Mis historias en un i-talde de Innobasque

by Julen


Son mis notas de una reunión, una más, ¿demasiadas?

Ando moviéndome por un par de i-taldes dentro de las diferentes áreas de trabajo de Innobasque. Una de ellas tiene que ver con la conceptualización de la innovación social (apasionante, dicho sea de paso) y otra con la forma a través de la que cual se hace llegar a la sociedad una comunicación adecuada de qué cosa es la innovación. Hoy estoy en este segundo i-talde.

Segunda reunión de este i-talde. Blogueamos en directo, para ver si me sitúo. Por cierto, en este i-talde, entre otras caras conocidas, José Antonio del Moral, de Alianzo. Desde aquí pretendemos:

  • Aportar una estrategia de comunicación para legitimar la innovación en la sociedad.
  • Realizar un estudio cualitativo y cuantitativo para conocer mejor la percepción de la sociedad.
  • Adecuar las definiciones de innovación a los diferentes grupos sociales.
  • Transmitir a la sociedad qué se puede conseguir innovando.
  • Divulgar buenas prácticas: personas y organizaciones con actitudes y el análisis de por qué han tenido éxito.
  • Contar con los medios de comunicación como vehículo para la comunicación.

Dicho esto debatimos acerca del concepto de innovación. Claro: para comunicar a la sociedad hay que acordar el contenido de lo que vamos a comunicar. Fondo que enreda las formas. El concepto innovación es amplio, se escapa, fluye, admite diferentes formas líquidas, resbala entre los dedos. Quizá podamos subir un peldaño y decir que la web 2.0 la innovación es un estado mental.

Manejamos también una propuesta que ejemplifique la innovación de tal forma que «se parezca a Apple»:

  • que tenga líderes humanos, que empujan
  • que admiren el intento, equivocarse… y ¡acertar! también
  • que admire lo bello y se apasione por el diseño
  • que genere un sueño principal


El asunto se complica, ya veis. Quizá porque el concepto que manejamos nos conduce a un universo caótico, amalgamado con múltiples materias primas y realizaciones bien diferentes. Buscamos indicadores para saber qué tal hacemos las cosas. No sé, no lo veo claro. Creo que cada vez menos tenemos que acostumbrarnos a movernos en terrenos paradójicos. Esta idea se va a quedar a vivir conmigo.

Llegamos a considerar la segmentación de colectivos sociales a los que nos dirigiríamos: cómo nos acercaríamos para comunicar de forma diferente a diferentes grupos. ¿Es imposible? Queremos pensar que nuestros estudios cualitativos y cuantitativos nos van a ayudar a eliminar la complejidad. ¿Es imposible? Queremos poner el apellido a los diferentes colectivos para ¿dominar el mensaje? ¿Es imposible?

Hay quien nos traslada dos preocupaciones contundentes: ¿dónde están los jóvenes?, ¿cómo vamos a llegar hasta las personas de a pie, las que están de «mandos intermedios para abajo»? Y de ello se deriva que: no podemos construir innovación sin la juventud y que los medios de comunicación tradicionales no llegan a la persona de a pie. No sé si es mi interpretación o es lo que se dice.

Interesante reflexión: ¿cómo hacemos que un periodista se interese por una «buena noticia» y no caiga en las fauces de que la catástrofe mola más? Raro sentirme entre tanto enfoque periodístico. Al final, eso sí, surge la idea de que la comunicación vaya bastante más allá de los medios de comunicación tradicionales.

Y un aspecto final: seguimos funcionando con el paradigma del control y la supervisión. Es evidente.

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8 comentarios

M@k, el Buscaimposibles 10/06/2008 - 20:08

Ha sido leer «liderar» y ya me rechina todo. ¿Han oído hablar del «modelo Linux», donde no hay líderes? ¿Nadie se da cuenta de que tropecientas personas empujando llegarán más lejos que unos cuantos «líderes» empujando? En serio, qué cansinos somos (me incluyo).

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Jose A. del Moral 10/06/2008 - 20:55

Nos ha tocado el peor i-Talde. No lo dudes, Julen. Transmitir a la sociedad algo tan conceptual como la innovación es jodido de narices. Y más si la sociedad a la que te diriges pasa de todo porque vive muy bien. Como ha dicho alguien (no sé si eras tú o Andoni), la crisis nos va a venir muy bien para espabilar.

M@k, en este tipo de reuniones (y en una gran parte de la vida real) te das cuenta de que existen dos tipos de personas, frente al modelo Linux:
– Los que no tienen ni idea de esas cosas.
– Los que lo conocemos y creemos en él: no representamos ni el 1% de la sociedad.

Si queremos construir algo en esta sociedad, me temo que no queda más remedio que tener en cuenta también a los primeros y para ello hay que utilizar sus modelos. Las cosas irán cambiando, pero hay que tener paciencia.

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iarenaza 11/06/2008 - 09:19

M@k, no te equivoques. El «modelo Linux», si tiene líderes. El peso de las opiniones de Linux Torlvads, Andrew Morton, Ingo Molnar, David Miller, etc. no es el mismo ni de lejos que el de cualquier otro.

Que sea un liderazgo conseguido por vías diferentes a las «tradicionales» (básicamete es un modelo meritocrático, pero también hay mucho de «red social» -vamos, de amiguismo-) no quiere decir que no haya líderes.

Saludos. Iñaki.

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iarenaza 11/06/2008 - 09:20

Quería decir Linus Torvalds, obviamente 🙂

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M@k, el Buscaimposibles 11/06/2008 - 13:14

Hm, Iñaki, vale, aceptamos barco, pero aún queda mi segundo argumento.

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Julen 12/06/2008 - 04:22

M@k, Iñaki, los liderazgos emergen de la comunidad. La gente otorga reputación a determinadas personas, pero es muy diferente de que «un sistema» confiere poder a una persona. La emergencia de líderes parece una constante de la raza humana, pero no sé muy bien si un signo de las sociedades avanzadas no debería ser el de la ausencia de líderes.
jose, quizá es que es imposible trasladar un mensaje cuando competimos con un mar de información. Demasiado poder nos asignaríamos, ¿no?

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ricardo_amaste 16/06/2008 - 20:04

Quizá primero habría que definir el/los mensajes.
Después sería interesante entender al comunicación como un proceso de abrir distintas conversaciones y no como un proceso de adoctrinamiento propagandístico.
También debemos estar dispuestos/as a entender que lo que queremos comunicar no tiene por que resultar interesante para una parte importante de nuestro público objetivo y en vez de pensar que no tienen ni puta idea o que están aborregados (que quizá sea cierto), pensar en por qué pasa eso y tratar de utilizar eso para mejorar/evolucionar.
Creo que los árboles siguen sin dejarnos ver el bosque e incluso, seguimos viendo sólo árboles y nos olvidamos de arbustos, madrigueras, pequeños animalillos…

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Anonymous 16/06/2008 - 22:00

Si ciertamente estamos compitiendo en un «mar de información», ¿podríamos apostar por no informar, y dedicarnos a contar? Historias que nos seduzcan, aventuras que nos sugieran, ideas que nos ayuden a mirar al otro lado del poliedro. El tiempo nos ha enseñado que no hay doctrina emergente que no termine por parecerse demasiado a sus predecesoras.
Pkaltzada

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