ahí, en la mierda, a […]
[…] en inglés) y suele producir sólidos vínculos sociales. Contrapone esto a la debilidad social del capitalismo contemporáneo, tan basado en el predominio de lógicas épicas, donde unos ganan y otros pierden, y sujeto a lógicas de escasez. Muy interesante también la […]
[…] de recetas para cocinar un auténtico sentido épico y testosterónico de hacer los negocios. Con armas y a sangre y fuego. A […]
[…] que las empresas han desarrollado un lenguaje épico. Retos y metas que conquistas sobre la base de grandes batallas por la competitividad donde el enemigo no merece ni agua. Claro, exagero, pero no me diréis que no es lo que predomina. Conviene excitar la motivación por […]
[…] en inglés) y suele producir sólidos vínculos sociales. Contrapone esto a la debilidad social del capitalismo contemporáneo, tan basado en el predominio de lógicas épicas, donde unos ganan y otros pierden, y sujeto a lógicas de escasez. Muy interesante también la […]