Martes y jueves de esta semana he dormido en Oñati. Lo suelo hacer en el Hotel Soraluze, que me parece un sitio con mucho encanto. El caso es que el martes tenían estropeada la impresora. Así que quedaron en que me enviaban la factura por correo postal más adelante. El jueves -que no tenía pensado dormir allí- decidí a media tarde que mejor lo hacía por aquello de ahorrar kilómetros. Tenía que seguir trabajando por la zona hoy viernes.
Al llegar a la recepción el jueves, el joven de la recepción me dijo: «Ah, Julen, estás por aquí otra vez. Qué bien, así te doy la factura en mano». Como de toda la vida, oye. Me tuteó, me llamó por mi nombre, Julen. Y yo, claro está, me subí a la habitación con una sonrisa en los labios. Simple atención al cliente: sin preguntar quién eres, acordarse de ti y llamarte por tu nombre: simple y efectivo.
4 comentarios
A lo mejor lee tu blog…
En algunos entornos eres un VIP 🙂
Puritito marketing relacional, y seguramente inconsciente, es decir, el mejor y más efectivo.
lula, ni se me ocurriría pensarlo.
Juan J., sí. Otro día a ver si se lo explico para que… sepa lo que hace, ja ja.
Yo pensé lo mismo que Lula.