Taladrino, el mando intermedio

by Julen


Es sólo una parodia y lo incluí hace unos días en una conversación digital con Lula, Muxfin y Telémaco, hablando de matrimonios entre wikis y blogs. Pues bien, he aquí todo un personaje: Taladrino, mando intermedio. Nada que envidiar al Botones Sacarino. Bueno, ejem… va a ser que sí: la sonrisa, la felicidad bobalicona, una contagiosa holgazanería y no sé cuántas cosas más.

El caso es que ¡he visto tantos! Nuestras empresas industriales han generado con el paso del tiempo pequeños esperpentos, no cabe duda. Han estirado a las personas hasta confundirlas con versiones de sí mismas. Entre ellas, el mando intermedio en un taller de una empresa no demasiado grande. Sí, Taladrino mando intermedio.

No obstante ya sabéis que hemos reivindicado aquí en más de una ocasión el valor de la taladrina: Fabbing, la vuelta a la taladrina, Cibercultura, demasiado lejos del metal o Reivindicando la empresa industrial. Pero, al mismo tiempo, reconocemos también algún que otro desarreglo hormonal en la organización de estos talleres de tornos, fresas y calibres. Así que, cogiendo inspiración (hasta donde me llegue) de la fauna inventariada por Lula en Sección Femenina, me permito aportar un granito de arena con este personaje salido de las oscuras profundidas de nuestros talleres. Sin acritud, ¿vale? A continuación desgrano sus características. Ya diréis si os lo habéis topado por esas empresas de dios.

El mando intermedio taladrino

  • Huele todo él a taladrina. Da igual la colonia, él usa «eau de taladrina«. De ahí, lógicamente, su apodo.
  • No tiene formación alguna, sólo la que le dio la vida. Y ni puta falta que le hace.
  • Juega al mus y potea.
  • La élite (o sea, sólo los más evolucionados de los taladrinos) apuesta en el frontón.
  • Tiene más de 45 años. Si tuviera menos es muy probable que no cumpla todos estos requisitos.
  • Es un hombre básico al que «la mujer» le saca la muda por la mañanas y, por supuesto, nunca ha ido a comprarse calzoncillos (que, por cierto, son de cartuchera).
  • Trabaja como un condenado, mete todas las horas del mundo en su fábrica.
  • Su frase favorita: «Ya no se hacen las cosas como antes».
  • Su mujer sabe que pillará una depresión tremenda cuando se jubile y le anda buscando un terrenito para lo de las lechugas y las cebollas. Las gestiones están avanzadas.
  • Si por él fuera los de calidad se iban al paro mañana mismo y se metían los documentos por el culo.
  • Sólo usa documentación manchada de grasa y escribe con lápiz de punta gorda. Evita discursos y prefiere las simples cruces o los números (nunca más allá de dos cifras).
  • Tiene cicatrices de guerra: le falta algún dedo, tiene quemaduras o cojea algo. Todo por la empresa.
  • Sólo tiene dos monos de trabajo, azules, porque no le hacen falta más. «La mujer» sabe que se la juega cada vez que los lava.
  • No quiere promocionar. Más arriba no se enteran de la fiesta (excepto su idolatrado gerente, en caso de que la empresa sea familiar).
  • Si le hubieran hecho pruebas psicotécnicas nunca hubiera sido seleccionado. Es porque las empresas no tienen ni puta idea.
  • Los ejemplos de dirección de personas los coge del fútbol o de la cuadrilla.
  • Tiene sus propias teorías sobre por qué las cosas son como son y por qué el mundo está cambiando.
  • Los chavales nuevos del taller flipan con él. Lo ven como un extraterrestre y les hace pensar qué cojones hacen trabajando en esta empresa.
  • La prevención de riesgos es una mariconada, cagüenlaostia. ¡Trae acá, que lo hago yo en dos minutos! (explica lo del dedo que le falta).
  • Es de los que piensa que ya no se hacen calendarios (de los de colgar) como los de antes.
  • Hay subgéneros dentro del prototipo: cabrón, padre, correveidile, stajanovista, dictador benévolo…
  • Tiene un coche de verdad, de los de antes, no como los de ahora, que ya no puedes ni meterle mano ni ná de ná.
  • En su próxima reencarnación volvería a ser mando intermedio taladrino.


¿Y ahora qué? Pues no se sabe lo que será de este tipo de gente. El ordenador les pilló tarde y su mundo es físico: grasa bajo las uñas y la camisa arremangada. Lo digital no es para ellos. Así que habrá que esperar acontecimientos. Es asunto delicado, porque muchas empresas se los quieren cargar. Delicado asunto.

Este tipo de gente se da, sobre todo, en empresas industriales de cierta antigüedad (más probable si ya funcionaban en los años 60), con no más de 150 personas y trabajo a relevo. Los he visto a patadas y siempre me generan una mezcla de sentimientos. En realidad sé que lo que escribo puede tener una interpretación absolutamente cruel. En mi caso no sé si me generan miedo, ternura o simples alucinaciones micológicas. Claro que están en peligro de extinción y no sé si debieran proponerse políticas conservacionistas o al menos meter a alguno en formol para prácticas en las escuelas de alta dirección.

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9 comentarios

Telémaco 18/09/2007 - 07:54

Con lo de meter uno en formol te has pasado 😉

… imagínate la mezcla de olores entre la taladrina y el formol.

Además otra de sus características es que son imputrescibles.

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Pablo Romanos 18/09/2007 - 08:23

Vaya pedazo de descripción. A medida que lo iba leyendo aparecián recuerdos de gente que tenia olvidada o enterrada en mi memoria.

Si esta noche no duermo será por tu culpa 😉

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Rafael R. Lopez 18/09/2007 - 12:17

Muy buena la caricatura, pero ¿Cómo sería un mando intermedio en una empresa TIC? ¿Te atreves?
Por cierto ¿Por que publicas un comentarió anónimo tan despectivo? no se que pensarán los demás, pero en mi opinión no aporta nada y daña la sensibilidad del lector. Aunque, por otro lado, supongo que no te queda otra alternativa «democrática» que dejar al aludido que se exprese con libertad 😉

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tic616 18/09/2007 - 13:05

Yo conocí uno en un proyecto y acabó mal. A gritos con el nuevo director de operaciones primero, seguidamente de baja por depresión y finalmente en la calle indemnizado. Suerte que le faltaba muy poco para jubilarse.

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Julen 18/09/2007 - 16:15

telémaco, es que me temo que las escuelas de negocios se saltan este capítulo.
pablo, que no, que no, que seguro que duermes bien. Entre este tipo de mando siempre los ha habido con mucho sentido común. Es la parte contradictoria de un estereotipo: alberga personajes que se salían de la norma por lo buenos.
rafael, quizá podamos describir la figura de jefe de proyecto. Me temo que es una reedición de este perfil.
Respecto al anónimo, lo hago desaparecer. Como bien dices, no nos aporta nada.
tic616, si has tenido contacto con pymes industriales y te ha tocado «bajar a la arena» te lo has tenido que encontrar.

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unantonio 18/09/2007 - 16:33

Muy bueno Julen
Siem pre me río cantida contigo
La realidad no se puede encuadrar, y pior los resquicios (no he dicho esquinas, ojo) se escapan mucho talento y oportunidades.

Gente como Talandrino, que no exiten en las nuevas generaciones, levantan el País, en vez de corrupción y pelotazo, tantos.

Suerte y talento, no faltan.
Enhorabuena por tu optimismo, eres bálsamo:)

Ps; El anónimo, mal. Creo conocerlo:P

Abahjo las Banderías¡
A ver si escribimos menos más

a.

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unantonio 18/09/2007 - 18:11

Quería decir; Arribalas Banderas¡
Puto imbécil el pasiano de Bermejo.y gilipollas.

Pero vamos, ya hay un Talandrino a quien no le importa.

Salu2

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Lula Towanda 18/09/2007 - 21:03

Jo! llego tarde y no he podido leer el comentario del anónimo con lo cotilla que soy. He estado esta mañana en el congreso de los diputados y se me ha acumulado el trabajo tan «creativo» que hago últimamente.

Para mi el taladrino es la representación del trabajador fiel y comprometido con su empresa. Con personas así se levantan los negocios y se mantienen.

Ahora las escuelas de negocios enseñan otras cosas y el taladrino no les encaja en los ppt. Veremos la cosecha de tales enseñanzas dentro de unos años.

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Gustavo Ruiz 19/09/2007 - 11:36

Pues a mi me gustan. Y considerando el fracaso escolar europeo y el número de pymes, creo que irán en crescendo, aunque cambien el mono por la chapa de «encargao tienda».
Me gustan y mucho. Son reales, a diferencia de otras especies más maduras cerebralmente y mucho más peligrosas.
Un artículo precioso.

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